El responsable de clima de Copernicus, tras el verano más cálido jamás registrado: “No es un caso aislado, forma parte de un patrón”

Carlo Buontempo advierte de la alta probabilidad de que volvamos a vivir estíos extremos los próximos años

Carlo Buontempo, director del Servicio de Cambio Climático de Copernicus, de la Unión Europea.CRISTÓBAL CASTRO

Este verano meteorológico (junio, julio y agosto) ha sido de récord en el planeta, como ha confirmado en un informe especial este miércoles el Servicio de Cambio Climático de Copernicus, que forma parte del Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea y que se ha convertido en uno de los organismos de referencia int...

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Este verano meteorológico (junio, julio y agosto) ha sido de récord en el planeta, como ha confirmado en un informe especial este miércoles el Servicio de Cambio Climático de Copernicus, que forma parte del Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea y que se ha convertido en uno de los organismos de referencia internacionales a la hora de monitorizar el calentamiento global y los eventos extremos asociados a esta crisis. Carlo Buontempo (Roma, 50 años) es el director de este servicio y advierte: “La probabilidad de ver otros veranos extremos en los próximos años es muy alta”. “Lo raro sería ver un año muy frío, sería algo inesperado”, añade en esta entrevista telefónica con EL PAÍS para abordar este boletín que Copernicus publica este miércoles.

Pregunta. ¿Este verano ha sido el más cálido jamás registrado en el planeta?

Respuesta. Sí, y mirando los gráficos se nota también que la diferencia entre este año y los otros es muy grande. Es igual a lo que pasó en julio, que fue tan caluroso que se convirtió en el más cálido de siempre. Ahora vuelve a pasar lo mismo, la diferencia es muy clara a nivel global y hemos tenido los meses de junio, julio y agosto combinados más calurosos.

P. Cuando se dice que es el verano más caluroso jamás registrado, ¿a qué nos referimos? ¿Cuánto tiempo atrás nos podemos remontar?

R. Los datos que nosotros utilizamos y nuestros análisis comienzan en enero de 1940, con lo que estamos hablando de 83 años. Pero si miramos lo que dice el IPCC [el Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático] o la literatura científica en tema de datos paleoclimáticos, es muy probable que no se haya registrado o grabado un verano tan caluroso en mucho más tiempo. No tenemos los datos directamente, pero es muy probable que sea como ocurrió en julio, que fue el mes más caluroso de nuestra historia.

P. La NOAA de Estados Unidos [agencia que monitorea las condiciones de océanos y atmósfera] se remonta a 1850, pero justamente este verano algunos científicos han hablado de que puede ser el récord de temperatura en los últimos 120.000 años...

R. Eso es algo que no decimos nosotros, porque la filosofía de Copernicus es la de dar acceso a los datos que están detrás de nuestros informes, para que cualquier persona pueda acceder gratuitamente. No tenemos en el catálogo los datos paleoclimáticos, con lo que no hacemos una declaración directa sobre eso. Pero el conocimiento científico, los informes de la IPCC y todos los artículos que se han ido publicando nos permiten pensar que es muy probable que este sea uno de los veranos más calurosos de nuestra historia en el planeta.

P. ¿Qué es lo que ha ocurrido este verano para que se produzca una anomalía tan grande?

R. Hay muchos factores, aunque lo que está detrás de estos récords es el calentamiento global, que está haciendo que estas temperaturas se vayan superando cada año y cada vez de manera más frecuente. Pero si vamos a analizar un poco lo que ha pasado este 2023, podemos ver que en el Pacífico empezó El Niño. La Organización Meteorológica Mundial declaró a principios de julio que estábamos en territorio de El Niño, con lo cual tenemos una masa de agua en el Pacífico que está por encima de su temperatura normal. Pero esto no ha sido un caso aislado, porque una buena parte del Atlántico desde el final de junio hasta una buena parte de julio (y en alguna zona también en agosto) tuvo una temperatura más alta de lo habitual. Y la tercera cosa que también juega un papel importante es que el mar de la Antártida, el océano Austral, este año tuvo una anomalía de hielo marino bastante importante, la más grande que nunca vimos. Hay muchos factores. Pero no es un caso raro o aislado, forma parte de un patrón de calentamiento generalizado del clima. Y podrá volver a pasar el próximo año o en dos o tres años.

P. Algunos expertos añaden también la posible influencia del volcán Hunga Tonga y del vapor de agua que ha inyectado en la atmósfera. ¿Es correcto?

