Fanáticos de la velocidad, las lecciones de Vargas Llosa y otros libros de la semana

Mario Vargas Llosa, además de un reconocido escritor merecedor del Nobel de Literatura (2010) y del Cervantes (1994), entre otros muchos reconocimientos, es un excelente lector, como bien saben los seguidores de sus artículos y tribunas en EL PAÍS. Y lo vuelve a demostrar con su último libro publicado, El fuego de la imaginación (Alfagua...

Mario Vargas Llosa, además de un reconocido escritor merecedor del Nobel de Literatura (2010) y del Cervantes (1994), entre otros muchos reconocimientos, es un excelente lector, como bien saben los seguidores de sus artículos y tribunas en EL PAÍS. Y lo vuelve a demostrar con su último libro publicado, El fuego de la imaginación (Alfaguara), una nutrida compilación de artículos y ensayos breves que abordan, bajo su experimentado prisma, la cultura en general y la literatura en particular. “Un buen número de los artículos que componen este mosaico”, escribe en su reseña Domingo Ródenas de Moya, “son piezas magistrales de una crítica inflamada de pasión literaria, tan lejos de una improbable objetividad valorativa como del mero impresionismo, pero sustentada en una concepción de la literatura como espacio de ensanchamiento de la vida de la que deriva un sistema de valores”.

Aparte de libros, el escritor peruano también ha sabido reflexionar sobre el fútbol. Como aficionado blanco llegó a hacer un saque de honor de un Madrid-Valencia el día antes de viajar a Estocolmo a recoger su premio. “El fútbol es una religión laica; antes, solo las religiones convocaban esa especie de manifestación irracional, colectiva; hoy en día, eso que antes era prototípico de la religión es la religión laica de nuestro tiempo”, declaró en una entrevista en 2011 con Juan Cruz. Y si bien el fútbol ha supuesto para muchos esa religión laica de la que habla Vargas Llosa, desde las citas Mundiales de 1934 y 1938, intoxicadas por el fascismo, hasta el torneo de Qatar que arranca mañana, los intereses políticos internacionales se han adueñado del balón, como bien se cuenta en la portada de Babelia de esta semana, que recopila además decenas de libros muy interesantes para conocer las consecuencias humanas, sociales, políticas y deportivas del fútbol.

El libro destacado de la semana es La sombra exiliada (Galaxia Gutenberg), en el que Norman Manea recurre a un payaso que sufre las brutalidades de nuestro mundo para narrar el drama de los alienados, excluidos y nómadas de cualquier tiempo. Lo hace con conocimiento de causa: a los cinco años, Manea fue deportado con su familia a un campo de concentración nazi en Ucrania; volvió a Rumania en 1945, vivió allí bajo el yugo comunista, y solo más tarde pudo emigrar a Estados Unidos. El escritor rumano cree que el exilio deshumaniza, y por eso el protagonista de su novela se obstina en conservar su alma.

De los problemas actuales habla el poeta Luis Antonio de Villena en la entrevista que le ha hecho Sergio C. Fanjul con motivo de la publicación de dos libros, su nuevo poemario Lujurias y apocalipsis (Visor) y dos contundentes volúmenes, que suman un kilo de peso según el experimento del autor en la báscula del baño, de su poesía reunida La belleza impura (Poesía 1971-2021) (Milenio). “Son malos tiempos, en España y en el mundo en general”, asegura el escritor; “hay una crisis, pero no solo la económica, que hace que seamos todos más pobres por culpa de unos superricos que son la avaricia personificada, sino una crisis de los tiempos. Todo convulsiona, pero no ves que el tiempo que vaya a venir sea mejor. Los niveles de cultura y educación han caído a niveles inimaginables”.

Por su parte, el boliviano Maximiliano Barrientos acaba de publicar en la editorial Caja Negra la novela Miles de ojos, que narra la vida salvaje de una secta de adoradores de la velocidad y el black metal. Les gusta conducir a toda velocidad un auto, en concreto un Plymouth Road Runner de 1970 —Carlos Zanón apunta en su reseña que quizá es un guiño al Plymouth Fury de 1958 de Stephen King en Christine—; y estrellarse contra un árbol. Sí, bastante salvaje esa vida.

Además, Ana Rodríguez Fischer reseña esta semana los libros rescatados de Elena Quiroga, la académica de la RAE y ganadora del Premio Nadal de 1950 por Viento del Norte. En concreto, la nueva editorial valenciana Bamba se estrenó en el mercado en octubre con Tristura, mientras que Ediciones 98 publicó días antes Presente profundo.

Otras reediciones destacadas son dos publicaciones en castellano de las obras tempranas de D. H. Lawrence, que ofrecen una visión ampliada de un literato fundamental pero encasillado por su imagen temperamental y provocadora. Se trata de Cuentos completos I (Páginas de Espuma) y El pavo real blanco (Adriana Hidalgo), que reflejan ya tempranamente el anhelo del autor por una vida libre y sin ataduras frente a los condicionamientos sociales al uso.

Mientras, el ensayo de Carlos Femenía Ferrà A propósito de Ferlosio (Alianza Editorial) intenta impugnar la interpretación vigente sobre la transformación (de novelista a ensayista) que experimentó el ganador del Premio Nadal en 1951 por El Jarama. De reconocido narrador pasó a convertirse, según el autor, en la voz crítica más profunda de la España democrática. Por último, el libro del exmagistrado José Antonio Martín Pallín Los derechos de la Tierra es una llamada a la movilización antes de que sea demasiado tarde para el planeta. Una especie de Constitución para la casa de todos.

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