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Sus papás no eran argentinos, sino espías rusos: dos niños conocen su verdadera identidad en pleno canje de presos

Putin saludó en español a los hijos de Artem Dultsev y Anna Dultseva, quienes se hacían pasar por argentinos hasta que fueron detenidos en 2022 en Eslovenia y condenados por espionaje y falsificación de documentos

El presidente ruso Vladimir Putin camina con prisioneros rusos liberados a su llegada el jueves al aeropuerto gubernamental de Vnukovo en las afueras de Moscú.
El presidente ruso Vladimir Putin camina con prisioneros rusos liberados a su llegada el jueves al aeropuerto gubernamental de Vnukovo en las afueras de Moscú.Mikhail Voskresensky (AP)

“Buenas noches”, dijo en español el presidente ruso, Vladimir Putin, a los dos niños desconcertados que acababan de descender del avión en Moscú junto a sus padres, Artem Dultsev y Anna Dultseva. Los menores, de ocho y diez años, se acababan de enterar en el vuelo de que eran rusos, una identidad que sus padres, dos espías del Kremlin, les habían ocultado, según reveló este viernes el portavoz gubernamental ruso, Dmitry Peskov. Sus padres formaron parte de los 26 presos liberados en el mayor intercambio entre Rusia y Occidente desde la Guerra Fría.

La pareja vivió en un acomodado barrio de Buenos Aires bajo las identidades falsas de María Rosa Mayer Muños y Ludwig Gish entre 2012 y 2017. En esos años lograron reunir documentos falsos para obtener la ciudadanía argentina, se casaron y tuvieron a sus dos hijos. Él se presentaba como un experto en informática, mientras que ella usaba una galería de arte como fachada para sus actividades encubiertas, según reveló un año atrás el diario The Guardian.

En 2017 hicieron las maletas y se trasladaron a Eslovenia alegando que escapaban de la inseguridad de su país. Allí vivieron haciéndose pasar por una familia argentina con las mismas profesiones que en Argentina hasta que Dultsev y Dultseva fueron detenidos a finales de 2022. Después de tres meses de investigación, las autoridades eslovenas confirmaron lo que sospechaban: Muños y Gisch no eran argentinos sino rusos. Los niños fueron trasladados a un hogar de acogida temporal a las afueras de la capital eslovena, sin conocer su historia familiar.

“Descubrieron que eran rusos solo cuando el avión despegó de Ankara”, dijo Peskov sobre la ciudad turca donde se realizó el intercambio de prisioneros. “Ayer preguntaron a sus padres quién era el que los esperaba, ni siquiera sabían quién era Putin”, agregó.

Su incorporación al intercambio de prisioneros se decidió esta semana, cuando los dos espías rusos accedieron a declararse culpables ante la Justicia eslovena de los cargos de espionaje y falsificación de documentos. Recibieron una condena de un año y siete meses y se ordenó su expulsión del país, al que tienen vetada la entrada por el plazo de cinco años.

Después de tocar suelo ruso, la madre de los niños abrazó a Putin. El presidente les entregó tanto a ella como a su hija dos ramos de flores y dio la bienvenida también a los demás rusos liberados.

El intercambio masivo de prisioneros fue el resultado de años de negociaciones tras bambalinas que involucraron a Estados Unidos, Rusia, Belarús y Alemania. Un total de ocho personas fueron devueltas a Rusia a cambio de la liberación de 16 personas que estaban detenidas en este país europeo, entre ellas el periodista de The Wall Street Journal Evan Gershkovich, el exmilitar estadounidense Paul Whelan y el disidente ruso Ilia Yashin, entre otros.

El último canje de presos tuvo lugar en diciembre de 2022. Rusia accedió entonces a liberal a la baloncestista Brittney Griner por el traficante de armas ruso Viktor Bout, que estaba preso en Estados Unidos. Washington quería lograr en ese momento la excarcelación de Whelan, pero no aceptó a cambio entregar al asesino convicto Vadim Krasikov, sentenciado a perpetua en Alemania por matar a un disidente checheno. Ahora ambos han quedado en libertad.

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