1989, el año decisivo

Los historiadores Kristina Spohr y Daniel Schönpflug analizan cómo se forjaron los grandes cambios tras el periodo de entreguerras y la caída del muro de Berlín

Mijaíl Gorbachov, Ronald Reagan y George Bush, durante una visita en 1985 del exlíder soviético a Nueva York.GETTY IMAGES

Es tan extraordinario Postguerra, el libro de Tony Judt, tantas veces leído, releído y consultado, que parece no quedar hueco para otros textos históricos sobre el mismo tiempo. Sin embargo, hay que recordar que Postguerra es una historia sobre Europa, el más pequeño de los continentes del mundo (algunos han escrito que ni siquiera es un continente, sino sólo un subcontinente anejo a Asia), que contempla el periodo del final de la II Guerra Mundial hasta el año 2005. La desgraciada desaparición prematura de Judt h...

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Es tan extraordinario Postguerra, el libro de Tony Judt, tantas veces leído, releído y consultado, que parece no quedar hueco para otros textos históricos sobre el mismo tiempo. Sin embargo, hay que recordar que Postguerra es una historia sobre Europa, el más pequeño de los continentes del mundo (algunos han escrito que ni siquiera es un continente, sino sólo un subcontinente anejo a Asia), que contempla el periodo del final de la II Guerra Mundial hasta el año 2005. La desgraciada desaparición prematura de Judt ha impedido su análisis sobre dos crisis mayores del sistema como ha sido la Gran Recesión (2007-2014) o está siendo la pandemia de la covid-19 que estamos padeciendo, ambas de naturaleza global.

Acaba de publicarse otra interpretación del periodo 1989-1992, apenas tres años, de la profesora alemana Kristina Spohr, que da clases en la norteamericana Universidad ­John Hopkins y en la London School of Economics. Con fuentes hasta ahora desconocidas, documentos ignorados o recientemente desclasificados, desde memorandos y registro de conversaciones hasta cartas personales o informes del espionaje, Spohr ha escrito un texto abigarrado, pleno de información, en el que no cabe la mínima anécdota. La tesis de Después del Muro. La reconstrucción del mundo tras 1989 es la siguiente: el orden mundial cambió de manera pacífica gracias a las decisiones tomadas entre los años 1989 a 1992 por un pequeño grupo de líderes internacionales que trabajaron codo con codo para reinventar las instituciones y configurar muestro mundo de hoy. Ellos fueron, sobre todo, George Bush (padre), Mijaíl Gorbachov, Margareth Thatcher, Helmut Kohl y François Mitterrand.

Portada de 'Después del muro', de Kristina Spohr.Taurus

El libro analiza por qué un orden mundial duradero y en apariencia estable se vino abajo en 1989, y aborda el proceso mediante el cual se improvisó un nuevo orden a partir de las ruinas del anterior. Los líderes involucrados fueron un grupo reducido e interconectado (todavía no a través de Internet). El triángulo de mayor relevancia estaba formado por Estados Unidos, la URSS y la República Federal de Alemania; en un nivel primario, los líderes políticos, Bush, Gorbachov y Kohl; en otro nivel más bajo, sus ministros de Asuntos Exteriores, James Baker, Shevardnadze y Genscher. Fueron en esos campos de fuerza donde cobró forma la Europa posterior a la Guerra Fría. En los márgenes había dos figuras poderosas pero, según la profesora Spohr, cada vez más aisladas: Thatcher, que se oponía a una unificación rápida de Alemania, y Mitterrand, que intervino a regañadientes con la condición de que una Alemania unificada fuera parte indiscutible de Europa.

El libro también hace parte esencial del desarrollo de esos años lo sucedido en el otro extremo del mundo. No se puede comprender Occidente y la Europa posterior al mundo sin tener en cuenta que en 1989, bajo el liderazgo de Deng Xiaoping, China protagonizaba una salida de la Guerra Fría radicalmente distinta y para siempre sinónimo de la matanza de Tiananmen, el 6 de junio de ese año. La entrada gradual de China en la economía capitalista se vio contrarrestada —hasta hoy— por la decisión de Deng de mantener el dominio ejercido por el Partido Comunista en el Estado y en la sociedad. Este ejercicio de malabarismo, muy diferente de la absoluta falta de control que experimentó la URSS de Gorbachov, situó a China en otra órbita.

