Muere Gregorio Pérez Companc, uno de los empresarios más poderosos de Argentina
Tenía 89 años y era dueño de la compañía de alimentos Molinos Río de la Plata y de la petrolera PeCom
“El Cardenal”, le decían, por su fe cristiana y también por su prudencia clerical. Pero la circunspección, la silenciosa reserva de su vida privada, cultivada durante décadas de silencio y bajo perfil, convivía con la desmesura de su debilidad por los autos de alta gama, por los caballos. Y por los negocios, las grandes empresas que lo llevaron a ser uno de los hombres más ricos de Argentina y del mundo. Hasta este viernes, en que Gregorio Pérez Companc murió a los 89 años.
Dueño de la compañía de alimentos Molinos Río de la Plata y de la petrolera PeCom, Goyo Pérez Companc llegó a ser un poderoso empresario como resultado de una trayectoria de inversiones y cambios de rubro que, en una parábola que une energía y agroindustria, cifra un símbolo de la economía argentina de los últimos 50 años.
Nacido en Buenos Aires el 23 de agosto de 1934, sus padres, de origen humilde, lo dieron en adopción a los 11 años, de acuerdo con la versión oficial. Fue adoptado por el matrimonio de la francesa Margarita Companc de Pérez Acuña y Ramón Pérez Acuña. La familia tenía una firma dedicada al ganado ovino y a mediados de los años cuarenta se volcó a la industria naviera. Una década después, la inversión se expandió con el Establecimiento Forestal San Jorge y, más tarde, con la Petrolera Pérez Companc. El recorrido empresario de Gregorio Pérez Companc comenzó allí, en el sector naviero y luego en el energético.
Con su impronta, el grupo que se fue ampliando y diversificando en los rubros de la construcción, la explotación y refinación de petróleo, el transporte y distribución de gas, así como las finanzas, y crecería como contratista del Estado en los setenta, sobre todo de la petrolera YPF, y usufructuando las privatizaciones de empresas estatales en los noventa, en especial en las telecomunicaciones (Telecom) y la electricidad (Edesur). El conglomerado fue pionero en el negocio de los centros comerciales en Argentina, con el Shopping Alto Palermo, y encumbró a uno de los grandes bancos privados del país, el Banco Río, hoy en manos del grupo español Santander. A fines del siglo pasado, el grupo Pérez Companc tomó el control y reorganizó a Molinos Río de la Plata, erigida como una de las empresas dominantes en la producción de alimentos de consumo masivo.
Además de hacer dinero de a millones, el grupo liderado por Goyo Pérez Companc se convirtió también, a través de una fundación, en una las mayores fuentes de donaciones del país. En una generosa porción, dirigidas a instituciones ligadas al culto católico, y en particular al Opus Dei.
El matrimonio que formó desde 1964 con María del Carmen Sundblad Beccar Varela tuvo ocho hijos, algunos de los cuales hoy están al frente del conglomerado familiar de empresas, Pérez Companc Family Group.
La discreción con que rodeó a su vida privada tuvo algunas excepciones. Como aquella vez a fines de los noventa en que se dejó ver con una Ferrari que le había costado más de 600.000 dólares. Su flota de vehículos de lujo incluía otras máquinas de la escudería italiana, un centenar de modelos Ford, un Porche 911, un Chevrolet Camaro y hasta un avión, un Boeing 737, entre otros. En las estancias rurales de los Pérez Companc se desarrollaba, en paralelo, otra pasión familiar, la cría de caballos de raza.
La muerte lo encontró, a él y a su grupo, en el puesto 809º de la clasificación que elabora la revista Forbes de las personas más adineradas del planeta, con una fortuna estimada en 3.900 millones de dólares. Solo tres empresarios locales figuran por encima en esa lista: Marcos Galperín (dueño de Mercado Libre), Paolo Rocca (Techint) y Alejandro Bulgheroni (Pan American Energy).
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