Luces en el cielo: cuando la música ve ovnis
Una selección de canciones sobre fenómenos paranormales, coincidiendo con la relativa apertura anunciada por el Departamento de Defensa estadounidense respecto a los objetos voladores no identificados
El Departamento de Defensa de los Estados Unidos anunció hace unas semanas que está a punto de dar a conocer un informe sobre avistamientos y encuentros con ovnis. Para acotar el entusiasmo y que nadie empiece a pensar en extraterrestres, Barack Obama ha avisado de que “lo que es cierto, y lo digo muy en serio, es que hay grabaciones y registros de objetos en el cielo que no sabemos exactamente lo que son”. La declaración es graciosa por lo tautológ...
El Departamento de Defensa de los Estados Unidos anunció hace unas semanas que está a punto de dar a conocer un informe sobre avistamientos y encuentros con ovnis. Para acotar el entusiasmo y que nadie empiece a pensar en extraterrestres, Barack Obama ha avisado de que “lo que es cierto, y lo digo muy en serio, es que hay grabaciones y registros de objetos en el cielo que no sabemos exactamente lo que son”. La declaración es graciosa por lo tautológica, pero muestra que la oficialidad es siempre la última en reconocer lo que todo el mundo ha aceptado.
¿Todo el mundo ha visto un ovni? Hace un mes, durante varias noches seguidas, se pudo ver desde distintos puntos del planeta, entre ellos España, una ordenada fila de pequeñas luces que avanzaban por el cielo a velocidad constante. Rápidamente pasaron a ser identificados como los satélites que ha puesto en órbita Elon Musk. Avistamientos para todos: incluso hay una página web en la que se puede consultar cuándo ver el siguiente paso de la comitiva, lo cual acaba con el fundamental factor sorpresa. Mientras que los astrónomos se han quejado de que Musk utilice el espacio como el jardín de su casa, The Rentals le han dedicado la canción Elon Musk Is Making Me Sad, en la que le piden “Oh, Elon, déjame ser el primero de tu civilización que se salve”.
Cuando vivíamos en ese mundo en que el encuentro con lo inexplicable no podía planearse, las luces misteriosas ya nos saludaban desde el cielo. Los aviadores de la Segunda Guerra Mundial se encontraban de vez en cuando con pequeñas luces que los seguían. Se les llamaba foo fighters, que es el nombre que eligió Dave Grohl para su banda después de Nirvana. En su canción Learn to Fly ponen su esperanza de salvación en algo más grande que Musk: “Estoy esperando que el cielo me salve, esperando un signo de vida”. Así, Segnali di vita, se llama la canción en la que Franco Battiato advierte que “el tiempo cambia muchas cosas de la vida” y menciona los “sonidos que hacen de fondo a las estrellas / el espacio cósmico se está agrandando / y las galaxias se alejan”.
Wild Signals forma parte de la banda sonora que compuso John Williams para la película de Spielberg Encuentros en la tercera fase, en la que el personaje interpretado por François Truffaut está inspirado en el quizá más célebre ufólogo de todos: Jacques Vallée. En su ensayo de 1969 Pasaporte a Magonia, Vallée incluye la percepción subjetiva como factor determinante en los avistamientos, que serían un fenómeno tan interior como exterior y que antes de manifestarse como platillos volantes lo han hecho como seres feéricos o como fantasmagóricas carabelas, según el mito dominante de cada época. Terry O’Brien, o Anomalous Disturbances, le dedica un tema. En las leyendas medievales, Magonia es un reino en las nubes donde viven marinos fantasmas y se dan brutales batallas navales, a veces visibles desde aquí. A bordo de un barco fantasma pasea su condena El holandés errante de Wagner y algo de estas visiones tiene la canción de Cat Stevens Longer Boats, que anuncia en tono mesiánico que “barcos más largos vienen a ganarnos” y que “sacaran la llave de la puerta”. Es allí donde se dan las batallas que canta Ulrike Haage basándose en los poemas de Etel Adnan.
Si los vikingos y los habitantes de los puertos veían barcos flotantes, en las nubes sobre las praderas norteamericanas se divisaban rebaños de vacas de ojos rojos conducidas por vaqueros de otro mundo. Esta visión es la que recuerda la canción (Ghost) Riders in the Sky, que ha conocido muchas versiones como la de la sideral The Space Lady o como la de Raphael, capaz de hacer que el estupor cambie de bando. Riders on the Storm, de los Doors, parece ser una variación de esta canción que compuso Stan Jones.
Una luz inexplicable es la que siguieron los magos de Oriente y que recuerda Diego Clavel en uno de sus Cantes flamencos: Una estrella se ha parado. A la Estrela de Belém le canta también la brasileña Diana Pequeno. A otras estrellas le cantan Branka (Estrela cadente) y Ana Bacalhau (Estrela da tarde), porque las luces del cielo, aunque no señalen nada, por ser inalcanzables y enigmáticas nos inspiran estados de ensoñación y nos hacen cantar. Es lo que hace en Les lumières du ciel Paule Tremblay, mientras que el brasileño Deltazero le dedica a la Luce nel cielo un tema sin palabras.
Hay quienes confiesan abiertamente su encuentro con los alienígenas, como Aprendices Lunares en O.V.N.I. o Radiohead en Subterranean Homesick Alien. Mastretta está contento: ¡Por fin los ovnis! Graham Parker no ha tenido tanta suerte, pero dice que le gustaría verlos en Waiting for the UFO’s. It Came Out of the Sky, de Creedence Clearwater Revival, explica lo que pasa cuando algo raro aterriza (“La Casa Blanca dijo llevemos la cosa a la Sala Azul / El Vaticano dijo ni hablar, pertenece a Roma”). Sufjan Stevens le dedica una canción a los avistamientos que tuvieron lugar en Highland, Illinois, en enero de 2000.
Otro caso célebre tuvo lugar en 1957 en Levelland, pequeña ciudad texana a la que James McMurtry le dedica una canción. En Idaho cae el ovni que celebran los Ramones en Zero Zero UFO. Quizá el más famoso de todos fue el de Roswell, en Nuevo México, donde en se supone que en 1947 las fuerzas aéreas recogieron cuerpos de alienígenas muertos que guardan en algún sitio. Fog Lake le dedica una canción. Blondie se acuerda de los casos inexplicables que tienen lugar en el Triángulo de las Bermudas, mientras que Joe Tindley le dedica un recuerdo al Área 51, en Nevada, donde todo lo que pasa está clasificado como Alto Secreto.
Finalmente, Hernán Casciari nos advierte que los ovnis somos nosotros. Puede ser que allá donde miremos, también al cielo, no dejemos nunca de vernos.
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