OPINIÓN

La culpa, al funcionario

La alcaldía de Santiago vive un espectáulo grotesco desde hace un año

Una de las cosas más tristes de lo que hemos vivido en los últimos tiempos y de lo que nos toca seguir viviendo es la culpabilización de las víctimas. Las medidas que ha ido tomando el Gobierno, además de ser injustas muchas de ellas, son efectivamente dolorosas, pero no para ellos sino para los más débiles. Como están en el Gobierno pero no tienen estatura de gobernantes son incapaces de asumir sus responsabilidades y necesitan descargar en otros, les bastaría con echarle la culpa a Zapatero, lo cual no dejan de hacer, o decir que se veían obligados a hacerlo, sin embargo en todos los casos l...

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Una de las cosas más tristes de lo que hemos vivido en los últimos tiempos y de lo que nos toca seguir viviendo es la culpabilización de las víctimas. Las medidas que ha ido tomando el Gobierno, además de ser injustas muchas de ellas, son efectivamente dolorosas, pero no para ellos sino para los más débiles. Como están en el Gobierno pero no tienen estatura de gobernantes son incapaces de asumir sus responsabilidades y necesitan descargar en otros, les bastaría con echarle la culpa a Zapatero, lo cual no dejan de hacer, o decir que se veían obligados a hacerlo, sin embargo en todos los casos los recortes fueron acompañados de acusaciones que desprestigiaban a los afectados: los funcionarios no trabajan, los parados no buscan trabajo, los estudiantes no estudian, los pensionistas acumulan medicinas, los acogidos a la ley de dependencia defraudan...Mientras sobres con dinero muy oscuro vienen y van de un bolsillo a otro, el Gobierno dice ser prudente y justo y repartir sólo el dolor necesario, dice que por nuestro bien lo privatizan y se lo embolsan todo. Hay una crueldad muy característica en estas actuaciones y un evidente desprecio por la gente común: los EREs son para crear puestos de trabajo, los pensionistas se quejan del copago farmacéutico cuando esos euros "se van en tres o cuatro cafés", los jóvenes no se deciden a marchar a Laponia de una vez...Y es que la gente no acaba de meterse en la cabeza lo de "¡que se jodan!", no entienden la indirecta.

 Casi todas las cosas que emanan de ese poder son tristes. Vean lo que ocurre en Santiago, no me refiero a un joven músico que denunció que la policía municipal le rompió los dedos. "¿Y ahora qué?”. Pues que no volverá a tocar ni a construir instrumentos. Así como que cuando fue a denunciarlo a comisaría no le aceptaron la denuncia. No me refiero a algo tan delirante, prefiero creer todavía que la policía es democrática y no la franquista, y que eso va a ser investigado y se depurarán responsabilidades. Me estoy refiriendo al espectáculo grotesco que vive la alcaldía de Santiago desde hace un año, el nuevo capítulo lo protagonizan las dos facciones del mismo partido enfrentadas, la del actual alcalde y la otra, parece que apoyada por la dirección de Galicia. Una lucha descarnada y sin otro valor político que el poder por el poder, al cabo son de un mismo partido y representan el mismo programa, pero en la que acaban de desembarcar el principal periódico coruñés con toda su artillería y al que le ha contestado el periódico santiagués con vehemencia pareja.

Lo terrible es que una concejala participante en el duelo y el periódico coruñés, para cobrar una pieza más alta, hayan disparado contra un funcionario que pasaba por allí y que no tenía nada que ver en esa pelea. Lo que vemos es a medios de comunicación colaborando con políticos que no solo se ensucian entre ellos sino que también liquidan el honor de quien se ponga a tiro. La llamada Operación Pokémon ha creado una sucesión de episodios en la que se mezclan culpables e inocentes, pero este episodio en el que la prensa actuó de modo tan destructivo es de lo peor. Mentiras y falsedades que destruyen a los inocentes. Cuando venza una facción de ese partido sobre la otra y cuando finalmente alguno de los políticos implicados acabe siendo declarado culpable, o no, ¿quién reparará el honor de un funcionario acusado de la actuación más deshonrosa? Todo esto es muy característico de este tiempo, políticos absolutamente ineptos que no conocen sus funciones y sus obligaciones, que perjudican con sus disputas a la administración pública. Ellos pasarán, pero la administración pública, como todo lo que tocan, quedará dañada.

En el Concello santiagués los bandos enfrentados disparan entre ellos y se cobran funcionarios como piezas, mientras en los colegios públicos los conserjes y el personal de la limpieza lleva más de un mes sin cobrar, así como el Concello le debe siete meses a la empresa que los contrata y presta ese servicio. Pero no importa, lo único que importa es salvar el culo de cada uno, total solo es escuela pública y ya estamos a ello, a desprestigiarla y desmontarla. ¿Queda alguien con responsabilidad en el partido, el Concello o la Xunta? ¿Le importa a alguien algo? Sobres aparte.

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