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Ricardo Lagos anuncia su retiro de la vida pública a los 85 años: “Contribuiré a Chile desde un espacio más íntimo”

El primer socialista en llegar a La Moneda tras Salvador Allende gobernó entre 2000 y 2006 bajo el lema de “crecer con igualdad”

Ricardo Lagos
El expresidente de Chile Ricardo Lagos, en la sede de la Fundación Democracia y Desarrollo, en Santiago, antes de una entrevista con EL PAÍS, el 8 de septiembre de 2022.Cristian Soto Quiroz
Rocío Montes

El socialista Ricardo Lagos, de 85 años, que gobernó Chile entre 2000 y 2006, este martes ha anunciado su decisión tomada ya hace algunos meses junto a su círculo familiar y político: su retiro de la vida pública y el cierre de su oficina del municipio de Providencia, en la capital chilena, donde ha funcionado por años la Fundación Democracia y Desarrollo. Lo ha informado a través de un vídeo colgado en su cuenta de la red social X (antes Twitter), donde ha explicado sus razones: “Comienza un período de transformación en mi forma de contribuir desde un espacio más íntimo, atento siempre a los desafíos que Chile y el mundo tienen por delante”, ha expresado Lagos, el primer socialista en llegar a La Moneda tras el derrocamiento de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973.

Fue uno de los líderes de la oposición a la dictadura de Augusto Pinochet. A fines del siglo XX y comienzos del XXI, corrió las vallas de lo que la izquierda chilena creía posible, aunque aquello —a Lagos se le reconoce por el uso de la palabra aquello— se olvide con frecuencia. Hizo un Gobierno que tuvo múltiples desafíos desde diferentes frentes. Con una crisis económica cuyos efectos marcaron sus primeros años de gestión, con una derecha política y económica desconfiada de la llegada de la izquierda al poder, con Augusto Pinochet todavía vivo, con unas Fuerzas Armadas que no se quitaban la herencia de la dictadura y con un Chile con grandes inequidades. Llegó al poder con el eslogan de crecer con igualdad y logró combinar el crecimiento económico con mayor justicia social, junto con gestos culturales de gran envergadura.

Pese a los problemas que marcaron su gestión —los casos de corrupción, las tensiones internas de la Concertación, los primeros síntomas del malestar social— hizo lo que no ha logrado nadie desde su Gobierno: pasar la banda presidencial a alguien de su mismo signo político, Michelle Bachelet. Y aunque dejó el Gobierno hace 18 años, Lagos ha seguido siendo un actor de primera línea de la política chilena. Lo mostró en su última entrevista, con EL PAÍS, de comienzos de noviembre pasado, cuando en este periódico anunció que votaría en contra de una propuesta de nueva Constitución en el plebiscito de diciembre. Su diagnóstico es que en Chile “no creamos grandes consensos en la política, para que el país vuelva a tener el liderazgo que tuvo en las décadas recientes”.

El presidente Gabriel Boric desde el sur del país ha reaccionado a la noticia: “Conversé hoy día con el presidente Lagos y le agradecí significativamente y emocionado del aporte que ha hecho a este país”. “Para mí el aprender de su experiencia ha sido tremendamente beneficioso”, añadió.

Lagos ha dicho que “próximo a cumplir los 86 años” —que cumple en marzo— ha “aprendido a valorar la sabiduría y la perspectiva que estos años” le han entregado, “no obstante algunas capacidades físicas que han disminuido”. Es una de las razones por las que toma la decisión: si bien hasta hace poco continuaba viajando por el mundo entero a las reuniones de los expresidentes agrupados en The Elders —podía ir a Asia solo con una escala corta en Europa a sus ochenta y tantos—, en agosto sufrió una caída en su parcela de Caleu que le hizo repensar si estaba en condiciones de seguir al mismo ritmo. “Ha llegado el momento de dejar mi participación en la esfera pública. Es un cambio en mi vida, es un nuevo capítulo que se abre, es un período de transformación en mi forma de servir y construir un Chile mejor que construyamos entre todos”, ha anunciado Lagos, cuyo Gobierno nuevamente vuelve a ser valorado en Chile luego de años de duras críticas, sobre todo de parte de la nueva generación de izquierda hoy en el poder. Pese a ello, Lagos, sin que se lo pidieran, dio su respaldo a Boric en la presidencial de 2021.

“El mundo de hoy está viviendo un cambio epocal de enormes transformaciones. La Revolución Digital todavía no se expresa en toda su magnitud y los cambios sociales, económicos y políticos que ella implica, se están desarrollando aceleradamente. Porque estamos atravesando un período complejo, es necesario hacer muchos esfuerzos para cambiar el rumbo y retomar un camino más auspicioso para la humanidad. Deseo que nuestra historia nacional, tanto regional como global sea un relato compartido, en la que seamos capaces de encauzar pacíficamente los desacuerdos y aspirar a un futuro justo, solidario, libre y democrático”, ha dicho Lagos en el vídeo, donde ha aprovechado de agradecer a su esposa, Luisa Durán, y a su familia, a sus compañeros de ruta, de la academia, de organizaciones sociales, de los sindicatos, de organismos internacionales, de Gobierno y del mundo privado. Y a la gente: “Quiero aprovechar este momento para agradecer. Agradecer a los chilenos y chilenas que se sumaron al proyecto permanente, pensando en Chile para hacerlo grande”, ha dicho Lagos.

El exmandatario ha anunciado este nuevo camino, aunque, muy a su estilo, aseguró: “No guardaré silencio si me parece que puedo hacer un aporte”. “Seguiré con ustedes, seguiré cuidándome, aprendiendo y escribiendo. Las convicciones y las esperanzas por un Chile mejor, permanecen siempre. Con el corazón lleno de gratitud y esperanza, los invito con firmeza y valentía a perseguir nuestros sueños compartidos. Lo mejor está por venir y sólo juntos podemos construirlo”, ha expresado Lagos, antes de despedirse con un “gracias”.

El mundo político, de todo el espectro, ha reaccionado al anuncio del expresidente. Entre los mensajes publicados en las redes sociales apareció el de uno de sus hijos, el senador Ricardo Lagos Weber.

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Sobre la firma

Rocío Montes
Es jefa de información de EL PAÍS en Chile. Empezó a trabajar en 2011 como corresponsal en Santiago. Especializada en información política, es coautora del libro 'La historia oculta de la década socialista', sobre los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. La Academia Chilena de la Lengua la ha premiado por su buen uso del castellano.

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