Un colofón con mucho ‘filin’

Silvia Pérez Cruz y Javier Colina ponen el broche de oro al festival Panoramas Albert Sanz y Perico Sambeat compartieron un repertorio cubano de mitad del siglo XX

La cantante catalana Silvia Pérez Cruz en una foto de archivo

"Ya teníamos ganas de presentar el disco En la imaginación en la tierra de Albertico", expresó Silvia Pérez Cruz, en referencia al pianista valenciano Albert Sanz, con la simpatía que envolvieron todos sus comentarios y los del contrabajista Javier Colina en el concierto de despedida del festival Panoramas, celebrado en el Teatro Principal de Valencia de miércoles a domingo. Y ya tenían ganas de ver a estos intérpretes en Valencia los admiradores de un álbum que situó entre los mejores de 2010 y reveló a Silvia Pérez Cruz como una de las mejores sensaciones que ha tenido la canción es...

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"Ya teníamos ganas de presentar el disco En la imaginación en la tierra de Albertico", expresó Silvia Pérez Cruz, en referencia al pianista valenciano Albert Sanz, con la simpatía que envolvieron todos sus comentarios y los del contrabajista Javier Colina en el concierto de despedida del festival Panoramas, celebrado en el Teatro Principal de Valencia de miércoles a domingo. Y ya tenían ganas de ver a estos intérpretes en Valencia los admiradores de un álbum que situó entre los mejores de 2010 y reveló a Silvia Pérez Cruz como una de las mejores sensaciones que ha tenido la canción española en muchos años. Su traducción  en directo de los ya de por sí espléndidos cortes del disco lo corroboraron. Hay unas cuantas voces femeninas luminosas en la actual escena española, pero es probablemente la de esta cantante catalana la que más roza lo sublime.

Justo es reconocer que fue Javier Colina quien le puso en bandeja este repertorio a la que fuera principal voz del grupo Las Migas: un puñado de canciones cubanas pertenecientes al movimiento del filin que se compusieron y dieron a conocer a mediados del siglo XX. También lo reconoció la misma Silvia Pérez Cruz, al explicar que "eran como la maleta de viaje" del contrabajista, quien incluso cantó  una de ellas a medias con la cantante y demostró que no canta mal o que ha oído tantas veces y con tanto aprecio a los intérpretes del filin, que los ha hecho suyos en todas las cuerdas, incluidas las vocales.

Son canciones desgarradas, con letras "sin desperdicio", como aclaró Colina en uno de sus también simpáticos y pedagógicos comentarios sobre este repertorio tan singular, en el que descollan las firmas de José Antonio Méndez o Marta Valdés, por citar dos de los autores de algunas de las canciones interpretadas la noche del domingo en el Principal. Precisamente Mi mejor canción, escrita por el primero de ellos, propició la entrada en escena del quinto miembro del grupo que grabó el álbum, el saxofonista Perico Sambeat, conformando un quinteto de ases sobre la tarima que no es fácil reunir a menudo.

Enormes las composiciones, sin duda, asociadas a un movimiento más influyente de lo que parece en la canción hispanoamericana. "Mis primeros números son de filin", aseguraba hace años Pablo Milanés, citando como ejemplo la canción Tú mi desengaño. "Yo estaba influido por varios autores, entre otros por José Antonio Méndez", añadía, para concluir: "Creo que hasta en la interpretación me parezco un poco a él".

Parecidos parciales podrán encontrarse a la manera de interpretar de Silvia Pérez Cruz, pero no cabe duda de que tiene ya una voz muy propia y que es de las pocas que, a caballo entre la copla, el bolero y el jazz, a veces se convierte en un instrumento, particularmente de viento y tal vez como una trompeta. Como contrapartida, las pulsaciones de Javier Colina a a veces parecían un canto vocal, como si el contrabajo se empeñara en hablar con voz de mujer.

Fue, pues, un brillante colofón a una programación que arrancó con la elegancia de la portuguesa Teresa Salgueiro y acabó con el sentimiento  cristalino de Silvia Pérez Cruz, pero que sólo consiguió el lleno con un Kiko Veneno pletórico que acababa de recibir el premio nacional de Músicas Actuales 2012 y que se "echó" bastante más que "un cantecito". El resto de los conciertos se conformaron con media entrada, cosa que pone en riesgo el futuro de un festival con mucha clase.

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