El ‘Gran Hermano’ que vigilará las fugas de metano de la industria petrolera ya orbita alrededor de la Tierra
Una ONG recauda 88 millones de dólares para lanzar un satélite que controlará las emisiones de este potente gas de efecto invernadero
La lucha contra el metano —responsable de alrededor del 25% del calentamiento global registrado en el planeta desde la era preindustrial— se ha situado en ...
La lucha contra el metano —responsable de alrededor del 25% del calentamiento global registrado en el planeta desde la era preindustrial— se ha situado en el centro de la agenda climática internacional en los últimos años. Y desde esta semana cuenta con un aliado que será determinante: MethaneSat, el primer satélite puesto en órbita sin fines comerciales diseñado específicamente para detectar fugas de metano. El proyecto lo ha desarrollado la ONG estadounidense Fondo de Defensa Medioambiental (EDF, sus siglas en inglés), que hace seis años logró cerrar una alianza entre activistas y científicos para ponerlo en marcha. Se ha requerido una inversión de alrededor de 88 millones de dólares, que EDF ha recaudado del Gobierno de Nueva Zelanda y de varias fundaciones, como la Bezos Earth Fund. El satélite fue lanzado la noche del lunes y se espera que esté operativo a partir de este verano.
“Cuando pensamos en el cambio climático, nuestra mente se va al dióxido de carbono”, explica el científico Daniel Zavala. “Pero hay otros gases como el metano que en las primeras décadas después de ser emitidos son mucho más potentes en su efecto de calentamiento. Queremos visibilizar este problema invisible”, recalca Zavala, que lidera el equipo de ciencia del metano de EDF.
Que este gas sea invisible para el ojo humano contribuye a que las grandes fugas (intencionadas o accidentales) ligadas a la extracción de petróleo, gas y carbón pasen desapercibidas y queden impunes. Contra eso quiere luchar el proyecto MethaneSat, que “mapeará el 80% de la producción mundial de petróleo y gas”, detalla Zavala. Los datos de las 25 regiones planetarias donde se ubican los principales yacimientos que se controlarán a diario se ofrecerán en abierto, cualquiera los podrá consultar. Pero, además, este proyecto también contribuirá a alimentar la red de alerta de grandes filtraciones nacida bajo el paraguas del programa de protección del medio ambiente de la ONU.
El denominado Observatorio Internacional de Emisiones de Metano (IMEO, sus siglas en inglés) se creó en 2021 y cuenta en estos momentos con un sistema de alerta de grandes fugas que también emplea datos de satélites de agencias espaciales públicas, pero que no fueron diseñados específicamente para controlar este gas como ocurre con MethaneSat. “Es muy emocionante que una ONG lance por primera vez en el mundo un satélite pensado para controlar el metano en el sector del petróleo y el gas”, valora Manfredi Caltagirone, director del IMEO, que resalta la contribución clave que supondrá este proyecto para el observatorio que lidera y la red de alertas. Caltagirone añade: “La transparencia está cambiando las reglas de juego de esta batalla por controlar las emisiones de metano”.
El físico Luis Guanter, que lidera un grupo de investigadores de la Universitat Politècnica de València (UPV) que se ha especializado en la identificación de las grandes filtraciones de metano y que también colabora con EDF, explica que en estos momentos hay otros satélites con capacidad de detectar el rastro de las megafugas. Pero no existe ninguno sin fines lucrativos que se haya diseñado específicamente para este gas y que, además, vaya a ofrecer los datos en abierto. Además, otra de las características que lo hacen único es que es capaz de detectar tanto “las fugas puntuales como las difusas”.
Las puntuales son aquellas grandes filtraciones que normalmente se producen en las explotaciones de petróleo y gas y que dejan un rastro en forma de penacho que se puede detectar a través de los satélites. Las difusas son vertidos numerosos, pero más pequeños, como los que generan los campos de arroz, los vertederos y explotaciones ganaderas, señala Guanter. El nuevo satélite puede analizar cuadrículas de 40.000 kilómetros cuadrados en busca de esas filtraciones difusas.
Aunque el fin principal de MethaneSat es el control de las infraestructuras de petróleo y gas, también tendrá una pata dedicada al monitoreo de las emisiones que generan la agricultura, la cría de ganado y la producción de arroz. Esa área de investigación estará liderada por un grupo de científicos de Nueva Zelanda, que resaltan que este es el “primer satélite” capaz de “cuantificar las emisiones agrícolas difusas, debido a su alta precisión y resolución espacial”. Un estudio de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) estimaba hace unos años que el 40% de las emisiones mundiales de metano provienen de fuentes naturales, principalmente los humedales. El 60% restante está ligado a las actividades humanas: casi un 25% se corresponde con la agricultura y la ganadería, otro 21% se debe a los combustibles fósiles y otro casi 12% a los residuos.
Sin embargo, cuando se baja al detalle no se conocen exactamente los emisores. En el sector energético, por ejemplo, Zavala explica que se sabe que se “emiten unas 100 millones de toneladas al año de metano”. “Pero no sabemos claramente quienes son los responsables”, añade este experto. Gracias a este nuevo satélite se podrá rastrear la huella de metano, por ejemplo, de los combustibles que importa la Unión Europea, una trazabilidad que las instituciones comunitarias están interesadas en conocer para tomar medidas. “Cuando se conoce dónde se producen las emisiones se sabe dónde se debe actuar”, sostiene Zavala.
Caltagirone recalca que una de las claves de la lucha contra el cambio climático son los datos. “Es necesario que haya información directa, creíble y transparente para que puedan actuar las compañías, los gobiernos, la ONG, los medios de comunicación...”, añade el director del IMEO.
Uno de los proyectos más importantes que tiene en marcha este observatorio es la red de avisos de grandes fugas, que se verá beneficiada por el nuevo satélite. Itziar Irakulis-Loitxate, investigadora también de la UPV y una de las colaboradoras de esa red de alertas, explica que este es “el primer sistema en el mundo para detectar emisiones grandes y alertar a los gobiernos y las compañías”. En estos momentos, está centrado en las explotaciones de petróleo y gas, pero dentro de poco se incorporarán los yacimientos de carbón, que también son una fuente importante de fugas. Desde enero de 2023, han notificado 187 emisiones a gobiernos y empresas.
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