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¿Cómo enfrentar el rezago lector en Chile?

Es momento de pasar del diagnóstico a la acción, con políticas públicas realistas y efectivas que permitan prevenir y reducir el rezago lector

1 de cada 2 estudiantes de cuarto básico y 4 de cada 5 de segundo medio no alcanzan el estándar adecuado de lectura para sus niveles. Esta realidad trasciende las salas de clases: según la PIAAC 2023, más de la mitad de los adultos en Chile solo logra comprender oraciones simples, reflejando que los rezagos lectores no atendidos acompañan a las personas a lo largo de toda su vida.

Las causas de este fenómeno son múltiples: escasa cultura lectora, limitado acceso a libros, formación insuficiente de los docentes y falta de diagnósticos tempranos. Pese a que el diagnóstico está claro, las respuestas han sido insuficientes. Es momento de pasar del diagnóstico a la acción, con políticas públicas realistas y efectivas que permitan prevenir y reducir el rezago lector. Desde Acción Educar, elaboramos una serie de propuestas para lograr esta titánica tarea. Centrémonos en cuatro de ellas.

En primer lugar, fomentar la práctica de habilidades pre lectoras desde la primera infancia. Esto se traduce, concretamente, en impulsar campañas sobre la importancia de enseñar el alfabeto y vocabulario en el hogar, y articular esfuerzos entre el sector público y privado para acercar materiales de lectura a las familias más vulnerables.

En segundo lugar, promover el acercamiento de especialistas de lectura a los establecimientos educacionales con menores resultados en la asignatura de Lenguaje y Comunicación en primer básico. De esta forma se logran dos objetivos: fortalecer en los docentes las buenas prácticas de enseñanza de la lectura y apoyar la nivelación de los estudiantes con rezago lector.

En tercer lugar, implementar pruebas oportunas para detectar rezagos específicos en el reconocimiento de palabras frecuentes y vocabulario. Se sugiere utilizar instrumentos validados -como Dialect o Letraspp-, los cuales pueden ser aplicados al inicio de primero básico, y repetidos 2 o 3 veces durante el año escolar. Así, los docentes pueden conocer el nivel lector de cada estudiante, facilitando la planificación y orientación de sus clases.

En cuarto lugar, el fortalecimiento de la red de bibliotecas a nivel comunal mediante un mayor acercamiento de las alcaldías a las comunidades escolares y familias, promoviendo la articulación entre los distintos espacios existentes. Para lograr esto, es necesario formar a mediadores de lectura, ampliar las colecciones al formato digital y asegurar que los libros disponibles en las bibliotecas respondan a los intereses y motivaciones de los niños.

En un contexto donde todos los candidatos presidenciales han firmado el Compromiso Nacional por el Aprendizaje Lector, es momento de que la comprensión lectora ocupe efectivamente un lugar prioritario en la agenda educativa. El desafío está en transformar ese compromiso en acción, avanzando hacia políticas públicas concretas como las aquí propuestas.

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