‘Tarántula’, de Eduardo Halfon: sentirse un judío entre judíos

El escritor guatemalteco narra el conflicto entre sus dos identidades a través de una estancia en un campamento destinado a fomentar en los niños de la diáspora el sentimiento de pertenencia a un pueblo victimizado

Eduardo Halfon, retratado en Madrid en 2022.INMA FLORES (EL PAIS)

A finales de 1984, en el altiplano boscoso de una Guatemala turbulenta tras el derrocamiento del dictador José Efraín Ríos Montt, se organizó un campamento de adoctrinamiento para que los niños judíos aprendieran lo que implicaba ser judíos. El narrador de Tarántula fue enviado allí junto con su hermano Samuel desde Florida, donde se había exiliado la familia en 1981, huyendo de la violencia desatada entre el ejército y la guerrilla. Aquellos pocos días de turbia camaradería fueron lo bastante traumáticos ...

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A finales de 1984, en el altiplano boscoso de una Guatemala turbulenta tras el derrocamiento del dictador José Efraín Ríos Montt, se organizó un campamento de adoctrinamiento para que los niños judíos aprendieran lo que implicaba ser judíos. El narrador de Tarántula fue enviado allí junto con su hermano Samuel desde Florida, donde se había exiliado la familia en 1981, huyendo de la violencia desatada entre el ejército y la guerrilla. Aquellos pocos días de turbia camaradería fueron lo bastante traumáticos como para que el niño Eduardo Halfon, convertido el excelente escritor que es, los recree y sitúe en el epicentro sísmico y estructural de esta pequeña joya narrativa.

Aunque la evocación minuciosa de la experiencia traumática sea el tuétano perturbador del relato, este obtiene su fuerza del contraste entre el presente del escritor consolidado y el siniestro acontecimiento que emerge súbitamente del túnel del tiempo a causa del reencuentro con la enigmática Renata (una de las niñas del campamento) y el oscuro instructor Samuel Blum. Ahora sabe el adulto lo que el niño apenas intuyó: que aquel aislamiento en las montañas obedecía al propósito de fomentar no tanto el judaísmo (ortodoxo o reformista, religioso o laico) como “el sentirse un judío entre judíos” o, más crudamente, al objetivo de formar ciudadanos obedientes “de un Estado sionista en plena diáspora del altiplano gualtemalteco”. Me abstengo de describir el programa diseñado para lograr semejante fin; solo diré que su narración, amarrada con suma destreza a la subjetividad infantil, atrapa y sobrecoge gracias a una certera orquestación de todos sus recursos formales. En la resignificación del pasado que desarrolla el narrador hay una incisiva interrogación sobre el presente, el nuestro de 2024.

Aquel aislamiento en las montañas obedecía al propósito de formar ciudadanos obedientes de un Estado sionista

Son muchas las cuestiones incómodas que suscita la novela: la transmisión o inculcación del sentimiento de pertenencia a una identidad colectiva, a un pueblo perseguido o victimizado; la legitimidad de los medios (¿puede replicarse el sufrimiento pasado de la comunidad en un sujeto, puede programársele una memoria colectiva?); la coexistencia conflictiva de dos identidades (dos culturas, dos tradiciones…) en un mismo individuo; los límites entre el cultivo y defensa de una ideología (aceptemos que la identidad es una forma de ideología) y el fanatismo; la pasmosa capacidad humana para el engaño y el autoengaño; y hay más. Halfon consigue que estas cuestiones tableteen en la conciencia del lector como una aldaba que no deja de golpear. Mediada la novela, las dos identidades que coexistían en su infancia (”mis dos mundos, el judío y el guatemalteco”, p. 71) entran en conflicto. Un rótulo que prohibía la entrada en el club de golf a perros y judíos había destruido, cuando él tenía cinco años, la unicidad y armonía de su realidad: a un lado el mundo; al otro, él y los perros.

Aquel ominoso desvelamiento se cuenta con la misma serenidad alusiva con que se refiere lo sucedido en el campamento, haciendo un aliado del estilo llano (un eficaz sermo humilis), porque la fuerza de lo contado hace sobrante el artificio elocutivo. Pero no se crea que la construcción de esta Tarántula es ingenua ni mucho menos: el montaje en contrapunto de los tiempos, el manejo de la focalización, la reserva y gestión de algunos datos claves, e incluso el recurso percutiente de la anáfora en un par de momentos climáticos, todo delata un manejo técnico deliberado y escrupuloso orientado a conmover al lector. Como muestra, la escena magistral en la que el extravío del niño y la colisión de dos identidades se resuelven con la misma suavidad con la que desde el cielo encapotado caen las primeras gotas de lluvia.

Tarántula

Eduardo Halfon
Libros del Asteroide, 2024
184 páginas, 19,71 euros

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