La incógnita de la participación en las primarias de la izquierda: ¿llegará a los 2.000.000 de electores?
El hábito de votar periódicamente, la creciente competitividad entre las dos cartas fuertes y el creer que el sufragio es obligatorio son algunas de las variables clave


Las primarias que celebrará la izquierda chilena este domingo para definir la candidatura presidencial que competirá en la primera vuelta del 16 de noviembre ocurren en un contexto sin precedentes. Por primera vez, estas consultas internas se producirán en un sistema electoral que desde 2022 funciona con inscripción automática y sufragio obligatorio en las elecciones nacionales. Es un contexto clave que aumenta la incertidumbre sobre la participación. Pero el factor de acostumbramiento a ejercer el derecho a voto, sumado a la creciente competitividad entre las candidatas Carolina Tohá, socialdemócrata, y Jeannette Jara, comunista, podrían influir en una alta concurrencia a las urnas. Un tercer elemento hace pensar que los votantes podrían superar los 1.750.000 electores que participaron en la primaria 2021 entre el comunista Daniel Jadue y el actual presidente, Gabriel Boric: los ciudadanos piensan que este 29 de junio deben obligatoriamente sufragar, aunque se trata de elecciones voluntarias que solo excluyen a los ciudadanos que militan en partidos de derecha y en la DC, una fuerza política que apoya a Tohá pero que no forma parte del pacto Unidad por Chile, del oficialismo de izquierda.
Los otros dos candidatos -los diputados Gonzalo Winter, del Frente Amplio de Boric, y Jaime Mulet, de la Federación Regionalista Verde Social– corren con desventaja en estas primarias, según las encuestas.
La coalición que reúne a los ocho partidos que respaldan al actual Gobierno de izquierdas se impuso la meta de llegar a los 2.000.000 de electores. La socióloga y politóloga Marcela Ríos estima que el rango puede fluctuar entre los 1.700.000 y los 2.200.000, aunque aclara que no es fácil fijar una cifra por lo inédito del contexto. “La evidencia internacional muestra que cuando la gente vota dos o tres veces seguidas, tienden a seguir votando”, apunta la directora regional para América Latina y el Caribe del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA Internacional). Desde que se restableció el voto obligatorio en 2022, los chilenos ya han votado en siete oportunidades. Pero las de este domingo son las primeras elecciones de primarias presidenciales.
Las primarias que celebró en 2021 la coalición Apruebo Dignidad, en las que compitió Jadue y Boric -entonces diputado del Frente Amplio-, movilizó a 1.750.000 votantes, una cifra que se tiene como referencia en el oficialismo. Los partidos de la izquierda tradicional realizaron en aquella oportunidad una consulta ciudadana bastante singular para definir a su candidatura entre la socialista Paula Narváez, la democristiana Yasna Provoste y el radical Carlos Maldonado: apenas alcanzó los 150.000 electores, aunque los expertos piensan que este mundo moviliza, en realidad, a 500.000 personas al menos. El otro referente son las primarias presidenciales de la Nueva Mayoría en 2013, donde participaron las formaciones de izquierda desde el Partido Comunista hasta la Democracia Cristiana, que lograron convocar a 2.100.000 electores. La socialista Michelle Bachelet logró un aplastante triunfo con el 73% de los votos, es decir, solo ella logró movilizar a 1.560.000 personas.
El analista político René Jofré advierte que las emociones que había en juego en las primarias de Apruebo Dignidad en 2021 -entre Jadue y Boric- eran más fuertes que las que hoy se ven. “Lo más probable, según las encuestas, es que la derecha gane las presidenciales de noviembre. La primaria de la izquierda es la de los que no van a ganar, y no ha logrado tener un atractivo político fuerte como para que se esté jugando algo. La gente tiene que sentir que se juega algo”, señala. Jofré apunta que tanto en 2013 como en 2021 los votantes de izquierda sentían que estaban eligiendo en la primaria al próximo presidente de Chile, porque la derecha tenía pocas opciones de llegar a La Moneda. Y, en efecto, Bachelet y Boric, respectivamente, ganaron las primarias y luego las presidenciales.
Las primarias suelen atraer al votante duro. En la izquierda, el partido que tiene más afiliados es el Frente Amplio (60.500), seguido por el Partido Comunista (44.900) y, en tercer lugar, el Partido Socialista (43.900), según cifras del Servicio Electoral del pasado mayo. El sociólogo e investigador electoral Axel Callís plantea que a la mitad del padrón, que son los más politizados, ahora hay que sumarle a los nuevos votantes, los domesticados. “Va a haber una contribución de ese mundo, la pregunta es de cuánto. Si antes votaban por bloque [en las primarias] 1.700.000, hay que ajustarlo al alza. Los 3.000.0000 de votantes que nunca había sufragado y que ahora ya lo han hecho siete veces están completamente integrados. También ocurre que como los vocales de mesa son obligatorios, la gente puede creer que las elecciones también lo son”, sostiene.
Además de la participación, otra de las grandes interrogantes de las primarias es a qué candidatura favorece más el que más o menos gente acuda a las urnas. La campaña en las primarias comenzó con Tohá como favorita, pero con el paso de las semanas Jara se ha impuesto. Desde la centroizquierda, algunos creen que mientras menos gente vote, más favorecida sale la opción comunista. Otros, que depende de dónde vienen los sufragios. Si la Región Metropolitana de Santiago y Valparaíso salen en masa, por ejemplo, puede favorecer a Jara y Winter, ya que en esas grandes metrópolis se concentra su voto duro. Mientras que si hay una alta participación proveniente de otras regiones, la candidata del Socialismo Democrático sería la beneficiada. Para algunos analistas, si acude una masa significativa a las urnas se diluye el efecto militante. Pero, nuevamente, impera la incertidumbre.
Callís afirma que la alta participación normalmente favorece a quien va punteando en las encuestas. En Chile está prohibida la difusión de sondeos 15 días antes de las elecciones, pero lo último que se vio es que Jara, quien ha hecho una buena campaña y le ha mordido varios puntos al candidato del Frente Amplio, empata o supera a Tohá. Andrés Couble, secretario general del FA, cree que las elecciones están “totalmente abiertas”. “Las encuestas tienden a entregar una foto del momento que es muy variable. En esta época, en 2021 decían que el próximo presidente era el candidato Joaquín Lavín [de la derecha tradicional] o [el comunista] Jadue y ambos perdieron en primarias”, señala.
Para los analistas, que las primarias del domingo convoquen a menos de los 1.750.000 que acudieron a la disputa Jadue-Boric sería un mal resultado. Primero, porque esta vez son ocho partidos de la izquierda los que convocan, no dos, y el Socialismo Democrático debería aportar al menos 500.000 papeletas sin dificultad. Segundo, porque ven muy improbable que la candidatura que resulte ganadora con una baja participación sea capaz de llegar a la segunda vuelta. Ahora, si no alcanzan 1.000.0000 de electores, hay quienes creen que la izquierda debería buscar una nueva candidatura. Y no descartan que vuelvan las presiones para que sea Bachelet, aunque la expresidenta no está disponible para ello, aunque sí bastante preocupada por el devenir de la izquierda chilena y el clima electoral -tan caliente- que se ha instalado.
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