Los 10 lugares favoritos de… Agustín Squella: “Hasta los 12 años fui un niño malo. Malo, no travieso”

1. Bahía de Valparaíso. Como hombre que soy de dos ciudades –Valparaíso y Viña del Mar- elegiré lugares de ambas. Entre una y otra está lo más bello que tenemos: su mar y, especialmente, su bahía. Basta con acercarse a esta o pasear simplemente por la avenida Altamirano del Puerto o por la avenida Jorge Montt en Viña, y cambiará tu ánimo, por supuesto que para mejor.

2. Valparaíso Sporting Club. Es uno de mis lugares sagrados, aunque no en el sentido religioso del término, sino por la altísima significación emocional que tiene para mí. Vi por primera vez una carrera a los 12 años y no falté nunca más. ¡Cómo pude ver esa primera carrera recién a los 12 años y no antes! Los hipódromos son mucho más que una pista en la que se disputan carreras. Son lugares de encuentro, de conversación, de jolgorio. (Los Castaños 404)

3. El Bar Inglés de Valparaíso. [Edificio de 1861, en reparaciones]. Con sus dos puertas, ambas de entrada y de salida, una hacia Blanco y la otra hacia Cochrane. Se bebía en la larga barra, mientras en las mesas se disputaban reñidas partidas de dominó. Nos prometimos jugar una con el filósofo Jorge Millas, pero él enfermó de muerte y nos la quedamos debiendo para siempre. Si ha sido fuertemente recordado y por larguísimo tiempo, un lugar no desaparece nunca. (Cochrane 851)

4. Estadio de Playa Ancha. El hoy llamado Elías Figueroa Brander es otro de mis lugares sagrados. Cada vez que ingresa al campo de juego el cuerpo de árbitros me levanto de mi butaca y los pifio. ¿Cómo? ¿Antes de iniciarse el partido? Sí, porque ya sé que saquearán a mi equipo, el Santiago Wanderers de Valparaíso. (Francisco González De Hontaneda 1310)

5. Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso. Entré allí a los 17 años y no salí de ella sino cuando me aprestaba a cumplir 80. Hice toda mi vida académica en ella, y también, desde 1982, en la Diego Portales. Se asemeja a una embarcación azulada que hubiera varado allí o hallarse a punto de zarpar. Hay algunas valiosas piezas patrimoniales, entre las que destacan unos preciosos murales que dan cuenta de figuras y mosaicos legales. El de mayores dimensiones es sobre Valparaíso, en el cuarto piso, del artista Camilo Mori y dio lugar al afiche porteño más conocido, del también artista Allan Browne. Fui rector de la Universidad de Valparaíso desde 1990 a 1998, pero siempre lo pasé mejor en la sala de clases. No lo consigné entre mis lugares preferidos, como es obvio, el primero de mis colegios, en Viña, de donde fui expulsado. Estuve luego en el Seminario San Rafael de Valparaíso, y allí lo pasé siempre muy bien. Hasta más o menos los 12 años yo fui un niño malo. Malo, no travieso. (Errázuriz 2120)

6. Cafetería Iruanai. También el Anayak y el que está en el quinto sector de la playa de Reñaca, porque desde allí puedo observar a los surfistas que dan un espectáculo muy estético y vital. Los cafés de ambas ciudades han proliferado felizmente y son también lugares sagrados en los que protegerse del ruido y conseguir algo de sosiego. Santiago no es la única ciudad excesivamente ruidosa que tenemos en Chile. Es por lejos la más ruidosa, pero no la única. (5 Nte. 536)

7. La fuente de soda Nancy. Me gustan las contadas fuentes de soda que quedan en Valparaíso y que están provistas de viejos y luminosos Wurlitzers en los que seleccionar tangos tremendos y boleros inolvidables. Música cebolla, descalifican algunos, pero que siempre ha sido muy formadora del carácter porteño. La de Nancy era mi época de estudiante de derecho. Más tarde, en un estudio de televisión, conocí a Palmenia Pizarro y me enganché con sus muy buenos boleros.

8. Avenida Argentina de Valparaíso. Venida a menos y todo, ahí está todavía la feria en que se gritan y ofrecen sus productos y en la que vi y probé por primera vez las hallullas de rescoldo, hoy casi desaparecidas.

9. La Quinta Rioja de Viña. Ascendida hace algún tiempo a Palacio Rioja por la siutiquería reinante [en el Monumento Nacional funciona el Museo de Arte Decorativo de Viña del Mar]​. Hay allí especies vegetales muy antiguas, como un viejo Maqui que se sostiene nada menos que sobre siete delgados troncos. (Quillota 214)

10. El barrio de Miraflores. El barrio donde resido, con árboles centenarios y gran cantidad de enredaderas que trepan por muros y jardines, es uno de mis lugares favoritos de Viña del Mar.