El oso blanco y otros clásicos
Algunos clásicos de los acertijos lógico-matemáticos siguen dando juego e invitando a nuevas aproximaciones
Sobre el primer problema de ajedrez de la semana pasada, he aquí lo que comenta nuestro “usuario destacado” Salva Fuster:
“Respecto al problema ajedrecístico que propuso Manuel, la máquina sí que es capaz de hallar el mate en 2 jugadas, pero debemos especificar en la configuración que no se le permite el enroque. Es una opción de configuración que el programa podría detectar como no válida, pero por lo que parece, no se contempla en el algoritmo, pues si las posicio...
Sobre el primer problema de ajedrez de la semana pasada, he aquí lo que comenta nuestro “usuario destacado” Salva Fuster:
“Respecto al problema ajedrecístico que propuso Manuel, la máquina sí que es capaz de hallar el mate en 2 jugadas, pero debemos especificar en la configuración que no se le permite el enroque. Es una opción de configuración que el programa podría detectar como no válida, pero por lo que parece, no se contempla en el algoritmo, pues si las posiciones de la torre y el rey son las de partida, independientemente de que se hayan podido mover, se deja la opción de permitir el enroque o no”.
Detrás de una gran máquina que no llega suele haber un humano que se pasa (de listo).
Y añade Fuster en otro comentario: “Respecto al problema de Greco, me parece que hay malas noticias para los supremacistas humanos, pues he probado el análisis de Stockfish (me parece que la versión 11, que es mucho menos potente que la actual) y sí que llega a las tablas empezando las negras”.
¿Y cuál es la estrategia entabladora de las negras? Su primera jugada está clara: 1… Ra1+, salvando así la torre amenazada y dando jaque. Las blancas intentarán cambiar piezas para llegar con sus dos peones de ventaja a un final ganador, así que harán gustosamente su única jugada posible, que es interponer la torre: 2. Rf1… Y, contra todo pronóstico, las negras optan por el cambio y juegan 2… Rxf1, capturando la torre blanca. Con ello parecen estar siguiendo la estrategia de las blancas, y sin embargo… Dejo amis sagaces lectoras/es la continuación de la famosa partida del Calabrés.
En el último problema de la semana pasada, el rey blanco tiene que trasladarse pacientemente hasta f1 para apoyar a la torre en un traslado zigzagueante hasta a1. Así, si un peón negro come la torre, el rey blanco lo come a su vez y el cambio le favorece, y si la torre no es comida puede abrirse paso por la primera columna al retirarse el alfil blanco.
Osos, balas y balanzas
Y puesto que hemos revisados algunos clásicos de los problemas de ajedrez, sigamos en la misma línea clasicista. He aquí tres temas bastante antiguos, pero a los que es posible acercarse de una manera nueva:
1. En este conocido acertijo se suele preguntar de qué color es el oso, pero en este caso lo revelaré de entrada: te encuentras con un oso blanco adormilado y, temiendo que pueda despertar hambriento, huyes hacia el norte. Tras recorrer 10 kilómetros en esta dirección, haces otros 10 hacia el este y luego 10 más hacia el sur… y compruebas con horror que has vuelto al punto de encuentro con el oso, que ya no está dormido. ¿Puedes decir dónde te devorará?
2. Otro tema clásico es el del empaquetamiento de esferas, cuestión de gran relevancia militar en el pasado: en los parques de artillería se solían apilar las balas de cañón esféricas en pirámides de base cuadrada, con 15 balas por lado en el cuadrado de la base. ¿Cuántas balas había en cada pirámide? ¿Puedes hallar una fórmula general que valga para pirámides de balas de cualquier tamaño?
3. Las balanzas, precisas o defectuosas, también dan mucho juego y se prestan a numerosas variantes: en un antiguo mercado persa abundaban las balanzas engañosas, con un brazo ligeramente más largo que el otro, y los clientes pidieron a las autoridades que promulgasen alguna ley que los protegiera de los mercaderes tramposos, de modo que se publicó un bando según el cual las mercancías tenían que pesarse primero en un platillo de la balanza y luego en el otro, y el cliente pagaría por el promedio de ambas pesadas. ¿Era equitativa esta medida?
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