Expertos culpan a los combustibles fósiles de las últimas olas de calor que golpean a la región mediterránea

Mientras los juegos en París se tienen que adaptar a las altas temperaturas, en Zaragoza se bate un récord de noches tórridas: no se bajó de los 28,1 grados

Paris 2024 Olympics - Archery - Invalides, Paris, France - July 30, 2024. Spectators cool off in the hot weather before the start of the archery REUTERS/Benoit Tessier TPX IMAGES OF THE DAYBenoit Tessier (REUTERS)

“A menos que el mundo deje de quemar rápidamente combustibles fósiles, estos eventos [en referencia a las olas de calor] se volverán más calientes, más frecuentes y más duraderos”, advierte un análisis del World Weather Attribution (WWA)...

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“A menos que el mundo deje de quemar rápidamente combustibles fósiles, estos eventos [en referencia a las olas de calor] se volverán más calientes, más frecuentes y más duraderos”, advierte un análisis del World Weather Attribution (WWA), un grupo de expertos internacionales especializado en elaborar informes rápidos de atribución de eventos extremos al cambio climático. En este caso, su estudio se refiere a las olas de calor que la región mediterránea ha padecido durante los últimos días de julio para concluir que “las temperaturas extremas registradas” habrían “sido prácticamente imposibles sin el calentamiento provocado por los combustibles fósiles”. Cuando el petróleo, el gas y el carbón se queman para producir energía emiten los gases que se terminan acumulando en la atmósfera y sobrecalentando el planeta e incrementando los fenómenos meteorológicos extremos.

Las altísimas temperaturas están dejando ahora, por ejemplo en París, un reguero de imágenes de espectadores y atletas sofocados durante los Juegos Olímpicos, que se han tenido que adaptar. Hasta el punto de que algunas pruebas al aire libre han tenido que permitir pausas para que los deportistas se refresquen. Mientras, buena parte de España vive desde el martes y previsiblemente hasta este jueves la tercera ola de calor decretada por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en menos de dos semanas. Se suceden las tórridas noches y varios récords de temperaturas se han roto. En la estación de medición del aeropuerto de Zaragoza, por ejemplo, la noche del martes al miércoles no se bajó de los 28,1 grados Celsius. Es la mínima más alta desde que arrancan los registros de esta instalación en 1951 y se ha batido por mucho el anterior récord, que era de 25,7 grados en agosto de 2023. La estación de Barcelona-Fabra también marcó la máxima más alta en un siglo el martes: 40 grados, 0,2 más que el anterior récord, de 1982.

Pero las olas de calor van más allá de España y Francia, también han golpeado durante la segunda parte de julio a Grecia, Italia, Portugal, Marruecos... “Estas olas de calor, que antes eran imposibles, ahora son relativamente comunes debido al calentamiento causado por el hombre, y se espera que ocurran aproximadamente una vez por década”, señala el análisis exprés del WWA. Y advierte: a más calentamiento “se volverán aún más frecuentes”. Por eso instan a dejar de quemar los combustibles fósiles rápidamente. En la última cumbre del clima de la ONU, celebrada en noviembre pasado en Dubái, los representantes de los casi 200 países que participaron en las negociaciones cerraron un texto final en el que se aboga por “dejar atrás” los combustibles fósiles. Algo muy parecido sostuvo el IPCC, el grupo de expertos internacionales que radiografían el cambio climático periódicamente bajo el paraguas de la ONU, en su última gran revisión del conocimiento científico sobre esta crisis, rematada el pasado año. El IPCC explicaba que para evitar los efectos más catastróficos del cambio climático se necesitan reducciones muy profundas —en algunos casos del 100%― del uso del carbón, el petróleo y el gas en los próximos 25 años.

El grupo de expertos de WWA sostiene también en su análisis que las temperaturas extremas alcanzadas en julio en Europa “habrían sido prácticamente imposibles si los humanos no hubieran calentado el planeta”. Según explican, en 2023 ya analizaron episodios extremos de calor en Europa similares a esta registradas en abril y julio y concluyeron también que “habrían sido prácticamente imposibles sin el cambio climático”. Además, calcularon que las olas de calor eran ya entre 1,7 y 3,5 grados Celsius “más calientes en comparación con un mundo preindustrial”, cuando la humanidad empezó a quemar combustibles fósiles a gran escala.

Coincidiendo con la sucesión de olas en la región mediterránea, en el conjunto del planeta también se registraron la semana pasada los cuatro días más calurosos hasta la fecha. Para encontrar el anterior no hace falta retroceder mucho: fue en julio de 2023. Además, los últimos 13 meses han sido los 13 meses más cálidos registrados hasta ahora también en el conjunto de la Tierra, según la última actualización realizada por el servicio europeo Copernicus.

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