Paula Altavilla, presidenta de IDEA: “Las mujeres luchamos contra sesgos arraigados hace siglos”
La primera mujer en dirigir la mayor organización empresarial de Argentina en sus 63 años de historia exige reglas claras y previsibles para atraer un mayor número de inversiones
Paula Altavilla (Buenos Aires, 50 años) es la primera mujer en presidir el Instituto para el Desarrollo Empresarial (IDEA), la organización empresarial más conocida de Argentina, en sus más de seis décadas de historia. La también CEO de Schneider Electric para Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia está acostumbrada a abrir puertas y a ver los cambios en marcha hacia la igualdad en el ámbito laboral. Recuerda que años atrás, en una reunión de negocios, se levantó a la hora del postre para dar un rápido beso de buenas noches a sus hijas desde el baño. Encontró a otras cuatro mujeres en situaciones parecidas. “Las cenas de trabajo han ido perdiendo peso y hay muchos más almuerzos y desayunos. Son pequeños detalles pero hacen una gran diferencia”, cuenta en una entrevista con EL PAÍS celebrada a la hora del café en las oficinas de IDEA, en el centro de Buenos Aires.
Hija del dueño de una ferretería y una ama de casa, esta alta ejecutiva fue la primera mujer de su familia en salir a trabajar fuera del ámbito doméstico. Su currículum laboral comenzó como profesora de inglés y traductora, profesiones que le hicieron llegar a las grandes empresas. Una vez dentro, estudió Administración de empresas, reemplazó el inglés por el marketing y comenzó una carrera ascendente que aún no ha encontrado techo. “Ser profesora me ayudó a poder leer a la gente y a unir a personas que pueden trabajar juntas”, destaca Altavilla sobre su capacidad para formar equipos y aprovechar las capacidades de sus integrantes.
Pregunta. ¿Cómo ha sido el camino para llegar a ser la primera mujer en presidir IDEA y el recibimiento que le han dado?
Respuesta. Para mí es un orgullo y un honor porque fui designada por el directorio, que tiene un 30% de mujeres y un 70% de varones, y creo que habla muy bien de IDEA como institución en el sentido de que está dispuesto a cambiar y a abrazar la diversidad como un valor y lo muestra en los hechos.
P. Desde que arrancó hasta hoy, ¿qué ha cambiado y qué falta por cambiar?
R. Ha habido un cambio radical en las últimas dos décadas largas. Hace veintipico años atrás las mujeres teníamos que adaptarnos y hoy la mayoría de organizaciones tienen políticas activas para generar ambientes de inclusión para mujeres, para el colectivo LGBT+ y para personas con discapacidad. Hoy hay una conciencia completamente diferente.
P. El número de mujeres CEO en Argentina no llega al 10%. ¿Por qué?¿No se les da la oportunidad?, ¿Rechazan esos cargos?
R. La cultura de la inclusión implica cambiar formas de hacer. El home office, por ejemplo, que se generalizó durante la pandemia, permitió que más mujeres pudieran balancear su vida profesional con la personal, reemplazar cenas por desayunos o almuerzos también. Pero en el fondo, lo que todavía nos queda por seguir trabajando es luchar contra sesgos arraigados hace siglos, en los que la mujer se ocupaba del ámbito privado y el hombre del ámbito público. Sabemos que la mujer tiene derecho y toda la capacidad de desarrollar una carrera profesional, hay mucho por hacer para que más mujeres puedan abrazar ese doble rol.
P. ¿Por ejemplo?
R. Espacios de cuidado. Las mujeres no sólo tienen que participar en el mercado laboral, tienen que avanzar hacia posiciones de liderazgo. El quiebre normalmente se da en el momento de la maternidad, ahí es donde muchas mujeres se bajan de la carrera y las compañías pueden aportar espacios de cuidado para que sus trabajadoras puedan seguir creciendo.
P. ¿Y promover un reparto equitativo de los cuidados?
R. Sí. Hay que equilibrar la licencia del cuidador primario y del secundario. En Schneider globalmente tenemos una política de licencias por paternidad y por cuidado de familiares, pero está probado que la mujer dedica mucho más tiempo al cuidado de las personas que el varón.
P. En el último año la inflación se convirtió en un mal global. ¿Cómo es hacer negocios en uno de los países que lidera la tabla mundial, con un 108′8% de inflación anual, y con tasas de interés del 97%?
