La pasión de ‘Manon Lescaut’, en directo para 100.000 personas

Lo que empezó hace cuatro años de una forma modesta, la retransmisión de La Traviata en 14 municipios catalanes en una primera edición del 'Liceu a la fresca', se ha convertido en un ambicioso proyecto del teatro de Barcelona que este año llegará a 266 municipios de Cataluña, 24 en el resto de España, dos de Portugal, seis de Francia, uno de Italia y otro de Andorra. El próximo sábado 305 pantallas proyectarán simultáneamente la función de la ópera Manon Lescaut, de Giacomo Puccini, en directo – el concepto real es falso directo ya que hay un entreacto de 30 minutos- que se r...

Lo que empezó hace cuatro años de una forma modesta, la retransmisión de La Traviata en 14 municipios catalanes en una primera edición del 'Liceu a la fresca', se ha convertido en un ambicioso proyecto del teatro de Barcelona que este año llegará a 266 municipios de Cataluña, 24 en el resto de España, dos de Portugal, seis de Francia, uno de Italia y otro de Andorra. El próximo sábado 305 pantallas proyectarán simultáneamente la función de la ópera Manon Lescaut, de Giacomo Puccini, en directo – el concepto real es falso directo ya que hay un entreacto de 30 minutos- que se representará en el Liceo. La retransmisión correrá a cargo de TV3, que lo emitirá en canal 33, La 2 de Televisión Española para el resto de España y RTP 2 de Portugal. El drama pasional que explica la ópera tendrá un público de más de 100.000 personas según cálculos del Liceo que ha contado con un grupo de patrocinadores –destacan Endesa y al Caixa- para extender un proyecto que quiere crecer todavía más, según explicó Salvador Alemany, presidente de la Fundación del Liceo.

Convencidos de que una buena manera de conectar con la ópera es poder verla desde la plaza de al lado de tu casa, los impulsores de la idea subrayan que por eso es importante llegar a cuantos más sitios, mejor. En el caso de Barcelona, la retransmisión se podrá ver en cuatro lugares: en el Arc del Triomf, la plaza de la sede del distrito de Nou Barris, en el Palau Robert, en la plaza Salvador Seguí del Raval y en el centro cívico de Sant Martí. “Se tiene que romper con la idea de que la ópera es algo solo para entendidos, la ópera emociona y las emociones son de todos”, apuntaba el director general del Liceo, Valentí Oviedo. Las entradas para asistir al Arc del Triomf se tienen que retirar en el Liceo, mientras que en el Palau Robert se gestionarán en ese centro. En el caso de Nou Barris, serán los comerciantes las que las distribuyan.

En Madrid se proyectará en la plaza Mayor y en el Caixafórum, y en Portugal en la Fundación Calouste Gulbenkain de Lisboa. En la mayor parte de las poblaciones las pantallas se colocarán en grandes espacios públicos. En Italia, la ópera se podrá ver en Alguer y los municipios de Francia son Arles, Colliure, Morellàs, Perpinyà, Pesillà de la Ribera y Prats de Molló. “Creemos que es muy importante que tantas personas, desde puntos tan diversos, sigan conjuntamente una interpretación artística”, subrayaba Alemany.

La cuarta edición del Liceu a la Fresca crece un 81% respecto año pasado: pasa de las 169 pantallas de 2017 a 306. La Manon Lescaut, una de las óperas más populares de Puccini, llega con una dirección de escena del italiano Davide Livermore que sitúa parte de la acción en Ellis Island, el centro de internamiento donde entraban los emigrantes a Nueva York a finales del siglo XIX. En la función del sábado, con la dirección musical de Emmanuel Villaume, los protagonistas serán el tenor norteamericano Gregory Kunde, que encarna al joven enamorado Des Grieux, la soprano Liudmyla Monastyrska – una de las más reconocidas en la actualidad- , que debuta en el papel de Manon y David Bizic en el papel de Lescaut junto con el coro y la Orquesta Sinfónica del Liceo. Los propios artistas reconocían ayer que pese la experiencia de cantar en teatros de ópera de todo el mundo, es la primera vez que saben que su audiencia será tan masiva en una sola función. “Es muy importante sobre todo por los tiempos en los que estamos en los que parece que la cultura necesita justificar su existencia”, apuntaba Kunde.