Paulo Egenau: “La pobreza es una vulneración a los derechos humanos”
El director social del Hogar de Cristo en Chile deja el cargo luego de 37 años. Tras la encuesta Casen, que mostró una bajada de la pobreza hasta el 6,5%, asegura que la solución no está en las ayudas del Estado
Cuando en Chile se habla de pobreza y de exclusión -un asunto del que se conversa poco por los avances de los últimos 35 años en esta materia, que esconden graves pendientes en justicia y equidad–, una de las voces con mayor autoridad en la materia es el psicólogo Paulo Egenau (67 años). Director social del Hogar de Cristo, una fundación dedicada a las personas gravemente vulneradas en sus derechos, deja este lunes el cargo, tras más de 37 años en la institución creada en 1944 por el jesuita San Alberto Hurtado, una obra que el país considera propia.
Lo reemplazará Liliana Cortés, que ha dirigido durante una década la fundación Súmate –que pertenece al Hogar de Cristo–, enfocada principalmente en la exclusión educativa. Tomará en sus manos una organización que tiene más de 250 programas a lo largo del país.
La entrevista de EL PAÍS a Egenau se realiza antes de que el Gobierno diera a conocer este jueves las cifras de pobreza. De acuerdo a esta medición, Casen, la pobreza por ingreso disminuyó fuertemente entre 2020 y 2022, de 10,7% a 6,5%. Pero lo explican los subsidios del Estado, la Pensión Garantizada Universal (PGU) y la reactivación económica tras la pandemia. “En esta oportunidad, la política pública fue más importante que el crecimiento económico”, reconoció el ministro de Hacienda de Gabriel Boric, Mario Marcel.
Egenau, en su oficina del Hogar de Cristo, en la zona poniente de Santiago de Chile, antes de los resultados auguraba que la pobreza aumentaría: “Lo que nosotros prevemos es que tendremos un aumento de los índices de la pobreza y, sobre todo, en varios ámbitos de la multidimensionalidad”. Ya la Casen anterior de 2020, recordaba, “mostró un aumento de la pobreza extrema, que se duplicó de 400.000 a 800.000 personas en Chile”. Egenau pronosticaba que ahora, al mezclar la pobreza por ingreso con la multidimensional, tendríamos resultados que nos harían “sorprender”, por lo malos.
Con los resultados de la encuesta Casen ya sobre la mesa, el Hogar de Cristo y el equipo de la Dirección Social Nacional que ha sido formado por Egenau, realiza un análisis de los resultados a petición de su líder saliente: “El Hogar de Cristo y sus profesionales celebramos que la pobreza por ingresos disminuya. Esta crisis demostró que los subsidios son positivos para asegurar mínimos y apoyar en situaciones de emergencia crítica. Sin embargo, es necesario seguir trabajando en la capacidad que las personas tienen para generar ingresos autónomos. Sólo así es posible que puedan superar la precariedad y lograr un progreso sostenible a largo plazo. Es interesante observar que en 2022 los ingresos autónomos fueron el 37% y los subsidios el 63%, mientras que en 2017 los ingresos autónomos fueron 63% y los subsidios 37% [cuando hubo un 8,6% de pobreza por ingreso]. Es decir, exactamente la proporción inversa. ¿Cuál es la que realmente contribuye a disminuir la pobreza?”.
Tiempos de reflexión y duelo
Egenau está en un proceso ambivalente de “reflexión y duelo” cuando se acerca el momento de su salida definitiva del Hogar de Cristo: “Todo cambio profundo implica ganancias y pérdidas”, dice. A la fundación llegó en marzo de 1986, en plena dictadura, a trabajar en una cárcel de adultos, pero que tenía menores de edad privados de libertad. Luego dirigió programas terapéuticos –es máster en drogodependencia–, dirigió la Fundación Paréntesis (dedicada al consumo problemático de alcohol y otras drogas) y luego, hace siete años, arribó a la dirección social nacional. Sobre su salida, asegura: “La vengo pensando desde antes de la pandemia y se vio postergada por la crisis sanitaria. Había cumplido el ciclo en el hogar y hay que dejar espacio a otras generaciones”.
No asume ningún nuevo cargo en otro lugar, sino que quiere dedicarle tiempo a otras cosas –“que de repente son muy distintas, como un taller de cocina”– y seguir siempre vinculado a estos temas, pero desde otro espacio. “Algo más académico. Estamos, por ejemplo, con un grupo de compañeros y amigos, con los que nos hemos desarrollado juntos, armando el Instituto Iberoamericano de Reducción de Daños, que vamos a lanzar en 2024. Publicaremos un libro sobre temas de marginalidad, pobreza, situaciones de riesgo. Quiero tener tiempo para mí, para leer, para hacer otras reflexiones”, cuenta Egenau.
