Opinión

Espejo Brexit sin deformar

Martin Parr expone sus reveladoras fotos en una National Portrait Gallery que se abre al retrato de la gente común y su aspecto

Bandera roja ante el horizonte, en la playa de Porthcurno, Cornwall, Inglaterra, en 2017, un momento post-Brexit.Martin Parr

Los museos y sus exposiciones toman el pulso del presente y, a veces, aciertan con claridad cegadora. Al igual que el conjunto de las artes y de los libros, pueden decir cosas sobre cómo va el mundo que los artistas ven antes. Ahora mismo, algo se mueve en Trafalgar Square, en Londres. En una esquina está la National Portrait Gallery (NPG), dedicada en exclusiva al retrato desde mediado el siglo XIX: mejor dicho, al retrato de la realeza, la nobleza, las figuras eminentes de todo orden, intelectuales y creadores y, en los últimos años, a lo...

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Los museos y sus exposiciones toman el pulso del presente y, a veces, aciertan con claridad cegadora. Al igual que el conjunto de las artes y de los libros, pueden decir cosas sobre cómo va el mundo que los artistas ven antes. Ahora mismo, algo se mueve en Trafalgar Square, en Londres. En una esquina está la National Portrait Gallery (NPG), dedicada en exclusiva al retrato desde mediado el siglo XIX: mejor dicho, al retrato de la realeza, la nobleza, las figuras eminentes de todo orden, intelectuales y creadores y, en los últimos años, a los famosos, Michael Jackson el año pasado. ¿Qué pasa ahora? Pues que la gente común, la más común, ha entrado en la NPG: sus retratos, su forma de vestir, sus cuerpos, nuestra vulgaridad. De la mano del fotógrafo Martin Parr. Para poner las cosas a la hora del Brexit y colocar un espejo ante los visitantes, sobre todo británicos, y reflejar en él la noción de identidad y, en particular, la identidad british a partir del Brexit, y ver si cuadra con los clichés y tópicos sobre lo británico y su gente. Cuadra poco.

Sacudiendo de su propia tradición el culto a las élites, que tanto ha contribuido a formar la noción de lo inglés, de sus excéntricos también, la NPG acoge al fotógrafo documental por antonomasia de la vida cotidiana y el ocio de la gente común menos mediática, la que dio la victoria al referéndum del Brexit que ha colapsado el país. De hecho, la exposición de Parr fue programada siguiendo el calendario del previsto final de los británicos en la Unión. Pero, no, todavía la cosa está en juego. Una vez más, Martin Parr o el presente inasible, que no se somete a las normas dictadas por instituciones de ningún orden.

Ya que se trata de fotos, Parr es un grandísimo editor de sus propios fotolibros y no siempre puede una viajar a Londres, me he ido a la librería Laie a por el catálogo. Only human (Solo humano) reúne más de doscientas fotos de este fotógrafo de mirada y de trayectoria única, uno de esos que no puedes imitar porque se nota demasiado. Si no conocen sus fotos, digamos que Parr puede vestirse de británico excéntrico —en versión chabacana—para trabajar y fundirse con la gente y los espacios. Sus colores son brillantes, muy vivos, como si fuera un pintor pop. Encima, aunque esté en la playa a pleno sol, usa el flash, con lo que la gente sale en la foto con una potencia alucinante. Pero no crean que Parr se burla de sus modelos, no. En absoluto. Él es uno de ellos, uno más. Ha sido y es un antropólogo de la cámara, un observador participante que sigue sus temas —la clase media, el turismo de masas, el consumismo global— durante décadas.

Lo mejor, su empatía, su afecto, su humor. Su ojo explora la diferencia entre la mitología de un lugar y su realidad. Y el Brexit da en este sentido para mucho. El director de la NPG le propuso que siguiera el después del referéndum de 2016. Este museo del retrato, creado ‘para incorporar en él a las personas más honorablemente conmemorables de la historia británica’, se gira así hacia la gente común y atendiendo al seísmo del Brexit y sus conmociones entra en la vida a pie de calle del siglo XXI. Sorprendido por la propuesta, pues no fotografía famosos, Parr aceptó. Bien hecho, que la NPG baje de las nubes.

El catálogo (Phaidon) da cuenta de los ingleses en casa y por el mundo, su gran tema. Es el Parr más vistoso y hasta chistoso, que la NPG publicita para la promoción de la expo. El apartado específico, de tono más crudo, sobre Inglaterra tras la votación del Brexit, es elocuente sin cargar ninguna tinta: un momento histórico de efectos superiores al referéndum de Escocia que movilizó a las élites, tal vez porque el Brexit llegó después de aquella herida para los ingleses. Solo faltaba eso. Parr documenta una espera tensa.

No suele hacer grandes declaraciones sobre lo que pasa en el mundo, simplemente aprieta el botón de su cámara para dar cuenta de lo que queda bajo la alfombra o en el cubo de basura mientras dirigentes y medios recitan con rutina grandes palabras. Lo vimos en una expo en el CCCB sobre el turismo en Barcelona. En esta ocasión, se ha sentido interpelado: “Es un buen momento para reflexionar sobre quiénes somos, qué estamos haciendo, hacia dónde vamos, todo eso de la identidad británica. Este trabajo sugiere lo que está sucediendo”. Lo que está sucediendo es tal vez que tantos votantes están hartos de los espejos deformantes de la sociedad y en particular de ellos, los votantes. Allí, y aquí. Bravo por la NPG y, siempre, por Martin Parr.

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Mercè Ibarz es escritora y profesora de la UPF

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