Valerio Evangelisti, un maestro italiano de la literatura popular
La edición en español del ‘western’ ‘Antracita’ permite acercarnos a un autor poco conocido, un narrador poderoso con un marcado mensaje social insertado en sus tramas de aventuras
Valerio Evangelisti (Bolonia, 1952-2022) es una fuerza subterránea que recorre la historia reciente de la literatura italiana. Autor de género, de todos los géneros, su prolífica carrera le granjeó un notable éxito de público, que no de crítica. Trabajador infatigable, vivía de noche y salía poco de casa. Ante su éxito a partir de los años noventa, algunos críticos hablaron de “paraliteratura”, pero escribiera sobre piratas (ahí dejó una trilogía estupenda formada por Tortuga, Veracruz y Cartagena) o ...
Valerio Evangelisti (Bolonia, 1952-2022) es una fuerza subterránea que recorre la historia reciente de la literatura italiana. Autor de género, de todos los géneros, su prolífica carrera le granjeó un notable éxito de público, que no de crítica. Trabajador infatigable, vivía de noche y salía poco de casa. Ante su éxito a partir de los años noventa, algunos críticos hablaron de “paraliteratura”, pero escribiera sobre piratas (ahí dejó una trilogía estupenda formada por Tortuga, Veracruz y Cartagena) o sobre inquisidores medievales, su compromiso literario y social fueron su motor primordial. Pocas veces un escritor tan político ha sido tan leído. La edición en España de Antracita (Hoja de Lata, traducción de Francisco Álvarez), un western con trazas de novela histórica y social y elementos detectivescos nos permite acercarnos a un maestro de la literatura popular y entender un poco mejor su obra.
Pensilvania, 1875. La maquinaria industrial que puso en pie Estados Unidos y la confabulación de poderes a favor y en contra, con pistoleros, revolucionarios, legendarios bandidos y asesinos en uno u otro bando es la extensión lógica de la guerra civil que acaba de terminar y un contexto fabuloso para Antracita. El pistolero mexicano Pantera, protagonista absoluto de las más de 400 páginas, es un personaje magnético, oscuro y lleno de dobleces que aplica luego como si de un espejo se tratara a la realidad de explotación, mafia y violencia de los condados mineros. El protagonista, que es también santero, es un asesino letal, pero nunca usa sus dotes si no es necesario. Es un mexicano de piel oscura en un mundo dominado por los colonos ingleses y sus esclavos galeses e irlandeses, pero basta que abra la boca una vez para que los enemigos callen y los racistas no tengan más remedio que tolerar su presencia. Su juego de dobles lealtades con los obreros, los revolucionarios de Molly Maguires y la agencia Pinkerton es de gran virtuosismo narrativo.
Este párrafo resume de maravilla la idiosincrasia del personaje y su destino: “El crucial descubrimiento que había hecho en sus recientes viajes era que todo el mundo parecía necesitar sus servicios. Como pistolero en primer lugar, pero también como hombre capaz de comunicarse con las fuerzas ocultas. De modo que poco le importaba que se lo rifaran y que lo cortejaran compañías ferroviarias, terroristas irlandeses, agencias antihuelga o revolucionarios con fines oscuros. A fin de cuentas, eso elevaba el valor de mercado de su revólver. ¿Por qué inquietarse?”
Y aquí entra en juego el otro gran actor de la novela: Pinkerton, la agencia de detectives más famosa de todos los tiempos, que en aquella época se empleaba a sueldo de empresarios de todos los sectores para reventar huelgas y reprimir o matar líderes sindicales. En esa misma empresa, parte esencial de la historia criminal y clandestina de los Estados Unidos, trabajó Dashiell Hammett. Terminó asqueado y amargado con lo que vio, una experiencia de juventud que condicionó su visión del mundo.
Las ratas, omnipresentes habitantes del fondo oscuro de las minas pobladas de esclavos o de los chamizos en los que descansan unas horas, son el contrapunto físico de los que se lucran con ese infierno en la tierra. A ellos casi no se los ve. No es necesario. Evangelisti no cae en el error de adoctrinar, no hay panfleto que valga en sus novelas. Él busca la cruda descripción de una realidad inmersa, siempre, en un relato ágil y con un ritmo sin respiro.
Pantera no es un héroe al uso, ninguno de los de los libros de Evangelisti suele serlo. Su mayor reconocimiento, de hecho, vino por la serie de 12 novelas protagonizadas por el inquisidor Eymerich, un personaje real (nacido en Girona en 1320, culto, cínico y violento) y rodeado aquí de nazis, conspiraciones cátaras y experimentos genéticos en una buena prueba de la elasticidad del género fantástico. Con ellas irrumpió en el mundo literario italiano. Publicadas a partir de 1994 en Urania, el sello de ciencia ficción de Mondadori, fueron el revulsivo esencial para un género basado hasta entonces en la traducción de autores extranjeros.
El asesino Pantera es incómodo para el lector incluso cuando se identifica con sus motivos o sus acciones, criminales o no. Ahora bien, en la tradición de los grandes personajes desalmados, los antihéroes duros de la novela de aventuras, los Rick Blaine que pueblan el mundo de los mejores relatos, Pantera tiene sentimientos complicados, cierta versión del amor no romántico repartido entre Molly (la recia irlandesa que lo contrata al principio de la novela y pone en marcha toda la trama) y Kate (una joven muy dura a la que trata de salvar de la prostitución en la calle o de la esclavitud de la mina). Hay un momento en el tercio final en que la trama flaquea un poco, pendiente de demasiadas cosas, pero nada impide a Evangelisti llegar a un bello epílogo.
A finales del siglo XX y principios del XXI Grijalbo publicó algunas de las obras de este padre de la nueva épica italiana, pero no ha corrido mucha suerte en el mundo editorial en español. Ahora, con Antracita y la publicación en Hoja de Lata en los próximos dos años de las otras dos obras de lo que podríamos llamar su trilogía americana (One Big Union y Noi saremo tutto, que no están protagonizadas por Pantera, que sí sale en otra obra de 2002, Black Flag) parece que se empieza a hacer justicia con el italiano.
Antracita
Traducción de Francisco Álvarez
Hoja de lata, 2023
416 páginas. 23,90 euros
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