‘Los nuevos leviatanes’, de John Gray: profecías de nuestra Casandra

El filósofo sigue los pasos de Thomas Hobbes para evaluar el fin del experimento liberal y la vuelta a un estado de naturaleza, en este caso artificial

John Gray, retratado en Italia en 2017.Leonardo Cendamo (GETTY IMAGES)

John Gray es uno de los grandes aguafiestas contemporáneos: en cierto modo, es nuestra Casandra. Lúcido y heterodoxo, su tema es el exceso de confianza: de la razón, del humanismo, del liberalismo. Tras la caída del comunismo, el liberalismo creyó que su éxito era irremediable. Eso le llevó a repetir los errores de otros proyectos ideológicos, y a socavar los presupuestos que eran su condición de posibilidad. Esa es la historia que, de una manera u otra, cuenta en sus últimos libros.

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John Gray es uno de los grandes aguafiestas contemporáneos: en cierto modo, es nuestra Casandra. Lúcido y heterodoxo, su tema es el exceso de confianza: de la razón, del humanismo, del liberalismo. Tras la caída del comunismo, el liberalismo creyó que su éxito era irremediable. Eso le llevó a repetir los errores de otros proyectos ideológicos, y a socavar los presupuestos que eran su condición de posibilidad. Esa es la historia que, de una manera u otra, cuenta en sus últimos libros.

En Los nuevos leviatanes sigue a Thomas Hobbes, a quien considera el único autor liberal que todavía se puede leer. Para Gray, Hobbes también fue un teórico de la absurdidad, que desmontaba las falacias de nuestros razonamientos. (Naturalmente, Hobbes es demasiado optimista para nuestro autor: su confianza en el impulso de la autopreservación muestra que en el fondo era una visionario utópico, dice).

Retrato del filósofo inglés Thomas Hobbes (1669-1670), obra de John Michael Wright.DE AGOSTINI PICTURE LIBRARY / getty images

Gray cree que el experimento liberal ha terminado y volvemos a un estado de naturaleza, pero esta vez artificial. Combina filosofía, geopolítica, historia y literatura, y rastrea excesos dogmáticos: las experiencias totalitarias del siglo XX ocupan buena parte de sus páginas, además del liberalismo vencedor de la guerra fría (el hubris de la globalización, del progreso inevitable, de las aventuras imperiales) y un fenómeno irritante pero incruento: lo woke, que define como hiperliberalismo. Para Gray, tiene que ver con una idea ilimitada de la libertad (y con una secularización mal digerida): el proyecto hiperliberal consiste en emancipar a los seres humanos de las identidades heredadas (...), que termina en “un estado de naturaleza artificial de pugna entre identidades autodefinidas”. Se trata de una “revuelta de la burguesía profesional”, obedece a la lucha por el poder y la inseguridad, y oculta los conflictos económicos. El discurso woke sobre la raza proyecta el diagnóstico de un problema estadounidense al resto del mundo y es un síntoma de la enfermedad que pretende remediar.

El autor rastrea excesos dogmáticos como los totalitarismos del siglo XX y un fenómeno irritante pero incruento: lo ‘woke’

Gray es incisivo y brillante, aforístico y divertido. La interpretación de la historia de Hegel es tan amplia que siempre se cumple: al menos “la de Fukuyama tiene la virtud de ser directamente falsa”. “La humanidad es una ficción peligrosa. (...) La llegada de la humanidad siempre viene precedida de los asesinatos de masas”. “La genialidad del totalitarismo, por así llamarla, es que convierte a sus víctimas en cómplices de sus crímenes”. “El mundo del futuro será como el del pasado, con regímenes dispares, interactuando unos con otros en un contexto de anarquía global”. “Por fuerza, toda utopía es distópica”. Cree que en Occidente se ha cancelado la palabra decadencia, y que no nos estamos suicidando, porque no tenemos ni la conciencia necesaria para eso: nuestra civilización solo padece pulsión de muerte. Escribe que “la lógica de la libertad ilimitada es el despotismo ilimitado”.

El libro es estimulante y deslavazado. Por una parte tiene la referencia constante a Hobbes, guía de un diagnóstico pesimista de nuestra ciudad. Por otra, es una galería de lecturas de autores que apuntaron problemas a los que nos enfrentamos: Dostoievski, Koestler, Babel, Rozánov, Nadezha Teffi, Czapski, Beckett. Sus vidas son fascinantes y las citas y episodios que Gray escoge son excelentes, aunque no siempre queda clara su relación con el argumento principal. Pese a su reivindicación del escepticismo, los pronósticos del autor son contundentes: tiene suerte de que no venga un Gray a pasarle luego la cuenta. Hay un elemento de arbitrariedad e inconclusión en el libro, pero incluye muchas observaciones perspicaces y siempre conviene tener un cenizo a mano, sobre todo si es tan inteligente como Gray.

Los nuevos leviatanes. Reflexiones para después del liberalismo 

John Gray  
Traducción de Albino Santos Mosquera
Sexto Piso, 2024
169 páginas. 20,90 euros

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