‘Un inmenso azul’, de Patrik Svensson: las fronteras del mar
El escritor sueco denuncia la realidad de unos mares esquilmados a través de la vida de un puñado de exploradores que dedicaron su sabiduría a desentrañar sus secretos
Que el mar puede hacer perder la chaveta es algo completamente lógico. Muchas la hemos perdido a fuerza de mirarlo fijamente e imaginar lo que allí pasó y pasa de forma invisible, tanto en la superficie navegable como en la profundidad insondable. Este libro es el resultado de una chaladura semejante, pero solo se descubre en el último capítulo (en realidad, penúltimo), cuando Patrik Svensson cuenta la biografía de una de las grandes pioneras de la divulgación científica (y fantasiosa y literaria a la vez), ...
Que el mar puede hacer perder la chaveta es algo completamente lógico. Muchas la hemos perdido a fuerza de mirarlo fijamente e imaginar lo que allí pasó y pasa de forma invisible, tanto en la superficie navegable como en la profundidad insondable. Este libro es el resultado de una chaladura semejante, pero solo se descubre en el último capítulo (en realidad, penúltimo), cuando Patrik Svensson cuenta la biografía de una de las grandes pioneras de la divulgación científica (y fantasiosa y literaria a la vez), Rachel Carson. Empezó a publicar en los años cuarenta, cuando su primer trabajo sobre el mar prefirió firmarlo con iniciales para que nadie pensase que una mujer era su autora, y hasta el best seller internacional ya en los años sesenta, Primavera silenciosa, en el que denunciaba la destrucción de la naturaleza que causaban los pesticidas industriales.
Lo que ofrece el autor hasta llegar ahí es una suerte de calas biográfico-divulgativas en las vidas de un puñado de exploradores y descubridores históricos tratados como personajes de novela, y a menudo novelizados demasiado a fondo y con una permisividad temeraria (sobre todo en el caso de Vasco de Gama y de Magallanes). Pero el encanto de este libro periodístico de amena divulgación está en las historias que cuenta sobre los sistemas de navegación y exploración del mar, el fondo marino y la evolución tecnológica de los métodos para sondearlo, sobre la caza de las ballenas y otros descubrimientos que empuja la pura curiosidad humana, como el caso del panadero escocés de principios del siglo XIX que primero entendió que la tierra que pisaba había sido antes territorio del mar y después dio con el fósil que probaba por primera vez la existencia de un pez que se reproducía sexualmente por penetración (como quien dice, el descubridor del primer pene).
El aura melancólica que desprende el libro pese a la vivacidad de los relatos nace de una hipótesis de fondo: lo que empezó como pura curiosidad por explorar lo desconocido —el mar— ha acabado conduciendo a un mar esquilmado. El diagnóstico no es lúgubre, pero todos los capítulos apelan de un modo u otro a la ética de un ecologismo consciente de la destrucción en marcha. Entre lo que vio uno de los primeros seres humanos que descendió más allá de los 10 kilómetros en la profundidad del mar estaba… una bolsa de plástico. La extinción de algunas de las especies marinas pespuntea varios capítulos, incluidos los que se nutren de Herman Melville y Moby Dick para asegurar que desde que los vascos empezaron la caza de las ballenas en el siglo VII hasta la actualidad la devastación ha sido gigantesca. Pero ¿de verdad solo quedan 200 ballenas en todo el planeta? Sí, puede ser muy verdad, pero, quizá, este otro dato da mejor el aire de esta rendida oda al mar: según un proyecto de investigación británico de 2010, “a partir de los datos obtenidos, los investigadores estimaron que a las 250.000 especies marinas conocidas y descritas científicamente los acompañaban unas 750.000 especies no descubiertas aún”. Las fronteras del mar siguen siendo inagotables.
Un inmenso azul
Traducción de Carolina Moreno Tena
Libros del Asteroide, 2024
272 páginas. 19,95 euros
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