‘Cuerdas al aire’, novela musical de amor a la guitarra
La historia de Juan Pablo Caja, sobre un frustrado guitarrista aficionado, es un muestrario vital en el que cualquiera que haya intentado tocar un instrumento podría reconocerse
De un tiempo a esta parte, la industria editorial española sobre libros de música popular es abundante. Hasta cierto punto, incluso se podría decir que excesiva. Biografías, memorias, ensayos, manuales, guías, novelas gráficas o conversaciones con músicos han proliferado en la última década en un panorama que quizá intenta encontrar a un lector que ya no tiene tanta necesidad de comprar discos ante la consolidación del streaming y puede destinar sus esfuerzos a hacerse con lite...
De un tiempo a esta parte, la industria editorial española sobre libros de música popular es abundante. Hasta cierto punto, incluso se podría decir que excesiva. Biografías, memorias, ensayos, manuales, guías, novelas gráficas o conversaciones con músicos han proliferado en la última década en un panorama que quizá intenta encontrar a un lector que ya no tiene tanta necesidad de comprar discos ante la consolidación del streaming y puede destinar sus esfuerzos a hacerse con literatura musical. Sin embargo, entre tanta abundancia, es difícil encontrar apuestas por la novela musical, si es que se la puede llamar así. Sin entenderse como un género en sí mismo, sería una narrativa española ubicada en el paisaje de la música popular, que despliega sus virtudes literarias a partir de contar un relato desde la propia inspiración del universo de las canciones. Es decir, lo que muchísimos escritores hacen con el cosmos de los libros y otros menos con el de las películas o la pintura. Este género narrativo musical es mucho más común en la literatura anglosajona y goza de muy buena salud, aunque, por suerte, hemos contado en España con nombres que lo han explorado con esmero como Kiko Amat, Miqui Otero o Rafa Cervera.
Lejos de especializarse en este no-género musical, la editorial Minúscula, siempre interesante en su búsqueda de la distinción, publica Cuerdas al aire, un testimonio en primera persona escrito por Juan Pablo Caja y que se podría incluir sin problema en esta variante narrativa tan escasa y tan agradecida para los que consideran que Bob Dylan o Patti Smith, por decir unos de muchos, son personajes culturales tan grandiosos e inspiradores como Ernest Hemingway o Sylvia Plath. Más que un relato, Cuerdas al aire es una introspección narrativa, una incursión en la psicología de un personaje que, bien podría ser el propio autor y que a partir de su amor a las guitarras y al mundo que generan, va dejando caer sinsabores y anhelos existenciales.
Minúscula, célebre en más de veinte años de vida por colecciones estupendas como Paisajes Narrados o Con Vuelta de Hoja, incluye este librito en su colección Micra, que, según la editorial, está dedicada a “textos breves y singulares”. La singularidad de este texto reside en su insinuación más que en su ambición. Si bien es renqueante en el hilo argumental y en la profundidad emocional de lo insinuado, ofrece a partir del paisaje de la música un muestrario vital en el que cualquiera que haya intentado tocar un instrumento podría reconocerse. “Es difícil saber si las guitarras pasan por nuestras vidas o somos nosotros quienes pasamos por las suyas”, escribe Juan Pablo Caja, publicista y guionista que antes había publicado dos libros de relatos (Intermedio y Relatos de vinilo, cinta magnética y celuloide) y una novela (Cerveza caliente).
La historia esboza algunas de las miserias de alguien que se dedica al arte de la guitarra, como no ser comprendido en una sociedad productiva, ser pagado en negro o resignarse a romper con una banda
Con una prosa ligera y fina, Cuerdas al aire esboza algunas de las miserias de alguien que se dedica al arte de la guitarra, como no ser comprendido en una sociedad productiva, ser pagado en negro o resignarse a romper con una banda porque, sencillamente, “los grupos de música también tienen un último día”, como los estudios o las parejas. Como el propio título sugiere, las cuerdas van dejando notas emocionales que crean una atmósfera sobre la condición humana de un protagonista sin nombre que siente que su vida podría haber sido otra. “De mi relación con la guitarra lamento varias cosas, que supongo que se resumen en una: no haber intentado en serio ser mejor instrumentista”, explica.
Ese guitarrista aficionado, con errores, que podría haber sido más diestro y mejor con el instrumento que adora es, en definitiva, un hombre reflexivo y cuya memoria el lector puede conocer. Es fácil seguirle la pista en un texto que resuena e invita a recordar la importancia de la guitarra, ese instrumento esencial de la música popular y en desuso en la actualidad ante el auge de traperos y reguetoneros. Y lo hace con sentencias tan luminosas como esta: “La guitarra en los setenta era mucho más que música: era, para un adolescente, todo un símbolo, crecer, afirmarse, acceder a lugares nuevos, espacios por conquistar”.
Cuerdas al aire
Minúscula, 2023
184 páginas. 14,50 euros
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