Ecologistas y vecinos rechazan los “excesos” de una tala en un encinar de Valdemorillo

Los trabajos antiincendios cuentan con todos los permisos y se trata de una zona verde en suelo urbano, responde el Ayuntamiento

Ecologistas en Acción y un grupo de vecinos de Cerro Alarcón (Valdemorillo) han protestado energicamente por una tala que consideran excesiva en una zona verde de la urbanización, contigua a un monte preservado, que se ha llevado por delante “encinas de gran porte” y ha dejado “un paisaje desolado”. Son trabajos antiincendios, que cuentan con el visto bueno del Ayuntamiento, que a su vez ha seguido las reciomediones de la Consejería de Medio Ambiente, asegura el Consistorio.

Una vecina de Cero Alarcón señala una de las encinas cortadas. JAIME VILLANUEVA

Los montes preservados que rodean la urbanización de Cerro Alarcón, formados por masas arbóreas “de encinar alcornocal, enebral, sabinal, coscojar y quejigal”, se meten formando un rectángulo en el margen izquierdo de la urbanización Cerro Alarcón. Ese trozo, que es urbano porque la norma del Ayuntamiento que así lo declara es anterior a la ley ambiental de 1995, es el que ha sufrido los trabajos de tala dentro del plan de protección antincendios elaborado por la administración del vecindario. El Ayuntamiento, aun insistiendo en que se trata legalmente de un espacio verde urbano en el que pued...

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Los montes preservados que rodean la urbanización de Cerro Alarcón, formados por masas arbóreas “de encinar alcornocal, enebral, sabinal, coscojar y quejigal”, se meten formando un rectángulo en el margen izquierdo de la urbanización Cerro Alarcón. Ese trozo, que es urbano porque la norma del Ayuntamiento que así lo declara es anterior a la ley ambiental de 1995, es el que ha sufrido los trabajos de tala dentro del plan de protección antincendios elaborado por la administración del vecindario. El Ayuntamiento, aun insistiendo en que se trata legalmente de un espacio verde urbano en el que puede hacer y deshacer, pidió asesoramiento a la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad. Esta, le dio una serie de recomendaciones para la tala, entre otras, que la primera franja de sepración tuviera seis metros sin vegetación y, hasta 15 metros, que se dejan árboles cada nueve metros. “Se están respetando, según recoge catálogo de especies a preservar, ejemplares de enebro y cornicabras”, insiste el Consistorio en una respuesta por escrito.

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Por su parte, los vecinos explican que no están en contra de los trabajos de prevención —todos recuerdan un gran incendio que estuvo a punto de llegar a sus casas en 2013—, pero sí de cómo se ha hecho. Para empezar, porque la administración de la urbanización —que ha declinado hacer declaraciones a este periódico— no les ha comunicado nada y, de hecho, no ha puesto ninguna facilidad para acceder al plan de autoprotección contra incendios, se queja Rosalía Díez, una de las vecinas de Cerro Alarcón que reside allí durante todo el año. Hay, sin embrago, muchas segundas residencias vacacionales en esta urbanización formada por más de 1.200 parcelas de casas bajas y chalés y enclavada en mitad de un paraje natural que incluye esos montes preservados, zonas Red Natura, de protección de aves, y lugares Importancia Comunitaria de los Encinares y Cuencas de los ríos Alberche y Cofio, así como un pantano recreativo en el que hay instalado un club náutico.

“Si vivimos aquí es porque queremos estar cerca de la naturaleza y queremos preservarla”, explica Díez frente al tronco cortado de un roble que, calcula, podía tener unos 90 años. En una nota, Ecologistas en Acción de la Comunidad de Madrid, protesta también por la extensión de la tala: “Si bien, el control de la vegetación es una medida necesaria en este tipo de urbanizaciones, en este caso, se trata de una medida excesiva. Se está eliminando la totalidad de la vegetación, incluyendo ejemplares de encina de gran porte en una franja perimetral de seis metros [...] El resultado es desolador, un paisaje de troncos talados, y vegetación arrasada”.

Vecinos y ecologistas llevaban semanas pidiendo que se detuviera la tala, comenzada a finales de noviembre. Y la semana pasada, por fin se detuvieron, explica el Ayuntamiento de Valdemorillo, porque se aguardan los permisos de la Confederación Hidrográfica del Tajo para continuar en una ziona cercana a un arroyo.

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