Muere el chófer de Pablo Neruda, el único testigo que aseguraba que el poeta fue asesinado
Manuel Araya tenía 77 años. En 2011 dijo que la muerte en 1973 Premio Nobel de Literatura chileno no fue por causas naturales, sino por envenenamiento. Su testimonio ha mantenido abierta una indagatoria judicial por 12 años
El que fue chófer del poeta Pablo Neruda, Manuel Araya Osorio, ha fallecido a los 77 años en Chile, a causa de un accidente cardiovascular, informa EFE. Su muerte ha sido confirmada por el Partido Comunista local, donde militaba el Premio Nobel de Literatura 1971. En 2011, Araya aseguró en una entrevista a la revista mexicana Proceso que la muerte del escritor, en 1973, no fue por causas naturales, sino que fue un homicidio por envenenamiento. Su declaración abrió una indagatoria judicial que lleva 12 años abierta y que ha pasado por las manos de dos jueces, Mario Carroza y Paola Plaza, y ha convocado a tres paneles de expertos científicos.
El Premio Nobel murió el 23 de septiembre de 1973 en la clínica Santa María de Santiago, 12 días después del golpe de Estado que lideró Augusto Pinochet y que derrocó al presidente socialista Salvador Allende. Durante casi 40 años, la causa oficial de su muerte fue el cáncer de próstata con metástasis que lo afectaba, hasta que surgió el testimonio de Araya, quien ha sido la única persona que ha asegurado en el expediente judicial que el poeta fue asesinado a través de la inoculación de una sustancia química por orden de la dictadura militar que recién asumía.
Fue en base a esa declaración que el Partido Comunista (PC) presentó una acción legal, a la que se sumó el sobrino de Neruda, Rodolfo Reyes. “Sin duda, Manuel Araya fue clave con su testimonio, su gestión y su valentía para que existieran los elementos que dieron pie a la querella”, señala el comunicado emitido hoy por el PC. “Estuvo siempre a disposición de esa investigación judicial y bregó con todas sus fuerzas para que no solo el legado de nuestro Premio Nobel perdurara, sino que también se impusiera la verdad sobre su muerte, investigación que aunque está en desarrollo, nos arroja importantes luces sobre la partida física del poeta”, agrega el partido oficialista.
El sobrino del poeta, Rodolfo Reyes, quien se mantenía en contacto permanente con Araya, dice a EL PAÍS que, hasta sus últimos días, “él estaba activamente preocupado de cómo avanzaba el caso”. “Él era una persona intachable, era muy correcto y caballero. Gracias a él se supo cómo murió el tío Pablo; él siempre persiguió la verdad”.
En 1973, Araya trasladó a Neruda, cuyo nombre era Neftalí Reyes, desde su casa en Isla Negra, una localidad costera a unos 100 kilómetros de Santiago, hasta la Clínica Santa María, en Santiago, junto a Matilde Urrutia, la esposa del poeta. Según su testimonio, a Neruda se le inyectó un químico a través de una inyección, lo que le provocó la muerte.
Tras ese testimonio, el primer juez del caso, Mario Carroza, hoy ministro de la Corte Suprema de Chile, ordenó en 2013 la exhumación del cadáver del poeta. Ese mismo año, un primer panel científico, al analizar los restos, confirmó que la causa de muerte fue el cáncer. Pero en 2017, un segundo grupo de expertos, esta vez provenientes de distintos países, encontró la presencia de Clostridium botulinum en un molar del Premio Nobel de Literatura.
El panel de 2017, además, abrió nuevas suspicacias, pues tras esos análisis se supo que el certificado de defunción de Neruda no reflejaba la causa su muerte por cáncer y determinó que “la caquexia está descartada”. Esto, en base a un peritaje al cinturón del poeta, que es parte del expediente, y que aún conservaba la marca donde se lo abrochaba: demostraba que no había perdido peso por el cáncer avanzado, sino que al momento de fallecer pudo pesar unos 90 kilos.
Ante las contradicciones de ambos análisis fue llamado un tercer panel de especialistas internacionales, cuyo informe fue entregado en marzo de 2023 a la jueza Paola Plaza, quien debe emitir un pronunciamiento judicial próximamente, y que será el que determinará si Neruda falleció a causa del cáncer con metástasis o fue un homicidio.
Según Rodolfo Reyes, el sobrino del poeta, este tercer panel internacional concluyó que Neruda fue asesinado pues, afirma, le fue suministrada un arma biológica, algo que el tribunal no ha confirmado.
En febrero pasado, los científicos analizaron las pruebas, encargadas a un laboratorio de Dinamarca y otro de Canadá, para determinar si la bacteria Clostridium botulinum, hallada en 2017 en el molar del poeta, era de origen exógeno o endógeno. Reyes ha afirmado que estas pericias arrojaron que era endógeno, lo que supone que la sustancia le “inyectada” en vida, y que corrió por el torrente sanguíneo hasta quedar alojada en la pulpa de la pieza dental.
La jueza Paola Plaza se encuentra estudiando los antecedentes, y envió a traducir, de acuerdo con el protocolo judicial, el informe a la Cancillería chilena.
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