Los países acuerdan una hoja de ruta para la financiación de la protección de la biodiversidad
El objetivo global que los Estados acordaron en 2022 planteaba llegar a los 200.000 millones anuales en 2030, pero se necesitaba establecer los mecanismos que ahora se han negociado
Los delegados de los casi 200 países reunidos en Roma para cerrar la edición número 16 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad, conocida por las siglas COP16, han logrado en la madrugada del jueves al viernes un acuerdo que incluye, como se esperaba, el establecimiento de un estrategia para obtener financiación internacional para la protección de biodiversidad y frenar su pérdida. Esta conferencia ...
Los delegados de los casi 200 países reunidos en Roma para cerrar la edición número 16 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad, conocida por las siglas COP16, han logrado en la madrugada del jueves al viernes un acuerdo que incluye, como se esperaba, el establecimiento de un estrategia para obtener financiación internacional para la protección de biodiversidad y frenar su pérdida. Esta conferencia arrancó a finales de 2024 en Cali bajo la presidencia colombiana. Pero se tuvo que suspender sin un acuerdo sobre la financiación, el punto en el que habitualmente encallan las citas medioambientales que se celebran bajo el paraguas de la ONU. El martes se retomó la COP16, esta vez en la sede de la FAO en Roma, y en la madrugada de este viernes las conversaciones “concluyeron con éxito”, según un comunicado del secretariado del Convenio sobre Diversidad Biológica, el tratado de 1993 bajo el que se celebran estas citas y que han firmado 195 países.
A finales de 2022, en la COP15 de la biodiversidad celebrada en Montreal, se consiguió acordar un tratado que busca revertir la pérdida de biodiversidad que asola el planeta y de la que es responsable principalmente el ser humano. El acuerdo comprometía a sus firmantes a que en 2030 el 30% de las “zonas terrestres, aguas continentales y costeras y marinas” se “conserven y gestionen eficazmente mediante sistemas de áreas protegidas”. La ONU estima que en estos momentos alrededor del 17% de la superficie terrestre y el 10% de la marina están bajo protección. Aquel acuerdo de 2022 incluía, además, el compromiso de movilizar para finales de esta década al menos 200.000 millones de dólares anuales en financiación nacional e internacional (desde fuentes públicas y privadas) para acciones relacionadas con la biodiversidad. Además, los países desarrollados debería poner sobre la mesa en 2025 al menos 20.000 millones de dólares anuales de “los flujos financieros internacionales” hacia los países con menos recursos, que en muchos casos son los que atesoran la mayor biodiversidad planetaria. En 2030, esa cantidad deberá llegar a los 30.000 millones de dólares anuales. Pero, como ocurre en el caso de la financiación internacional de la lucha contra el cambio climático, la falta de garantías de cómo se movilizan esos fondos enfrenta a los países con menos recursos con los más ricos.
En la COP16, la primera cumbre desde que se alcanzó el acuerdo de Montreal, debía establecer esas garantías y trazar la ruta para esa financiación contra la pérdida de biodiversidad. La estrategia adoptada “identifica una amplia gama de instrumentos, mecanismos e instituciones que podrían aprovecharse para movilizar los fondos necesarios para la implementación del ambicioso Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal”, señala el comunicado oficial de cierre de la cumbre. “Esto incluye financiamiento público de gobiernos nacionales y subnacionales, recursos privados y filantrópicos, bancos multilaterales de desarrollo, financiamiento combinado y otros enfoques novedosos”, se añade. Además, se han sentado las bases para que se establezca un mecanismo de financiación específico bajo control del Convenio sobre Diversidad Biológica para la aplicación del acuerdo de Montreal de 2022, una de la reivindicación de muchas naciones del Sur Global.
Pese a que la mayoría de la ONG medioambientales han aplaudido el cierre de la COP16, muchas han lamentado la debilidad de lo acordado. Karla Maass Wolfenson, de la organización ecologista CAN América Latina, ha criticado que los “recursos” para proteger la biodiversidad “no están sobre la mesa”. “A pesar de los acuerdos alcanzados en la sesión de cierre de la COP16 sobre un posible mecanismo exclusivo para la biodiversidad, aún no existe claridad sobre cómo se atenderá la brecha de financiamiento ni sobre cómo garantizar el acceso de los pueblos indígenas a estos recursos”, ha añadido.
Pero tanto los ecologistas como el secretariado de este convenio han resaltado la importancia de que los casi 200 países que forman parte de este tratado se hayan puesto de acuerdo “en estos tiempos turbulentos”, en palabras de Brian O’Donnell, de la ONG Campaign for Nature, quien ha calificado de “inspirador” que los países superen sus diferencias para “alcanzar una solución compartida”. “Los resultados de esta reunión muestran que el multilateralismo funciona”, ha afirmado Astrid Schomaker, secretaria ejecutiva del Convenio sobre la Diversidad Biológica. “Solo trabajando juntos podemos hacer realidad la paz con la naturaleza”, ha añadido Susana Muhamad, presidenta de la COP16 y ministra de Medio Ambiente de Colombia.
Al mencionar el contexto complicado en el que se han desarrollado estas conversaciones todos miran a Estados Unidos y a la irrupción de Donald Trump, que tiene en el punto de mira muchos acuerdos medioambientales, como el Acuerdo de París. Sin embargo, en el caso de estas conversaciones que se han cerrado en Roma este viernes, EE UU no estaba presente porque es uno de los pocos países del mundo que no han ratificado el Convenio sobre Diversidad Biológica. Pero, aunque no lo ratificara, en los últimos años sí había contribuido a la financiación internacional de la protección de la biodiversidad, algo que no ocurrirá con Trump.
Donde sí está dando un claro y patente paso atrás Estados Unidos es en la lucha contra el cambio climático. La Casa Blanca ya ha presentado ante la ONU el escrito para dejar el Acuerdo de París, una salida que se hará efectiva en enero de 2026, y en otros foros relacionados con la lucha contra el calentamiento global ha ordenado a los representantes de las agencias federales que no participen. Es lo que ha ocurrido en la reunión en Hangzhou, China, del IPCC, el panel internacional de científicos que fija las bases sobre el conocimiento del cambio climático. El Gobierno de Trump ha ordenado a los científicos de las agencias federales que no participen en esos encuentros.