El interés por la nueva Constitución reapareció (por unos días)
Cualquier proceso participativo enfrenta desafíos cuando el contexto no lo respalda, y hoy transitamos por eso. Pero cuando se abrió la discusión a la ciudadanía, se enfrentó de manera exitosa este escenario adverso con las Iniciativas Populares de Norma
Hace algunos días concluyó el periodo de participación ciudadana en este nuevo proceso constitucional. Se utilizaron cuatro mecanismos en esta ocasión, uno de ellos fueron las Iniciativas Populares de Norma (IPN), a las cuales quiero hacer especial mención. Esta herramienta interpreta de manera más precisa los intereses ciudadanos, ya que permitía a la sociedad civil organizarse y tratar de plasmar su visión en una norma constitucional. Para que estas propuestas sean debatidas por el órgano encargado de redactarla debían alcanzar un mínimo de 10 mil firmas.
Cualquier proceso participativo enfrenta desafíos cuando el contexto no lo respalda, y actualmente estamos transitando por esa situación. Existe poco interés por este proceso, y las causas son diversas, pero ese análisis es digno de otra columna. Sin embargo, durante las semanas en las que se abrió la discusión a la ciudadanía, se logró enfrentar de manera exitosa este escenario adverso. A pesar del poco tiempo para presentar propuestas, solicitar audiencias y recopilar apoyos, hubo un claro interés. En tan sólo unas pocas semanas se presentaron 1903 IPN y se obtuvieron más de 637 mil apoyos totales. Finalmente, 31 iniciativas alcanzaron las firmas necesarias.
El cierre del proceso tuvo su cuota de emoción. Cuando quedaban escasas 24 horas para finalizar el plazo, sólo había 12 iniciativas que pasarían a la etapa final. Sin embargo, esto cambió drásticamente y casi se triplicó esa cantidad. Seguramente, los sectores progresistas se inquietaron porque muchas de esas propuestas iniciales eran de corte conservador, como Reclusión domiciliaria para reos mayores de 75 años, que busca cambiar las condiciones de presidio para los violadores de derechos humanos. Pero, al igual que en el fútbol, lograron darlo vuelta y, durante el último día, juntaron las firmas varias IPN relacionadas, como Nunca más en Chile, la cual representa la antípoda. Tal vez fue este mismo ánimo que dejó en segundo lugar a Con mi plata no, e instaló en el podio a Chile por los animales.
Sin embargo, como suele suceder, no siempre se puede ver el lado positivo. Este proceso no estuvo exento de algunos vicios que se repiten respecto a lo ocurrido el año pasado. Un número significativo de las IPN surgieron de la contingencia en la que nos encontramos. Se debatirán al menos tres propuestas relacionadas con la seguridad y el orden público, como Una policía que nos proteja, Legítima defensa garantizada y Tolerancia cero a la violencia, las que buscan ampliar los márgenes de acción tanto para Carabineros como para los civiles en situaciones delictivas. Si algo se critica a nuestro Poder Legislativo, es que crea normas impulsado por la coyuntura, por lo que pensar que la institucionalidad creada para diseñar nuestra Constitución se vea influenciada por los acontecimientos diarios es aún peor. Debemos buscar la imparcialidad del Consejo y de todos los órganos frente a los hechos que ocurren en nuestro día a día. Es una tarea compleja, pero es la forma en que se debería trabajar.
En la madre de todas las batallas la instalación y profundización del Estado Social de Derecho. Y es interesante observar cómo hay iniciativas relacionadas con la garantía de derechos en materia de salud, vivienda, educación e, incluso, el aseguramiento de recursos como el agua, pero apenas se mencionan propuestas relacionadas con las pensiones. Solo dos iniciativas abordan este tema, y se inclinan hacia la propiedad privada de los fondos, lo cual invita a la reflexión mientras se discute la reforma en el Congreso.
En definitiva, las Iniciativas Populares de Norma pondrán a prueba a los miembros del Consejo Constitucional, especialmente a los representantes de las derechas. Surge la pregunta de cómo se enfrentarán a propuestas como la reclusión domiciliaria para mayores de 75 años o la idea de garantizar en la Constitución el derecho a poseer armas de fuego para ejercer la legítima defensa. Los consejeros del Partido Republicano están constantemente en el ojo público, ya que en gran medida recae sobre ellos el destino de este proceso. Por otro lado, los consejeros de Chile Vamos también se enfrentan al dilema de otorgar mayoría a este tipo de propuestas. Mientras tanto, los consejeros de las fuerzas políticas de izquierda ¿respaldarán algunas IPN que claramente no tienen chance? ¿Seguirán desgastándose en cuestiones que parecen cada vez más accesorias, como la creación de un capítulo para las Fuerzas Armadas, en lugar de enfocarse en fortalecer el rol del Estado en los Derechos Sociales? Esto apenas está comenzando.
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