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Crítica

‘La alojería’: Empuje y triunfo de la democracia aplicada

Esta comedia sobre la amistad masculina y la sororidad, trenzada colectivamente por la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, cautiva, instruye, divierte y no para de sorprender

En otro sistema teatral mejor trazado que el español este espectáculo quedaría fijado en el repertorio durante años. Por la hilatura contemporánea con la que entrelaza dos obras clásicas, por el ímpetu medido de su puesta en escena, por la buena vibra que sus jóvenes intérpretes transmiten y por la manera en la que conectan con el público adolescente, pero también con el adulto, La alojería ha agotado loca...

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En otro sistema teatral mejor trazado que el español este espectáculo quedaría fijado en el repertorio durante años. Por la hilatura contemporánea con la que entrelaza dos obras clásicas, por el ímpetu medido de su puesta en escena, por la buena vibra que sus jóvenes intérpretes transmiten y por la manera en la que conectan con el público adolescente, pero también con el adulto, La alojería ha agotado localidades durante las 31 funciones programadas.

Esta refundición de dos obras donde María de Zayas y Agustín Moreto hablan del fulgor de la amistad, festeja un bonito encuentro intergeneracional. Sobre el escenario están los once integrantes de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, de entre 24 y 31 años, a los que Lluís Homar ofreció la oportunidad de componer un proyecto propio en todos sus términos. Incluso a su directora debieron de escogerla entre ellos mismos. Los espectadores de las matinales, de Bachiller y la ESO, son bulliciosos, como debieron serlo los de los corrales auriseculares. En las funciones vespertinas, reinan las mujeres de edad mediana.

Xavi Caudevilla, maestro de ceremonias de cabaret literario, se dirige a cada público con voz diferente. Durante su extenso monólogo en portugués, sin traducción, se escucha caer un cabello, tal es el silencio que concita entre la chavalería: las autoridades deberían acudir a constatarlo. Después, el oleaje festivo que agitan Ania Hernández, Miriam Queba, Felipe Muñoz, Iñigo Arricibita, Marc Servera y Pascual Laborda, arrastra a su audiencia a la otra ribera de los estados de ánimo. Las diferencias entre géneros y el flirt de Laura con Belisa arrancan en el graderío varios: “¡Haaala!” y un: “Está genial”.

Las décimas repentizadas por Antonio Hernández Fimia mientras interroga al público sobre amores y amistades; la glosa de tales décimas, cantada con arrebato por María Rasco; y una nueva ruptura espacial sorpresiva, que nos traslada a una alojería (la taberna de los corrales de comedias), donde la Jero descacharrante de Cristina García ejerce de Celestina de café concierto, hacen de esta creación colectiva un ejemplo de lo que el teatro público puede ser cuando lo procura. La dirige por alegrías Cristina Marín-Miró, democráticamente aupada a ese rango por sus compañeros. Lástima que la CNTC carezca de medios para mantener sus producciones en repertorio y a sus actores en plantilla.

La alojería

Texto: María de Zayas, Agustín Moreto y el elenco. Dirección: Cristina Marín-Miró.

Intérpretes: Iñigo Arricibita, Xavi Caudevilla, Cristina García, Ania Hernández, Antonio Hernández Fimia, Pascual Laborda, Cristina Marín-Miró, Felipe Muñoz, Miriam Queba, María Rasco y Marc Servera.

Teatro de la Comedia. Madrid. Hasta el 18 de mayo.

 

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