‘Pasados singulares’, desafíos de la historia, riesgos de la literatura
El ensayo de Enzo Traverso concluye que el subjetivismo del narrador condiciona el modo de escribir el ayer y conlleva consecuencias tanto éticas como políticas
La revolución rusa es la misma porque los hechos no cambian y él jugaría el mismo papel en el momento revolucionario y después con la creación del Ejército Rojo, pero es probable que hoy León Trostki no lo contase de la misma manera. Son los signos de los tiempos. Lo que ha cambiado es la posición del autor en relación con aquello que reconstruye o rememora. Y ese cambio es el tema del ensayo de Enzo Traverso. Pasados singulares es un libro básicamente sobre la presencia explícita del yo del autor en la narración del pasado, pero, en último término, lo es también sobre cómo nuestra civi...
La revolución rusa es la misma porque los hechos no cambian y él jugaría el mismo papel en el momento revolucionario y después con la creación del Ejército Rojo, pero es probable que hoy León Trostki no lo contase de la misma manera. Son los signos de los tiempos. Lo que ha cambiado es la posición del autor en relación con aquello que reconstruye o rememora. Y ese cambio es el tema del ensayo de Enzo Traverso. Pasados singulares es un libro básicamente sobre la presencia explícita del yo del autor en la narración del pasado, pero, en último término, lo es también sobre cómo nuestra civilización condiciona el modo de escribir la historia y las implicaciones éticas y políticas de dicho cambio. Concretemos con el ejemplo inicial. A pesar de haber sido protagonista destacado de ese episodio, en su Historia de la Revolución Rusa (1930-1932) Troski no aparece en primera persona sino en tercera porque esa era la condición necesaria para que fuera leída como una obra digamos científica. Estudiar hechos, demostrar conexiones entre ellos, establecer leyes. Ahora tal vez su poética habría sido distinta. Diría yo pensé, yo dije, yo actué, yo fui historia.
Sostiene Traverso que las formas modernas de historia, autobiografía y novela se establecieron a finales del siglo XVIII. Las fronteras entre una y otra forma de escritura no eran absolutas, pero, con variaciones, durante dos siglos fueron estables. Los científicos sociales no contemplaban escribir en la tóxica primera persona porque el yo era un árbol que impedía ver el bosque y, además, lo dominante fue subsumir al individuo concreto en procesos colectivos (los clásicos, la nación y la clase). Ahora ya no, ahora las fronteras son más liquidas. Poco a poco historiadores o antropólogos empezaron a juguetear con la escritura autobiográfica y, más allá de la novela histórica dominada por la invención, algunos narradores —de Sebald a Cercas— habrían impulsado un giro subjetivista que está condicionado la escritura de la historia al integrar la emoción propia de un narrador novelesco en relatos cuya pretensión es transmitir a la vez dos verdades: la histórica y la literaria. Es un desplazamiento epistemológico con consecuencias. “Transforma la sinfonía de los grandes dramas históricos en solos”. Una individualización de la comprensión del pasado que, pobre Troski que estás en los cielos, sería, según el catedrático de Humanidades de Cornell, una derivada inevitable de nuestros tiempos postutópicos.
Concretemos ahora con un ejemplo más cercano y al que Traverso dedica varias páginas: el Manuel Mena de El monarca de las sombras. El caso del protagonista y familiar de Cercas es más amenazante para la conciencia del lector que, pongamos por caso, los abuelos de Jablonka, víctimas sin matices del proyecto genocida hitleriano. El de Mena se acerca más al caso del abuelo de Alexander Wolff, al que también nos referimos hace unas semanas. Porque aunque Mena fue víctima de la guerra, lo fue siendo soldado falangista y, por tanto, puede describirse también como una pequeña pieza más del ejército sublevado contra la democracia republicano. ¿Cómo mirarlo? ¿Qué ocurre si solo lo miramos a él? En este punto se plantea la disyuntiva del desplazamiento epistemológico. Si focalizamos la mirada únicamente en su vida, y es una posibilidad, es inevitable no sentir la empatía con el joven atrapado en las tensiones de un país con tantas fracturas cívicas sin resolver. Pero, si más allá de un solo queremos revivir la sinfonía de la Guerra Civil, el subjetivismo del narrador puede legitimar una equivocidad que no implica dilemas literarios pero sí históricos. Señalarlos con elegancia e inteligencia es el principal mérito de un ensayo útil para conocer la moral de nuestro presente.
Pasados singulares
Autor: Enzo Traverso.
Traducción: Belén Gala.
Editorial: Alianza, 2022.
Formato: tapa blanda (224 páginas. 17,95 euros) y e-book (11,99 euros).
Passats singulars
Autor: Enzo Traverso.
Traducción: Gustau Muñoz.
Editorial: Afers, 2021. En catalán.
Formato: tapa blanda (178 páginas. 16 euros).
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