La tasa de pobreza en Cataluña supera en ocho puntos la media europea

El 29,5% de los catalanes son pobres, mientras que la media de la UE es del 21,6% Un estudio de la Diputación de Barcelona muestra grandes diferencias entre territorios La nueva pobreza desplaza a la franja de mayores de 65 años como la más castigada El 39% de los catalanes no puede ir ni una semana de vacaciones al año

Una sociedad en la que el 57% de los ciudadanos lo tienen crudo para llegar a fin de mes, el 39% de las familias no pueden permitirse ni una semana de vacaciones al año y el 12,7% no tiene ni para poner la calefacción, en la que el número de las familias que viven de alquiler se ha disparado en cinco años (del 14% al 24% y no será porque no haya pisos en venta); en la que quien aguanta de los que no pueden más son los abuelos, cuyas pensiones son hoy más de lo que ingresa mucha gente. Una sociedad con muchos pobres: el 29,5% de la población. Hasta 2.200.000 pobres. La foto es de Cataluña y la ...

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Una sociedad en la que el 57% de los ciudadanos lo tienen crudo para llegar a fin de mes, el 39% de las familias no pueden permitirse ni una semana de vacaciones al año y el 12,7% no tiene ni para poner la calefacción, en la que el número de las familias que viven de alquiler se ha disparado en cinco años (del 14% al 24% y no será porque no haya pisos en venta); en la que quien aguanta de los que no pueden más son los abuelos, cuyas pensiones son hoy más de lo que ingresa mucha gente. Una sociedad con muchos pobres: el 29,5% de la población. Hasta 2.200.000 pobres. La foto es de Cataluña y la hizo pública ayer la Encuesta de Condiciones de Vida y Hábitos de la Población 2011 de la Diputación de Barcelona.

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Hasta ahora, la encuesta, que se elabora cada cinco años y tiene reconocimiento oficial, evaluaba el riesgo de exclusión (del 21,9%), pero en esta última edición incluye también la tasa AROPE, un indicador reconocido por el Eurostat europeo que tiene en cuenta la pobreza monetaria (ingresos inferiores al 60% de la media), la situación laboral de los integrantes de las unidades familiares y las privaciones de consumo de los ciudadanos. En todos esos aspectos, Cataluña está peor que en la media española, donde la tasa de pobreza es del 26,7%, y mucho peor que la media europea, que se sitúa en el 21,6%. Uno de los factores que explican que el índice AROPE se dispare en Cataluña es el paro, que la última encuesta de población activa sitúa en el 22%. 

La encuesta de condiciones de vida es un trabajo basado en información de hasta 10.000 personas obtenida en el marco de más de 4.235 entrevistas —con el 1% de margen de error—. Y dibuja cómo la crisis ha golpeado duramente en la sociedad catalana. Sobre todo, en los menores de edad, algo sobre lo que el tercer sector lleva meses y meses alertando: la pobreza infantil requiere de atención urgente porque Cataluña se juega el futuro, repiten entidades como la Mesa del Tercer Sector, Fedaia, Cruz Roja y Cáritas. En la encuesta se ve claramente en la tasa de riesgo de exclusión: si la de la media de la población es del 21,9%, en los niños se dispara hasta el 28%.

Y otro dato impensable hace unos años, en época de bonanza: las personas mayores de 65 años han dejado de ser la principal franja castigada por la pobreza (su riesgo de exclusión es del 18%), algo que solo se explica porque la situación de sus hijos y nietos es tan mala que, pese a mantener sus endebles pensiones, les superan en ingresos. “Al no bajar sus pensiones, su situación no empeora y hay un volumen de nueva población pobre que les ha desplazado”, subrayó ayer uno de los directores del estudio, el sociólogo de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) Sebastià Sarasa.

La foto también muestra grandes desigualdades territoriales. Así, si la renta media anual disponible en los hogares catalanes es de 27.226 euros, en ámbitos como las comarcas del Ebro no alcanza ni los 22.000 euros, en Lleida y el Pirineo no llega a 25.000 y en las comarcas de Girona es de 25.276 euros. En el área metropolitana la renta supera la media (28.900 euros anuales por hogar), una cifra que rebasa sobre todo la ciudad de Barcelona: 29.665 euros.

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Los jubilados han dejado de ser la principal bolsa de pobreza

Resulta interesante ver como, a pesar de tener unos ingresos menores, en zonas como las comarcas del Ebro y el Pirineo la mitad de las familias responden que llegan con facilidad a fin de mes. Aunque falta analizar los datos con mayor detenimiento, explicaron los autores del estudio durante la presentación en el CCCB, una de las hipótesis que pueden explicar esta paradoja es que fuera del área metropolitana de Barcelona existen bolsas de pobreza concentrada.

“La pobreza está cambiando mucho”, reflexionó el profesor Sarasa, que, como ejemplo de ello, reconoció que actualmente el índice de pobreza está disparado, al tiempo que la renta disponible de las familias dobla la de la década de 1980. “Nos esperan muchas horas de ver los datos con detenimiento y cruzarlos”, dijo.

La delegada de Atención a las Personas de la Diputación de Barcelona, Mercè Conesa, reconoció la “crudeza de la realidad que muestra la encuesta” y puso en alerta a los 311 alcaldes de la provincia de Barcelona: “Tendremos que dejar de hacer cosas para hacer otras, para hacer lo imprescindible”, les advirtió.

El único dato positivo que arroja la encuesta es el incremento de personas con problemas de movilidad que reciben ayuda de familiares o entidades (“está por ver si es consecuencia de la ley de dependencia”, analizó Sarasa) y la sensación de bienestar de los ciudadanos respecto al entorno donde viven. Por ejemplo, la sensación de inseguridad ha caído desde 2006 (del 9% al 6%), cuando la corporación municipal realizó la última encuesta de hábitos y condiciones de vida.

Se agota la partida de la renta mínima

La Generalitat prácticamente ha agotado la partida para pagar hasta finales de año la renta mínima de inserción (RMI), el antiguo PIRMI. De los 100 millones que presupuestó para este 2012, el Ejecutivo ya ha gastado 98,5 millones, por lo que con 11 millones de gasto mensual, las cuentas no cuadran, según reveló ayer El Periódico de Cataluña.

Hasta 2011 el Gobierno catalán había invertido 170 millones anuales en pagar la renta mínima, pero hace algo más de un año, el Gobierno decidió endurecer las circunstancias de acceso a este subsidio, para atajar el fraude, dijo, y para convertirlo no en una mera ayuda, sino en una pata más de lo que calificó de itinerario de inserción de personas en riesgo de exclusión. De aquella purga resultaron excluidas 4.500 personas y el número de beneficiarios se sitúa actualmente en torno a los 24.000.

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