Nuria Barrios: “De no ser escritora me habría gustado ser rica”
Después de ganar el premio Málaga con ‘La impostora’ (Páginas de Espuma), un ensayo sobre el oficio de traducir, Nuria Barrios (Madrid, 61 años) reedita en el mismo sello su primera obra narrativa, ‘Amores patológicos’, una novela construida con fragmentos encadenados.
¿Qué libro le hizo querer ser escritora? Más que un libro, fue un momento vital que atemperó el inmenso respeto, muy cercano al miedo, que sentía hacia la escritura.
¿Qué libro ajeno le habría gustado escribir? La Odisea. Decía Italo Calvino que un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir. De alguna manera, toda lectura supone una reescritura. Yo leo y releo esa novela y habló tan a menudo sobre ella que siento que mi voz forma ya parte del...
¿Qué libro le hizo querer ser escritora? Más que un libro, fue un momento vital que atemperó el inmenso respeto, muy cercano al miedo, que sentía hacia la escritura.
¿Qué libro ajeno le habría gustado escribir? La Odisea. Decía Italo Calvino que un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir. De alguna manera, toda lectura supone una reescritura. Yo leo y releo esa novela y habló tan a menudo sobre ella que siento que mi voz forma ya parte del eco de esa historia.
¿Qué aprende un narradora y poeta traduciendo? A leer mejor y a enfrentarse con sus propias limitaciones como escritora. Traducir te obliga a ampliar tu ámbito de trabajo para explorar zonas donde nunca te adentrarías. Mientras que escribir es un acto de afirmación, traducir es un acto de cuestionamiento. En cierta manera es un proceso de reinvención.
¿Y viceversa? A ser audaz cuando la traducción lo requiere. Para ser fiel al espíritu del texto en ocasiones hay que tomar decisiones creativas, y ahí la escritora viene siempre en auxilio de la traductora. Yo siempre me he sentido confortada por la frágil seguridad que me proporciona mi oficio como autora.
¿Con qué tres palabras definiría la traducción perfecta o casi? No existe traducción perfecta. Cada obra es susceptible de un número indefinido, tal vez infinito, de traducciones. Para mí una buena traducción ha de ser precisa, para eso ha de ser libre y debe transmitir.
¿Y el cuento perfecto? Tampoco existe el cuento perfecto, pero considero muy importantes en un buen cuento la brevedad, la geometría, los silencios y la sorpresa.
De no ser escritora le habría gustado ser... Rica.
¿Cuál ha sido el último libro que le ha gustado? El ensayo Arquitectura de las pequeñas cosas, de Santiago de Molina.
¿Cuál es la película que más veces ha visto? Fanny y Alexander, de Ingmar Bergman.
Si tuviese que usar una canción o una pieza musical como autorretrato, ¿cuál sería? Hoy sería Yo vengo a ofrecer mi corazón, de Mercedes Sosa. Mañana ya veremos.
¿Qué suceso histórico admira más? La decisión de Rosa Parks de sentarse en un autobús de Alabama en el asiento reservado para blancos, en lugar de ocupar un asiento en la parte trasera, destinada a los negros.
¿Qué encargo no aceptaría jamás? Ni idea, jamás es un adverbio muy cambiante.
¿Qué está socialmente sobrevalorado? El fútbol.
¿A quién le daría el próximo premio Cervantes? Se lo daría ex aequo a Clara Obligado y a Menchu Gutiérrez.
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