‘Amberwell’, de D. E. Stevenson: digna sucesora de Jane Austen
La casa familiar de los Ayrton está en el centro de esta novela situada en la Inglaterra del periodo de entreguerras. Es un alivio encontrar personajes como los de esta historia
Robert Louis Stevenson tenía un primo ingeniero y constructor de faros cuya hija y sobrina del maestro de la narración, Dorothy Emily Stevenson (1892-1973), escocesa, educada en la casa materna con institutrices y miembro del equipo de golf Scottish Ladies, acabó dando en escritora. Tres de sus libros se han editado ya en nuestro país por la editorial Alba: El libro de la señorita Buncle, El matrimonio de la señorita Buncle y Las dos señoras Abbot; una serie que arrasó en su país y entre noso...
Robert Louis Stevenson tenía un primo ingeniero y constructor de faros cuya hija y sobrina del maestro de la narración, Dorothy Emily Stevenson (1892-1973), escocesa, educada en la casa materna con institutrices y miembro del equipo de golf Scottish Ladies, acabó dando en escritora. Tres de sus libros se han editado ya en nuestro país por la editorial Alba: El libro de la señorita Buncle, El matrimonio de la señorita Buncle y Las dos señoras Abbot; una serie que arrasó en su país y entre nosotros tuvo una cálida acogida. Dorothy Stevenson (1892-1973) es una magnífica narradora, digna sobrina de su famoso tío y digna sucesora de las novelistas tradicionales del Reino Unido, desde Jane Austen hasta Elizabeth Jane Howard (Los Cazalet) y Rebecca West (La familia Aubrey) ya bien avanzado el siglo XX.
Amberwell es el nombre de la casa madre de la familia Ayrton. El tiempo de esta novela es el del período de Entreguerras del siglo XX. La familia la forman los dos hijos mayores del señor Ayrton, Roger y Tom, de su primera esposa y las tres muchachas hijas de su segundo matrimonio: Connie, Anne y Nell y la imagen —que opera como leit motiv del relato— de una fuente rematada por la figura de una sirena diseñada por la segunda señora Airton. El matrimonio Ayrton es decidida y británicamente conservador y educan en casa a sus hijas con institutriz porque “la madre no consideraba necesario que las niñas adquirieran más conocimientos que ella”. Amberwell era una propiedad “que se encontraba en una quebrada entre montañas que descendía suavemente hacia el mar. Consistía en unos prados, un bosquecito y una zona de brezal. Tenía un pozo de brillante agua amarilla, de donde venía el nombre de la casa … Era acogedora y cómoda, nada pretenciosa, con bien elegidos jardines, un pequeño establo, cochera y varias cabañas”.
Me detengo en la imagen de la casa porque es la verdadera protagonista de la novela. Así como los rígidos padres se limitan a atenderse a sí mismos, sus obligaciones familiares quedan sobre todo en manos de las mujeres contratadas para la casa, ésta es para los hijos la cohesión, el cariño entre ellos y el amor al lugar que los une firmemente. Pronto la autora se apoya en la pequeña Nell y su punto de vista que será decisivo para la narración, pero Dorothy Stevenson, con una construcción admirable de la historia la va poblando de personajes muy bien concebidos y personalizados para cubrir el desarrollo de la historia.
No es difícil suponer por dónde irán los tiros del relato de los jóvenes Ayrton porque la novela es más bien previsible en términos generales, pero la caracterización de los asuntos dramáticos y la descripción del entorno adquieren una delicadeza y, al tiempo, una penetración psicológica muy atractivas para el lector, pues la novela fluye con nitidez, con una frescura nada simple: parecería un tributo debido a su famoso tío; se expresa con sencillez, pero es una sencillez selectiva que muestra la exigencia significativa con que la autora se recrea construyendo las vidas de unos personajes retratados con una riqueza de sentimientos y emociones cuya complejidad se acompasa a la fluencia del cauce por el que discurre.
En estos tiempos de miseria moral y odio de redes, es un alivio encontrar personajes como los de esta historia. No es una historia que suceda, como pudiera parecer, en un lecho de rosas, al contrario: es como la vida misma, precisamente eso es lo que la hace tan atractiva. Es una inteligente construcción perfectamente ensamblada, punteada por el magnífico desarrollo de Nell, el paso de los chicos por la experiencia de la II Guerra Mundial, la educación de cada una de las hermanas y sus acertadas diferencias de modos de ser y afrontar la vida, junto con el retrato de la egoísta señora Ayrton y del personal de la casa (Nannie, la sra. Duff, Gray el jardinero, el pescador y su hijo que salvan al joven Tom de morir en el mar, la decidida personalidad de Roger, el primogénito, el canónigo Orme, el maridode Connie, el de Anne…) No me cabe la menor duda de que a Jane Austen le habría encantado saber que en el siglo XX se escribiría un relato y un final tan bien contado como este.
Amberwell
Traducción de Concha Cardeñoso Sáenz de Miera
Alba, 2024
364 páginas