R. Sabemos que probablemente el volcán inyectó muchísimo vapor de agua en la atmósfera, y tuvo un impacto, por ejemplo, en la química del agujero de ozono sobre la Antártida. El mecanismo físico que hay detrás tiene sentido: se sabe que inyectar vapor de agua en la estratosfera puede tener un impacto importante sobre el clima. Pero no creo que nadie haya hecho un cálculo bien hecho para saber cuánto ha influido en las temperaturas de ahora. En un nivel teórico sí que es posible, pero no puedo cuantificarlo.

P. En el informe que han presentado este miércoles se aprecia que los últimos nueve veranos han sido los nueve veranos más cálidos registrados hasta ahora. ¿Qué nos dice esto de lo que estamos viviendo?

R. Nos dice que estos extremos no son una fluctuación casual o un caso raro de la estadística, sino que encajan perfectamente en un patrón de calentamiento global. Sería muy, muy, muy improbable este agrupamiento de extremos en pocos años si no fuera por este calentamiento del sistema global del que somos muy responsables los humanos. Claro que por encima de este calentamiento hay fluctuaciones, que pueden ser volcanes, que pueden ser El Niño u otras cosas, pero el calentamiento está clarísimo. Con lo que la probabilidad de ver otros veranos extremos en los próximos años es muy alta. Lo raro sería ver un año muy frío, sería algo inesperado.

P. Otro dato muy llamativo del informe es el de la temperatura del agua de mar, que también está en niveles récord.

R. Sí, absolutamente. Y ha sido bastante generalizado. En el Mediterráneo ha podido ser un poco menos que el año pasado. Pero también tuvimos un momento de temperaturas muy altas en el Mediterráneo occidental durante el verano. Creo también que es igual de interesante y preocupante analizar cómo el nivel del mar está subiendo, tanto por el efecto del derretimiento del hielo como por el efecto del calentamiento del agua. Es un efecto que se detecta de manera muy clara.

P. ¿Qué papel desempeña este calentamiento del agua en fenómenos como los que estamos viendo, con estas tormentas brutales en España o Grecia?

R. En Grecia es aún peor y parece que es un evento de verdad muy extremo, peor que la dana [depresión aislada en niveles altos] que ha afectado a España en los últimos días. Son efectos localizados y esas danas existían antes y seguirán existiendo. Pero la temperatura del mar ha ido subiendo y, al subir, la atmósfera puede contener más vapor. Hay un argumento teórico termodinámico que indica que eso implica una mayor probabilidad de precipitaciones muy intensas. A nivel de observaciones, en algunos lugares, en algunas regiones, sí que se nota esta tendencia. Es el caso de Europa. En la zona mediterránea aún no se nota de manera muy clara, por lo que hay que analizar caso por caso. Pero sí hay una explicación teórica bastante clara que indica que el potencial de estos eventos extremos en cuanto a la precipitación extrema está subiendo.

P. Parece que el Mediterráneo en general y Grecia en particular han sido este verano el punto cero de la crisis climática con esos incendios pavorosos y ahora las torrenciales lluvias.

R. Sí, Grecia ha estado especialmente afectada con los incendios de julio y ahora esta tormenta superintensa y extrema. Pero hay que tener en cuenta que muchas veces se tiende a considerar solo lo que miramos, y solemos mirar a donde pasan cosas. Cuando no hay eventos extremos no se comentan. Por ejemplo, la temporada de incendios en la península ibérica este año ha sido más normal, no tan extrema, igual que en el norte de Italia. Siempre hay un riesgo de sobreatribuir al cambio climático todo lo que vemos y en algunos casos sí que se puede hacer, pero en otros se tiene que poner un poco de cuidado.

P. ¿Qué le parece el término “ebullición global” que empleó el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, este verano para hablar del cambio climático?

R. Claramente, el agua no está hirviendo en este momento, por lo que a nivel técnico, como científico, no puedo compartir esta definición. Pero entiendo que su papel es diferente del mío. Él tiene que movilizar a la opinión pública y a los políticos durante la preparación de la cumbre del clima y a veces hacer un titular muy llamativo, muy emotivo, puede funcionar. No es una crítica, es que tenemos trabajos distintos.

P. Con los datos que tienen ya en Copernicus, ¿cree que 2023 será también el año más caluroso jamás registrado?

R. Aún no lo podemos saber seguro, pero ahora estamos como 0,01 grados por debajo de 2016, que fue el año más caluroso registrado hasta ahora. Considerando también que El Niño está subiendo, yo creo que hay una buena posibilidad de que este año sea el más caluroso de siempre. No es todavía algo que sepamos con certeza, pero es un escenario probable.

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