‘Los espejos venenosos’, hipertextual e impredecible

Las fábulas de Milorad Pavić engloban a la vez folklore, historia, carácter y destino de lo balcánico sin dejar de resultar misteriosas y sospechosamente luminosas

El escritor serbio Milorad Pavić, en 1990 en París.Ulf Andersen (Getty Images)

Dice el genio del absurdo serbio Goran Petrović de los relatos de Milorad Pavić que son como almohadas. Y lo hace no únicamente porque sepa que Pavić, el tipo que solía aparecer envuelto en el humo de su pipa y cuyo nombre sonó, ensordecedora y justamente para el Nobel en más de una ocasión, escribía en la cama. No. A lo que Petrović se refiere es a que a menudo, como “esponjadas almohadas”, sus...

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Dice el genio del absurdo serbio Goran Petrović de los relatos de Milorad Pavić que son como almohadas. Y lo hace no únicamente porque sepa que Pavić, el tipo que solía aparecer envuelto en el humo de su pipa y cuyo nombre sonó, ensordecedora y justamente para el Nobel en más de una ocasión, escribía en la cama. No. A lo que Petrović se refiere es a que a menudo, como “esponjadas almohadas”, sus relatos son la puerta a algún tipo de otro mundo, un mundo onírico, de “ensoñaciones”, en el que todo es posible, o, mejor, en el que la realidad se deforma para dar forma, o entender, el absurdo de lo cotidiano en un país, Serbia, en el que todo, hasta lo más aparentemente inofensivo, como en los cuentos de los hermanos Grimm, tiene aspecto de amenaza fantasmagóricamente muy real.

Considerado algo así como el rey de la literatura hipertextual —por la premiada Diccionario jázaro—, esto es, la literatura que permite al lector elegir su camino, abrirse paso por el texto como se lo abriría por un bosque repleto de senderos que aparentan no ir a ningún lugar, Pavić elabora lo que parecen fábulas, algunas monstruosas, como la protagonizada por la joven bruja con ojos en los pechos capaz de improvisar una argucia burocrática para posponer cientos de años su martirio. Fábulas que engloban a la vez folklore, historia, carácter y destino de lo balcánico sin dejar de resultar misteriosa y sospechosamente luminoso.

Porque, sí, la oscuridad, en forma de una inexplicable y súbita amenaza, las sobrevuela sin remedio. Como ocurre en ‘Baco y el leopardo’, que da comienzo cuando un tipo se duerme, rodeado de su familia, en su cama, en una calle de Belgrado, y despierta, una década más tarde, en un cuarto que no reconoce, solo, y ante una mesa de carnicero, donde hay un plato de metal y una llave grasienta que parece haber sido usada como tenedor. Las llaves, como los caballos —en representación de lo posible, y lo maravilloso—, son motivo recurrente en una colección en la que cada relato funciona como un todo impredecible, y a la vez, como pieza indispensable de una obra que buscó siempre capturar la maldición (nacional) de lo fatalmente incontrolable.

Los espejos venenosos 

Autor: Milorad Pavić.


Traducción: Dubravka Sužnjević.


Editorial: Sexto Piso, 2022.


Formato: tapa blanda (264 páginas. 22,90 euros).

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