El independentismo llega al 10-N sin superar su división y con la incógnita de la CUP

ERC y los anticapitalistas declinan la oferta de Junts per Catalunya de formar un grupo único en el Congreso

Gabriel Rufián, en el mitin de cierre de campaña de ERC en Terrassa.Cristóbal Castro

Esquerra y la CUP declinaron este viernes, de manera definitiva, la invitación de Junts per Catalunya para formar un único grupo independentista catalán en el Congreso. El candidato republicano Gabriel Rufián tildó de “contraproducente” esta posibilidad mientras que los anticapitalistas piden un gran acuerdo para no pactar con ningún partido “del régimen del 78”. Durante esta campaña, ERC ha evitado el cuerpo a cuerpo con los otro secesionistas, centrándose en atacar al PSOE. Todos contienen el aire ante la posib...

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Esquerra y la CUP declinaron este viernes, de manera definitiva, la invitación de Junts per Catalunya para formar un único grupo independentista catalán en el Congreso. El candidato republicano Gabriel Rufián tildó de “contraproducente” esta posibilidad mientras que los anticapitalistas piden un gran acuerdo para no pactar con ningún partido “del régimen del 78”. Durante esta campaña, ERC ha evitado el cuerpo a cuerpo con los otro secesionistas, centrándose en atacar al PSOE. Todos contienen el aire ante la posible irrupción de la CUP en las Cortes.

Todas las formaciones saben que estas elecciones —con 48 escaños en liza por Cataluña— son en realidad el calentamiento para la final, los comicios catalanes que prácticamente todo el mundo ubica en el primer semestre de 2020. Con esto y la sentencia al juicio al procés de fondo, ERC busca revalidar su triunfo; Junts per Catalunya ve necesario remontar y tener un grupo propio y los anticapitalistas —que siempre habían declinado presentarse a unas generales— arañar algún escaño. Todos sí coinciden en pedir una amnistía para los políticos condenados.

La división entre las formaciones independentistas, pero también el divorcio con las entidades secesionistas, vuelve a hacerse evidente. Grupos de los Comités en Defensa de la República (CDR) han irrumpido estos días tanto en actos de Junts per Catalunya como de ERC para pedir la “unidad” independentista.

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La reacción a esta petición ha sido distinta. En todos los casos la mediación de los partidos evitó el boicot de los mitines. Pero en el segundo acto de la marca electoral del PDeCAT, en la explanada de la prisión de Lledoners (donde están los políticos presos) Laura Borràs no solo convenció a los CDR de parar la protesta sino hizo suya una de sus pancartas, que decía “unidad”, y la exhibió durante una parte de su intervención.

Junqueras no puede volver a ser candidato

La Junta Electoral Central (JEC) destimó ayer el recurso presentado el jueves por ERC en el que se solicitaba que se restituyese a Oriol Junqueras —condenado a 13 años de prisión e inhabilitación por la sentencia del juicio del procés— como su candidato para el 10-N. La JEC ratifica que Junqueras ya ha sido condenado con sentencia firme y es inelegible. Los servicios jurídicos del partido, sin embargo, insisten en su tesis y presentaron un recurso ante la sala de lo contencioso administrativo del Tribunal Supremo, pues ve una violación de derechos electorales.

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Se trata de una imagen que ha terminado convertida en el mantra de la formación que lidera el expresidente Carles Puigdemont y que ha tenido un peso importante en la campaña. Su máxima expresión fue la oferta de Borràs a los otros grupos de tener un grupo único “de representación de la República Catalana”. ERC intentó rechazarla directamente, hasta ayer, que finalmente calificó la idea de “contraproducente”.

En la CUP, a cara destapada, dicen que Borràs solo busca “la unidad de plató” y tapar unos resultados poco halagüeños, según las encuestas. Además de Puigdemont, el president Quim Torra y el expresidente Artur Mas también defendieron la idea. “Porque hemos sido nosotros los que hemos llegado hasta las últimas consecuencias con la unidad”, dijo Mas en un mitin en Tarragona.

Borràs también cargó mucho contra los republicanos, a los que les critica por dar su abstención a Sánchez “a cambio de nada”. Rufián, evitó entrar al cuerpo a cuerpo y centra sus críticas a los socialistas —la única formación que según las encuestas podría arrebatarle el triunfo el domingo—. “Con este Sánchez no podemos negociar. Solo debilitándolo, con un buen resultado de todos los independentistas, lo obligaremos a negociar”, sostiene el cabeza de lista de ERC. La formación de Oriol Junqueras pasó de puntillas sobre el sumario de la Operación Judas que vincula a Torra con los CDR investigados por terrorismo.

La CUP, por su parte, propone “hackear el Congreso”, según la cabeza de lista por Barcelona, Mireia Vehí. La única salida que ven es provocar la ingobernabilidad del Estado y que la comunidad internacional fuerce un diálogo. La irrupción de la CUP preocupa a los otros grupos. “Robará votantes sobre todo a ERC. Pese al tirón que pueda tener Puigdemont, el salto ideológico con Junts per Catalunya sigue muy grande”, dice el politógo Ernesto Pascual, profesor de la UOC.

 

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