R. Los empresarios somos seres humanos y nos adaptamos a cualquier contexto. Pero hablo con colegas de otros países que de repente pasaron a ser un 6% o un 7% y es una catástrofe. Los argentinos la verdad es que hemos desarrollado la habilidad de adaptarnos permanentemente a un entorno cambiante, de reinventarnos casi día a día. Hemos tenido alta inflación durante la mayoría de los últimos cien años y ese es el contexto en el que hacemos negocios. Estamos hartos, no es que nos encanta, porque requiere mucha energía y mucha flexibilidad.
P. ¿Las crisis generan oportunidades?
R. Creo que las crisis nunca son buenas y es mejor hacer negocios en entornos con cierto grado de certidumbre y con reglas de juego estables, que es lo que creemos que necesita Argentina para salir de las crisis recurrentes. En las crisis encontrás oportunidades que en otros entornos no tenés, sí, pero vivir en el corto plazo hace que también pierdas algunas oportunidades de desarrollo mucho más estratégicas y de largo plazo, que es lo que impulsamos en IDEA.
P. ¿Qué o quiénes impiden que Argentina pueda aprobar esas reglas claras que el empresariado reclama?
R. Es complejo, son muchos factores. Las crisis recurrentes han hecho que se tomen decisiones de corto plazo que implican un cambio de reglas de juego que erosionan la confianza. Necesitamos generar confianza en las instituciones y robustecerlas para que generen un marco de estabilidad.
P. La confianza de la ciudadanía argentina en las instituciones y en los políticos, va en declive, según las encuestas. ¿También hay una desconfianza creciente del empresariado?
R. Los políticos son actores fundamentales y necesarios para el desarrollo de un país y de una economía. Los vemos como nuestra contraparte, necesaria para generar acuerdos de mediano y largo plazo. Políticos, sindicatos y organizaciones sociales forman parte del ecosistema en el cual tenemos que operar de manera positiva y sostenible en el tiempo.
P. Los sindicatos se oponen a una reforma de las leyes laborales. ¿Como empresaria cree que es necesaria?
R. Hay un debate sobre si hay que cambiar o no las leyes laborales. Nosotros entendemos que a través de los convenios colectivos de trabajo que tenemos en Argentina se han logrado generar nuevos empleos, buenas condiciones para los trabajadores y han permitido desarrollarse a las compañías y los negocios. Es una vía que ha funcionado y puede volver a funcionar.
P. Argentina está a las puertas de la campaña electoral. ¿Cómo afecta al clima de negocios?
R. Los años de elecciones son años en los que el ritmo de negocio es un poquito más lento porque la agenda política consume bastante tiempo y energía, pero la agenda no para.
P. ¿Reciben llamados de inversores interesándose por Argentina?
R. Sí. Argentina tiene un potencial enorme. En materia energética, las reservas de petróleo y gas no convencional de Vaca Muerta son de las más grandes del mundo. Si pensás en minerales críticos como el litio, Argentina tiene una de las reservas mundiales más grandes. También tenemos otros minerales como cobre, cobalto o níquel y si mirás los números de inversión se ven inversiones importantes en estos sectores. Si tuviéramos condiciones macroeconómicas y regulatorias que generaran más confianza en los próximos cinco, diez, 15, 20 años la inversión podría ser mucho más alta. Hay que generar el contexto que atraiga más inversiones.
P. ¿Cuáles son las más urgentes?
R. La construcción de infraestructura para que esas actividades se desarrollen. En este momento se está llevando adelante la construcción del gasoducto, que es muy importante para poder evacuar la producción de Vaca Muerta. Faltan inversiones en todo lo que tiene que ver con el mercado eléctrico y líneas de transmisión, porque hay un cuello de botella. Y todo lo vinculado a infraestructura de transporte.
P. Habla de Vaca Muerta, pero ¿cómo está posicionada Argentina en este mundo que demanda energías renovables para la transición energética?
R. El mundo todavía está consumiendo combustibles fósiles. Los expertos hablan de que son el 81% del consumo. Y en Vaca Muerta el recurso más importante es el gas, que dentro de los fósiles es considerado un combustible de transición. El mundo hoy está muy preocupado por la seguridad energética, entonces, lo que tiene que ver con combustibles fósiles y las reservas de Argentina todavía por explotar son necesarias para garantizar la seguridad energética mundial. En lo inmediato Argentina necesita autoabastecerse de gas y combustible para el consumo interno y como oportunidad de exportación para que la canasta comercial deje de ser deficitaria y tenga superávit. En el mediano y largo plazo necesitamos acelerar lo que tiene que ver con la transición energética de la mano del desarrollo de la energía eólica, solar e hidrógeno verde.
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