La ‘Polaris Dawn’ despega con éxito y busca llegar más lejos que ninguna nave tripulada desde 1972
Esta misión privada, operada por SpaceX, tiene como primer objetivo entrar en el cinturón de radiación que rodea la Tierra y medir los riesgos para la salud que supone atravesar esa zona del espacio
SpaceX ha lanzado la misión Polaris Dawn desde el Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral (Florida, EE UU), a las 11.23 am, hora peninsular española. El lanzamiento estaba inicialmente previsto para el pasado 27 de agosto, pero tras dos semanas de aplazamientos —debidos primero a una fuga de helio y luego a condiciones meteorológicas adversas— este innovador vuelo espacial de cinco días despegó sin problemas y entró en órbita unos 12 minutos después, cuando la etapa superior de un cohete Falcon 9 le dio el impulso final y se separó de la cápsula Crew Dragon. A bordo de ella, cuatro astronautas buscarán batir varios récords espaciales que permanecen desde la primera carrera espacial, hace más de medio siglo.
En la actual reconquista del espacio, los límites ya no solo los buscan las agencias gubernamentales como la NASA, sino que los multimillonarios del sector tecnológico buscan colocar por delante a las misiones privadas, como esta; e incluso se ponen ellos mismos a los mandos de las astronaves.
Jared Isaacman, fundador y presidente de la compañía de procesamiento de pagos Shift4, es el comandante de este vuelo espacial tripulado de cinco días con el que arranca el programa Polaris, financiado por Isaacman y operado por la compañía SpaceX del también magnate tecnológico Elon Musk. Ambos empresarios se han conjurado para lanzar esta misión que pretende marcar dos grandes hitos en esta nueva carrera espacial: realizar el primer paseo espacial privado de la historia —sin la participación de astronautas de una agencia pública—, algo que intentarán este jueves, y llevar a una tripulación tan lejos como no había llegado ninguna persona desde el final del programa Apolo de exploración lunar, en 1972.
Desde entonces, todas las misiones tripuladas que salen al espacio se han quedado como mucho en una órbita terrestre baja, como en la que permanece la Estación Espacial Internacional —que gira a una altura media de 420 kilómetros sobre la superficie de la Tierra—. Dentro de su primer día de vuelo, la Polaris Dawn busca hoy alcanzar una altura máxima de 1.400 kilómetros. De hacerlo, batiría el récord de la nave Gemini 11 de la NASA, que en 1966 orbitó a un máximo de 1.373 kilómetros. Y más lejos que eso solo han estado los astronautas estadounidenses de las misiones Apolo; pero no girando alrededor de la Tierra, sino lanzados en una trayectoria hacia la Luna, que se encuentra a una distancia media de 384.400 kilómetros de nuestro planeta.
La astronave Crew Dragon de SpaceX en la que viajan los cuatro tripulantes de la misión Polaris Dawn —además de Isaacman, vuelan el piloto Scott Poteet y dos trabajadoras de la compañía de Elon Musk: las especialistas de misión Sarah Gillis y Anna Menon— ha sido lanzada esta mañana por un cohete Falcon 9, que la ha insertado en una órbita muy elíptica alrededor de la Tierra: pasa por su punto más cercano a la superficie terrestre a una altura de 190 kilómetros y se aleja —en su apogeo— hasta los 1.200 kilómetros.
Si todo va según lo previsto, tras ocho vueltas a la Tierra en esa órbita inicial, la cápsula espacial empezará a subir hasta una órbita análoga pero con un máximo de 1.400 kilómetros. Y después de seis vueltas más alcanzando ese récord de altura orbital para unos astronautas, la Polaris Dawn bajará mañana hasta una órbita con un máximo de 700 kilómetros. A esa altura continuarán los preparativos para el siguiente hito de la misión: realizar, este jueves, el primer paseo espacial privado de la historia de la astronáutica.
Los riesgos de la radiación espacial
Aunque la preparación para ese histórico paseo espacial ha comenzado tras el lanzamiento —se requieren unas 48 horas de descompresión—, la principal ocupación de los astronautas durante el primer día de la misión será estudiar los efectos de la radiación espacial sobre el cuerpo humano. En los tramos más altos de su trayectoria, la nave de SpaceX se internará en zonas del cinturón de radiación de Van Allen interno, que marca la frontera de la órbita terrestre baja. El plan de misión incluye cerca de 40 experimentos destinados a evaluar los riesgos para salud de los astronautas que supone operar en esas condiciones —más hostiles de lo habitual para los astronautas—; y eso será fundamental para las futuras misiones de larga duración destinadas a volver a la Luna durante el próximo decenio, como primera parada de un objetivo más ambicioso: llegar a Marte.
Tras unas 10 horas en órbita, alcanzando ese máximo de 1.400 kilómetros en cada vuelta, la nave irá reduciendo su altura y continuarán los preparativos para el momento culminante de esta misión: durante el tercer día de vuelo está previsto un paseo espacial. Cuando se abra la compuerta de la cápsula Crew Dragon, la tripulación entera experimentará el vacío completo, pero solo dos de los astronautas saldrán de la nave. Serán el comandante Jared Isaacman y la especialista de misión Sarah Gillis.
Para poder anotarse ese hito de realizar el primer paseo espacial privado —hasta ahora solo han salido al exterior de una nave astronautas de la NASA, de la ESA y de las agencias espaciales rusa, canadiense, china y japonesa—, SpaceX ha desarrollado un nuevo traje espacial, que sirve tanto para actividades extravehiculares como para viajar en el interior de la nave desde el lanzamiento hasta el aterrizaje. Lo habitual en las actuales misiones tripuladas es tener un traje espacial diferente para operar dentro y fuera de la nave; y el nuevo traje de SpaceX recuerda al de los inicios de la era espacial, pues tiene cordón umbilical que lo une a la nave, y no un maletín autónomo de soporte vital, como el de los trajes usados en los paseos espaciales realizados desde los transbordadores y desde la Estación Espacial Internacional.
Nuevo traje para paseos espaciales
Tanto el traje espacial como su dispositivo electrónico de control —denominado Skywalker, en un guiño al protagonista de la saga cinematográfica Star Wars— debutan en esta misión Polaris Dawn; y el tiempo destinado a su diseño y pruebas en el vacío ha sido uno de los motivos que ha retrasado casi dos años este vuelo espacial de cinco días, inicialmente previsto para finales de 2022 cuando Elon Musk y Jared Isaacman lo anunciaron.
El último gran reto de esta misión también ha requerido una larga preparación tecnológica. Será la primera nave tripulada por astronautas que pruebe comunicaciones por láser, usando la red de satélites Starlink de SpaceX. Utilizar esa tecnología en futuras misiones espaciales disminuiría la latencia y aumentaría el ancho de banda de las comunicaciones con los astronautas, algo fundamental para retransmitir en directo los siguientes grandes pasos para la humanidad en el espacio.
Una vez cumplidos los principales hitos de la misión Polaris Dawn, los astronautas dedicarán el cuarto día de vuelo a realizar más experimentos y también fotografías y observaciones de la Tierra. En el quinto y último día, la nave comenzará su desorbitación y realizará su reentrada en la atmósfera, que deberá terminar con un amerizaje en el océano Atlántico, junto a la costa de Florida. Es lo que sucede normalmente con las naves Crew Dragon de SpaceX, que realizan vuelos espaciales regulares y, cada seis meses, traen astronautas de vuelta de la Estación Espacial Internacional.
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