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ENVEJECIMIENTO
Tribuna
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De la desnutrición a la longevidad: la transformación de Chile en un siglo

Las condiciones en la que se envejece hoy en Chile se relacionan de manera importante con decisiones que ha ido tomando el Estado en los últimos 100 años, acumulando importantes experiencias en ello

Envejecimiento en Chile
Una pareja mayor camina por una calle de Santiago de Chile, en una fotografía de archivo.Esteban Felix (AP)

El 2024 fue un año en el Chile siguió la tendencia de cifras récords en envejecimiento, y así iniciamos también el 2025. Una esperanza de vida que sobre pasa los 81 años y una tasa de fecundidad que sigue a la baja, con 1.5 hijos. Esto nos deja como el segundo país de América con menor fecundidad, sobrepasado solo por Canadá. Estas cifras no son producto del azar, muy por el contrario, responden en gran medida, a la firme implementación de políticas públicas que -con visión de largo plazo- han ido posicionando a Chile como uno de los punteros en el envejecimiento socio demográfico.

Las políticas públicas son instrumentos de cambio que implementa el Estado para ir respondiendo a los problemas públicos que vive la población, representando una forma colectiva e institucionalizada de mejorar las trayectorias de sus habitantes en las distintas etapas de la vida. Así, las condiciones en la que se envejece hoy en Chile se relacionan de manera importante con decisiones que ha ido tomando el Estado en los últimos 100 años, acumulando importantes experiencias en ello.

En el ámbito de la nutrición, tanto los niños, como sus madres y las personas mayores han sido sujeto de políticas públicas del Estado de Chile desde comienzos del siglo XX. Primero, con la Ley del Seguro Obrero, que establecía la entrega de leche para bebés recién nacidos, entre otras cosas. Luego, con el Programa Nacional de Alimentación Complementaria, dirigido hacia madres e hijos, con lo que se logró rápidamente combatir la desnutrición y reducir la mortalidad infantil. Estas políticas lograron resultados destacables: hasta 1960, la mortalidad infantil en Chile rondaba el 30%, al año 2020 era de un 5.6%.

También en mejoras en la nutrición, encontramos la incorporación del Programa de Alimentación Complementaria al adulto mayor (PACAM) hacia fines de los 90. El PACAM en sus inicios, se constituyó como una política pública que, de manera continua, permitió mejorar el estado de salud general de las personas mayores, especialmente de las más vulnerables.

En materia de educación, la aprobación de la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria en 1920 fue un hito relevante para comenzar a disminuir el analfabetismo en la población. Si bien los avances fueron paulatinos, el avance continuo de largo plazo ha permitido que este disminuyera de un 20% promedio en 1940 a un 6% a inicios de los 90, y que hoy nos mantengamos en un 3%.

En materia previsional -un ámbito clave para las condiciones socioeconómicas del envejecimiento- el año 2007, Chile logró aprobar una importante reforma al sistema de pensiones, creando la Pensión Básica Solidaria (PBS), permitiendo así que las mujeres mayores contaran por primera vez, con el derecho a recibir una pensión mensual más allá de su trayectoria laboral. En sus inicios, ese monto era aproximadamente de, $70.000 mensuales. A fines del 2021, el monto rondaba los $165.000.

Estos han sido solo algunos ejemplos de políticas públicas que han resultado fundamentales para que Chile lograra una población general más sana y educada, con una vida más larga. Más allá de los gobiernos, y de sus posiciones políticas, el Estado de Chile y sus instituciones han estado disponibles para debatir y lograr acuerdos, y con ello avanzar con políticas que mejoran la vida de las personas. Confiamos en que la reforma previsional recientemente aprobada en el Congreso aportará en desafíos como la equidad de género y la justicia social, y que nos permitirá también, mejorar las condiciones de vida en la próxima década.

Se deben reconocer, sin duda, los desafíos en los cuales aún tenemos que ir avanzando. Ha ido disminuyendo la adherencia de las personas mayores al PACAM, lo que puede relacionarse con los cambios en los hábitos de alimentación y en el estilo de vida en general. También nos hemos estancado en la disminución del analfabetismo, en esto las comunidades rurales siguen siendo las más rezagadas. La necesidad de modernizar estas políticas públicas nos recuerda que debemos ser más ágiles en reformar y mejorar lo que haya que mejorar, especialmente, basándonos en la evidencia.

Nos tomó casi 20 años esta nueva reforma previsional. No podemos tomarnos otros 20 en volver a fortalecer la protección social a lo largo de la vida, en imprimir mejoras para un mercado laboral intergeneracional, en implementar un sistema de cuidados como componente del sistema de protección social o en garantizar los derechos de las personas mayores.

Con esta base sólida que tiene Chile, de experiencias exitosas, podemos avanzar hacia una mayor coordinación intersectorial. Esto nos permitirá, entre otras cosas, una puesta en marcha más expedita de las políticas públicas y con mayor pertinencia territorial.

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