Georgieva destaca la estabilización de la economía argentina bajo el Gobierno de Milei

El Gobierno de Javier Milei dio otro paso en busca de negociar un nuevo programa de financiamiento con el Fondo Monetario Internacional (FM), el máximo acreedor de la Argentina que, a su vez, es el máximo deudor del organismo multilateral. La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, recibió este jueves en Washington al ministro de Economía de Milei, Luis Caputo, y celebró la estabilización de la economía en el país sudamericano, aunque no se pronunció sobre las negociaciones. La Administración argentina aspira a conseguir fondos frescos como respaldo para levantar las restricciones cambiarias (“el cepo”), una medida que el presidente ultra prometió tomar y cuya postergación obstaculiza el arribo de inversiones.

“Tuvimos una muy buena reunión”, dijo Georgieva, al salir del encuentro con Caputo, en los pasillos del organismo. “Estamos alineados con las prioridades del país”, agregó ante las consultas de la prensa. Sin aludir a un nuevo acuerdo, se limitó a señalar: “Tenemos el objetivo de pensar juntos, como un equipo, qué es lo mejor para la Argentina”. Luego, desde sus redes sociales, Georgieva añadió: “Celebramos el progreso de Argentina en estabilizar su economía, mientras apoya a los más necesitados. El FMI sigue trabajando con Argentina en el camino hacia una economía más próspera para todos los argentinos”.

La reunión duró poco más de media hora y se realizó en el marco de la cumbre anual del FMI y el Banco Mundial, tras una reunión de los ministros de finanzas del G-20. Caputo, el presidente del Banco Central argentino, Santiago Bausili, y otros colaboradores habían llegado temprano a la sede del FMI en la capital estadounidense. Primero mantuvieron un encuentro con la subdirectora del organismo, Gita Gopinath, y el subdirector del Departamento del Hemisferio Occidental, Luis Cubeddu, quienes se están ocupando en particular del caso argentino después del apartamiento de Rodrigo Valdés, titular del departamento, duramente cuestionado por Milei.

“Fue una muy buena reunión y estamos muy conformes con los resultados que estamos obteniendo”, valoraron en el equipo de Caputo, quien se había visto por última vez con Georgieva en julio, en Río de Janeiro. Destacaron que el Gobierno está “comprando credibilidad”. Pero también admitieron que todavía está lejos la negociación de un nuevo programa con el FMI: si el diálogo prospera y se formaliza, el renovado acuerdo llegaría en 2025. El vigente se selló a comienzos de 2022, bajo el gobierno del peronista Alberto Fernández. El país sudamericano consiguió entonces desembolsos periódicos para poder afrontar el pago de intereses de la multimillonaria deuda contraída con el propio Fondo en 2018, durante la presidencia del conservador Mauricio Macri –el préstamo más grande otorgado por el FMI en su historia: casi 45.000 millones de dólares–. Argentina aceptó reducir el déficit fiscal, la emisión, acumular reservas, y devolver el capital entre 2026 y 2032.

Con un drástico ajuste de la inversión pública, el Gobierno de Milei logró superávit fiscal y redujo la inflación. Ahora, mientras está en marcha la novena revisión del programa y resta una décima a fin de año, busca obtener financiamiento para fortalecer las reservas y liberar el mercado de divisas, una cuestión clave para las empresas multinacionales y que también reclama el Fondo. Milei lo viene postergando porque, con escasos recursos, teme no poder controlar una escalada del dólar y su impacto en la inflación. La pretensión del Ejecutivo ultraderechista es obtener un desembolso extra de entre 10.000 y 15.000 millones de dólares. Y corre contra el reloj: el año que viene Argentina enfrenta vencimientos de deuda por 20.000 millones de dólares y las reservas del Banco Central hoy cuentan con 29.000 millones.

Aunque prevalece la cautela, en la Casa Rosada creen que una victoria de Donald Trump en las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos facilitaría un nuevo acuerdo con el FMI, gracias a la afinidad ideológica entre Milei y el candidato republicano, algo similar a lo que ocurrió en 2018 con Macri como presidente. En paralelo, en la relación de Argentina con EE.UU. se introdujo un factor de tensión por el giro de Milei en su vínculo con China. El presidente ultra pasó de abjurar de cualquier intercambio comercial con el gigante asiático (“no voy a hacer negocios con China, no voy a hacer negocios con ningún comunista”, decía hace un año), a considerarlo “un socio comercial muy interesante” y anunciar que en enero próximo viajará a Beijing —donde se ratificaría la renovación de un swap de monedas por el equivalente a 5.000 millones de dólares—.

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