El Banco Central chileno ordena por primera vez a la banca una subida de capital como medida anticrisis
La decisión del organismo autónomo recibe críticas de las entidades y de los gremios empresariales, que alertan del impacto en la disponibilidad de créditos y el alza de tasas
Por primera vez en su historia, el Banco Central chileno activó un instrumento para exigir a la banca nacional que aumente en un plazo de 12 meses su capital en un 0,5% de los activos ponderados por riesgo. El sector calcula que son unos 1.500 millones de dólares. El objetivo de la medida, explicó el organismo autónomo, es preparar a la industria financiera del país sudamericano ante la mayor incertidumbre externa. El anuncio, que tomó por sorpresa a la banca y a los gremios empresariales del país sudamericano, se da en el contexto global de las quiebra de bancos estadounidenses Silicon Valley Bank, Signature y First Republic y la caída del gigante suizo Credit Suisse.
El mecanismo, denominado Requerimiento de Capital Contracíclico (RCC), fue incorporado en la regulación chilena en el marco de la reforma a Ley de Bancos de 2019 y anunciado por el Banco Central tras su reunión de política financiera y antes de dar a conocer su Informe de Estabilidad Financiera del Primer Semestre de 2023.
En su informe, el Banco Central, junto con destacar la solidez del sistema financiero local, explicó que “las turbulencias iniciadas en marzo, producto de la quiebra de varios bancos, han sido mitigadas por la rápida y coordinada acción de las autoridades”. Desde entonces, dice el organismo, “han aumentado los riesgos de episodios de corrección abrupta de los precios de activos y salidas de capitales, especialmente en economías emergentes”. En esa línea, señaló que “no obstante que el escenario macroeconómico ha evolucionado en línea con lo previsto, no se puede descartar completamente el riesgo de ocurrencia de un shock externo severo”. En instituto emisor señaló que, aunque la probabilidad que un escenario de esas características es baja, “su impacto negativo en la economía sería significativo”.
El presidente de la Asociación de Bancos, José Manuel Mena, criticó la medida y señaló que “los problemas de los bancos internacionales no tienen ninguna relación con la banca chilena, tal como lo ha mencionado la autoridad (...) No vemos la activación de este instrumento como algo coherente, ni con el diagnóstico, ni con su objetivo”, subrayó. El líder de la banca local alertó, además, que la activación del mecanismo podría llevar a una contracción del crédito y agregó que pidió una reunión al Banco Central para tener mayores antecedentes técnicos sobre la medida.
También Ricardo Mewes, presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), que reúne a los principales gremios de Chile, salió al paso del inesperado anuncio. “Nuestra gran preocupación tiene que ver con que cuando tú haces estas exigencias a la banca de aumentar capital, eso inmediatamente va a tener un impacto en los créditos a las empresas y personas”.
El mercado también acusó recibo: el dólar escaló hasta los 810 pesos, un alza de 4,2 pesos, lo que según agentes se debió, en parte, a lo anunciado por el Central.
El ministro de Hacienda, Mario Marcel, sin embargo, salió a poner paños fríos. Consultado por la decisión del Banco Central, de cual fue presidente entre 2016 y 2022, justo antes de entrar al Gobierno, el secretario de Estado explicó que “los bancos han tenido utilidades importantes, tienen constituidas previsiones voluntarias muy significativas y, por lo tanto, el riesgo de que esto afecte el crédito es considerablemente menor”. El economista agregó: “La pregunta para los bancos es cuántas de sus utilidades van a retener para efectos de constituir este requerimiento de capital”. La industria bancaria chilena registró ganancias por 7.000 millones de dólares en 2022.
La presidenta del Banco Central, Rosanna Costa, en todo caso, reconoció este miércoles en una presentación ante el Senado chileno que “la economía podría verse afectada en el el corto plazo, porque un cambio en el requerimiento de capital [a los bancos] podría tener impactos en la disponibilidad de créditos”, aunque señaló que estos serán “acotados y transitorios”, destacando también las holguras de la banca chilena.
El coordinador macroeconómico de Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales de la Universidad Católica (Clapes) Hermann González, explica a EL PAIS que el RCC es un instrumento nuevo, que existe en 50 países del mundo y que pone a Chile en primera línea en materia de regulación. Reconoce que “sus efectos son inciertos y, en un escenario de economía estancada con tasas de interés altas y condiciones de crédito restrictivas, es difícil hacerlo”. El investigador agrega que el espacio para que el ente emisor tome esta decisión es en el marco del Informe de Estabilidad Financiera que se realiza cada seis meses, por lo que podría haber sido un riesgo esperar seis meses más para tomar la decisión, en el contexto del deterioro de las condiciones financieras internacionales.
González, que adicionalmente tiene el cargo de vicepresidente del Consejo Fiscal Autónomo, explica que parte de la incertidumbre de la banca está dada porque “no se sabe hasta dónde puede subir el requerimiento de capital adicional, considerando que el tope, según la ley, es 2,5% de los activos ponderados por riesgo”. En ese sentido, la impresión de Hermann es que el Banco Central pudo haber hecho un esfuerzo mayor “porque no hay ningún valor en sorprender al mercado” con una medida de este tipo. “Hay un aprendizaje, esto es nuevo en Chile y se va ir mejorando su implementación en el futuro”, agrega.
Asimismo, el economista Sebastián Izquierdo, coordinador académico del CEP, un centro de estudios liberal chileno, explica que “aunque puede resultar sorprendente esta señal y tener efectos a corto plazo”, si el Banco Central ha decidido utilizarla “es preferible actuar precavidamente para evitar lamentaciones en el futuro”.
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