Torra pide carta blanca para sus Cuentas tras impedir las de Sánchez

Los comunes dicen que preparan una enmienda a la totalidad

El president Quim Torra (d), y el exlehendakari Juan José Ibarretxe (i) en el acto de conmemoración del 80 aniversario del éxodo republicano.ROBIN TOWNSEND (EFE)

El Govern de Quim Torra se jugará la próxima semana su última carta para intentar tramitar los Presupuestos de la Generalitat. Sin que aún haya explicado su contenido ni el Ejecutivo haya aprobado el proyecto de ley para remitirlos a la Cámara, demandará a la oposición que le permita negociarlos en comisión. Junts per Catalunya (donde está fundido el PDeCAT) y ERC esperan un gesto dos semanas después de que vetaran las cuentas de Pedro Sánchez.

El Ejecutivo quiere evitar un “pim pam pum político”, según so...

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El Govern de Quim Torra se jugará la próxima semana su última carta para intentar tramitar los Presupuestos de la Generalitat. Sin que aún haya explicado su contenido ni el Ejecutivo haya aprobado el proyecto de ley para remitirlos a la Cámara, demandará a la oposición que le permita negociarlos en comisión. Junts per Catalunya (donde está fundido el PDeCAT) y ERC esperan un gesto dos semanas después de que vetaran las cuentas de Pedro Sánchez.

El Ejecutivo quiere evitar un “pim pam pum político”, según sostuvo ayer el vicepresidente económico de la Generalitat, Pere Aragonés, durante una visita a la Cruz Roja. El miércoles está previsto que éste y Torra expliquen, durante el pleno de la Cámara catalana, el motivo por el cual se ha ralentizado la tramitación presupuestaria y la situación en la que se encuentra su posible aprobación.

En esa comparecencia, que habían solicitado tanto los comunes como los socialistas, se podrían desvelar las pretensiones del Govern, si bien sería necesario que antes el Ejecutivo en pleno tuviera una visión conjunta del proyecto de Presupuestos que ha confeccionado el Departamento de Economía y Finanzas.

A día de hoy cada consejero conoce los números de su respectivo departamento, pero ninguno —a excepción de Aragonès y previsiblemente de Torra y Elsa Artadi, consejera de Presidència— tiene una visión de conjunto. Esa exposición no se ha efectuado en ninguna reunión del Ejecutivo catalán. Torra podría tener esa oportunidad de explicarlo en el Consell Executiu que presidirá el lunes, avanzado un día porque Torra el martes asistirá al juicio del 1-O que se celebra en el Tribunal Supremo.

Más dinero para salud y educación

Las líneas maestras de los Presupuestos de la Generalitat muestran unas cuentas expansivas. Sin incluir las transferencias del Estado, se contempla que la Generalitat gane un 6,8% de gasto no financiero no finalista, hasta los 26.102 millones de euros. Supone un salto de 1.660 millones. En educación, se igualaría el gasto de antes de la crisis (unos 5.200 millones, 210 millones más que en 2017). En sanidad, se sumarían 500 millones de euros más, hasta llegar a un total de unos 11.000 millones.

Esto abriría la posibilidad de “desnudar” el Presupuesto el miércoles en el Parlament con el objetivo de trasladar la presión a la oposición. Las líneas básicas mostradas a Catalunya en Comú (la única formación que se había ofrecido a pactarlos), patronales y sindicatos aseguran que el Gobierno volverá a calificar sus Cuentas como las “más sociales” de la historia de Cataluña, con picos de gasto en materia sanitaria y educativa y esfuerzos para revertir los recortes que se arrastran desde 2011. Con ese discurso se pretende transmitir un espíritu en las Cuentas que los comunes se sientan cómodos.

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Por ello, pretenden alcanzar antes un “acuerdo político de base” que permita iniciar la tramitación. Fuentes del Ejecutivo catalán esgrimen que, a las puertas de una campaña electoral como la de las generales, no quieren que se utilice ese debate como un arma arrojadiza con la que se quiera visualizar una derrota del bloque independentista, de ahí sus cautelas a la hora de presentarlas.

Desde un principio, Artadi había asegurado que no se llevaría un proyecto de Presupuestos al Parlament si no tenían amarrados los apoyos suficientes para su aprobación. El propio Torra puso, el verano pasado, el listón mucho más alto. “Los gobiernos acostumbran a dimitir si sus presupuestos no son aprobados y me parece que esto es un mandato democrático de autoexigencia”, dijo en una entrevista a la ACN. Fuentes de Catalunya en Comú, que han mantenido hasta nueve encuentros con el Govern para intentar alcanzar un acuerdo, aseguraron ayer que si llegan al Parlament plantearán una enmienda a la totalidad, lo que impediría su tramitación.

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