Cuando entró en 1986, “el hogar estaba abocado al trabajo y la satisfacción de necesidades básicas y fundamentales de personas que vivían en situación de pobreza, con un sentido de urgencia por la satisfacción de las necesidades alimentarias, vestimenta, techo”. Recuerda Egenau: “Era un Chile con un 40% o 42% de pobreza, con miseria y pobreza extrema, políticas públicas precarias, desfinanciadas, con coberturas bajísimas. Con un sufrimiento social altísimo, un país marcado por una brutal desigualdad. Por lo tanto, el hogar estaba en una ruta del cuidado de personas en situaciones extremadamente críticas. Era una preocupación enfocada en garantizar la sobrevivencia”.
El Hogar de Cristo, entonces, se enfocaba en pan, techo y abrigo. Ni de lejos se soñaba, como ahora, dice, con la posibilidad de trabajar por la inclusión social de las personas, las garantías de sus derechos. “Menos aún sobre la opción que tenemos hoy encima de la mesa de tener derechos constitucionales consagrados. Un Estado social y democrático de derecho que esperamos que se consagre en la nueva Constitución que está siendo nuevamente discutida”, analiza el psicólogo.
En estas décadas, el Hogar de Cristo ha cambiado muy gradualmente su forma de hacer las cosas con la generación de modelos técnicos, basados en evidencias, que sustentan los programas sociales que efectivamente sirven. “Es extraordinario. De una institución centrada en la atención de las personas en sus territorios, ha transitado a una institución que, manteniendo estos aspectos, desarrolla una competencia para incidir en las políticas públicas con investigaciones fundamentadas y desarrolladas con metodologías académicamente validadas y con el poder de innovar y transferir al Estado conocimientos y formas de hacer las cosas”.
Para Egenau, “la pobreza debe entenderse como una vulneración a los derechos humanos, definitivamente”. Y ante esta realidad, el Hogar de Cristo tiene entre sus responsabilidades “denunciar, visibilizar y proponer”, porque “queremos que el país cambie”. Y en estos 37 años, ¿qué no ha cambiado en Chile? “La priorización de la pobreza en las políticas públicas. Una de las características de la pobreza y la exclusión social es la dificultad de las personas que viven en ese mundo de demandar de manera colectiva sus derechos. Las personas en situación de calle, por ejemplo, no se organizan, no marchan, no votan, mayoritariamente. Están en la sobrevivencia cotidiana, aislados y desvinculados”. Pero “la pobreza no es una prioridad del mundo político. Nunca lo fue y nunca lo ha sido, a menos que exploten situaciones conmovedoras a nivel nacional y el país tenga un momento de lucidez transitoria”.
Sobre el caso Convenios –una trama que impacta sobre todo al Frente Amplio del presidente Gabriel Boric de traspasos de recursos del Estado a fundaciones ligadas a este sector político– Egenau asegura que “todas las crisis son posibilidades y trampas”. “Esta crisis debiera generar una reflexión en el mundo de todas las organizaciones de la sociedad civil: hay que cumplir determinados estándares de calidad, probidad, de funcionamiento y orden”, dice el psicólogo. ¿Y en qué sentido trampa? “Puede haber una consecuencia lamentable: el desprestigio de la sociedad civil como parte de la organización que contribuye de manera fundamental al desarrollo moderno de un país democrático”.
A Egenau –que no ha seguido al dedillo el hora a hora de esta trama, aclara– le parece que “más que a un evidente acto delictivo”, estamos frente a “la evidencia del clientelismo político, es decir, el traspaso de recursos del Estado a organizaciones afines políticamente y relativamente nuevas, sin experiencia en rubros que requieren de cierta habilidad técnica y conocimiento”.
El saliente director social del Hogar de Cristo reconoce los avances en materia de pobreza de las últimas décadas en Chile, pero no está por siempre mirar el medio vaso lleno. “Tiene que haber una priorización. Los países tienen presupuestos y capacidades limitadas para resolver sus problemas, pero hay algunos que son urgentes, críticos y fundamentales”. ¿Los que más le preocupan? “La personas en situación de calle, los adultos mayores en pobreza y temas educacionales como el ausentismo que se generó post pandemia”. “En salas cunas y jardines infantiles, eso es gravísimo. Deberíamos tener un país en estado de alerta”, asegura Egenau, días antes de cerrar para siempre su oficina en el hogar.
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