El mundo en vilo no pretende ser una representación objetiva de hechos históricos, sino más bien un collage de testimonios

Tres décadas después de todo aquello poco queda de la idea de que la Guerra Fría había terminado con la victoria de EE UU sobre la URSS y que el mundo se reconstruiría a imagen y semejanza de América con el fin de la historia. Cuando empieza la tercera década del siglo XXI, la vieja rivalidad entre potencias ha vuelto con fuerza y las tradicionales verdades occidentales acerca de la democracia y el libre comercio están siendo cuestionadas en todo el mundo, sobre todo por Rusia y China, pero también en el seno del propio EE UU. Las deficiencias del contrato implícito que puso punto final a la Guerra Fría resultan cada vez más obvias: conflictos regionales enquistados, revocación de los acuerdos de control armamentístico, esclerosis de las instituciones multilaterales, aparición de poderosos regímenes autoritarios, amenaza de proliferación nuclear… El paroxismo de este mapa ha sido la presidencia de Donald Trump, que no vaciló en insultar a otros estadistas, en criticar sin descanso las alianzas de la posguerra como la OTAN, en calificar de enemigos a la Unión Europea y a viejos socios como Alemania, en coquetear con Rusia y Corea del Norte, en retirarse de los acuerdos del control de armas y en aplicar una política de nacionalismo económico que provocó guerras comerciales con China y Europa.

Portada de 'El mundo en vilo', de Daniel Schönpflug.Turner

Otro profesor de Historia, Daniel Schönpflug, también alemán, ha escrito un libro de distinta naturaleza y referido a otro periodo de transición (1918-1923) cuyo contenido confluye en parte con el de Kristina Spohr. Aquí se ha tomado la opción de centrar la escritura en las expresiones de los protagonistas, generalmente de la sociedad civil (pintores, escritores, músicos…, como Virginia Woolf, Arnold Schönberg, Lawrence de Arabia, Paul Klee, George Grosz, Walter Gropius…), en vez de la de políticos de primera línea y darles prioridad frente a los hechos documentados. En este sentido, El mundo en vilo. La ilusión tras la Gran Guerra en ningún caso pretende ser una representación objetiva de hechos históricos, sino más bien un collage de testimonios de un grupo de actores diversos que narran cómo vivieron, recordaron, presenciaron y entendieron ese periodo desde el punto de vista personal.

Algunos historiadores hablan de los años que van desde 1917 hasta 1923 como una época que empieza con la revolución rusa y termina cuando, tras las crisis y los cambios de la primera posguerra mundial, muchos países alcanzaron una cierta estabilidad. Lo que nadie sospechaba entonces es que acabaríamos llamando a este paréntesis histórico “periodo de entreguerras”, y que ese repunte de ilusiones se vería truncado por otra contienda inimaginable para los ciudadanos de entonces.

Schönpflug también analiza cómo desde 1989 el mundo ha experimentado una y otra vez renacimientos llenos de expectativas y crisis fuertes, cómo en el horizonte han aparecido futuros potenciales luminosos y perturbadores. Y cómo también nuevos comienzos de nuestro presente podrían acabar en fracaso, y también podría parecer que las fuerzas destructoras y peligrosas —regímenes autoritarios, movimientos populistas de extrema derecha, terrorismo, nuevas guerras, un capitalismo cada vez más desatado…— se imponen.

Ambos libros contienen una lección central para sus lectores: nunca se puede estar seguro de que el futuro será mejor que el pasado.

DESPUÉS DEL MURO

Autora: Kristina Spohr.


Traducción: Efrén del Valle Peñamil y María Luisa Rodríguez Tapia.


Editorial: Taurus, 2021.



Formato: tapa blanda (894 páginas, 35,90 euros) y e-book (15,99 euros).




EL MUNDO EN VILO

Autor: Daniel Schönpflug .


Traducción: Lucía Martínez Pardo.


Editorial: Turner, 2010.


Formato: tapa blanda (288 páginas, 19,90 euros).



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