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Ocho acusados por la muerte de Maradona pierden una batalla legal e irán a juicio oral

El equipo que acompañó los últimos meses del jugador enfrenta cargos por “homicidio simple con dolo eventual”

Diego Armando Maradona
Diego Armando Maradona, durante una conferencia de prensa en el Mundial de Sudáfrica 2010.Chris McGrath (Getty Images)
Federico Rivas Molina

La justicia argentina ha dado este martes una mala noticia al equipo médico que cuidó de Diego Maradona hasta su muerte, el 25 de noviembre de 2020, a los 60 años. Un tribunal de segunda instancia rechazó los pedidos de sobreseimiento de los ocho acusados y confirmó la decisión de un juez de primera instancia de elevar la causa a juicio oral. Entre los imputados están el neurocirujano Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov, además de un psicólogo, un médico clínico, tres enfermeros y una médica coordinadora del servicio privado de salud que tenía el jugador. Todos ellos están acusados de “homicidio simple con dolo eventual”, un delito que en Argentina está penado con entre ocho y 25 años de cárcel.

Maradona murió de un “edema agudo de pulmón”, que se sumó a una “insuficiencia cardíaca crónica”, según lo que determinó la autopsia. Llevaba 15 días en una casa alquilada en un barrio privado de las afueras de Buenos Aires, tras ser operado por Leopoldo Luque de un hematoma subdural en la cabeza. Una junta médica determinó entonces que el jugador agonizó durante 12 horas antes de morir, que “no estaba en pleno uso de sus facultades mentales” y que su ingreso en una clínica hubiese aumentado sus “chances de sobrevida”.

Un juez de primera instancia dio el año pasado por cerrada la instrucción con acusaciones para las ocho personas que atendieron a Maradona hasta su muerte. “Los imputados, desde el rol que detentaban, tenían la posibilidad física cierta de revertir el proceso cardíaco que desarrollaba [Maradona], circunstancia que les exigía la normativa, regida además por el conocimiento de la afectación de la salud del enfermo y el resultado que, con una probabilidad rayana a la certeza, podría recaer”, escribió el magistrado. La fiscalía, en tanto, consideró en abril del año pasado que la actuación del equipo médico fue “deficiente y temeraria”, porque siempre supo la gravedad del cuadro clínico y pudo evitarla. “Nos encontramos en condiciones de afirmar que las personas que se mencionan han tenido responsabilidad penal en el fallecimiento del señor Diego Armando Maradona”, escribieron los fiscales.

La defensa de los ocho acusados apeló entonces la elevación a juicio oral, que este miércoles les fue denegada. “El equipo interviniente [en el cuidado de Maradona] incurrió en acciones defectuosas y en omisiones, que fueran determinantes para el resultado de muerte aquí imputado”, sostuvieron los jueces. El tribunal, sin embargo, aceptó dos de los reclamos de la defensa. El primero, vinculado a una presunta falsificación de la firma de Maradona para conseguir una historia clínica. El segundo afecta a la psiquiatra Agustina Cosachov, acusada de firmar un certificado de aptitud mental de Maradona sin visitarlo en su casa. Los imputados tienen aún una última oportunidad de protesta ante el Tribunal de Casación de la provincia de Buenos Aires.

Entre el 11 y el 25 de noviembre de 2020, tras haber recibido el alta de la clínica en la que fue operado en la cabeza por Luque, Maradona vivió en lo que se suponía era una internación domiciliaria acompañado por dos enfermeros. Su equipo médico siempre sostuvo que el jugador era un paciente difícil de tratar, poco dócil ante las decisiones clínicas y con un historial que incluía múltiples y severas complicaciones en su desgastado cuerpo. La última foto que se publicó de Maradona lo mostraba diez días antes de su muerte abrazado a Luque y con una venda sobre su cabeza después de la operación.

Los funerales de Maradona fueron multitudinarios, pese a las restricciones que en ese momento regían contra la pandemia de la covid-19. El Gobierno de Alberto Fernández, que estaba en sus inicios, decretó tres días de luto nacional cedió la Casa Rosada para el velatorio, que reunió a cientos de miles de personas en una larga peregrinación sobre la Plaza de Mayo.

La decisión de la familia de no extender la ceremonia más allá del tiempo pactado de antemano con el presidente generó la ira de los hinchas que aún no habían podido entrar a la capilla ardiente. La despedida al ídolo más popular de Argentina terminó con el centro de la ciudad convertido en un caos. Maradona se iba como había vivido.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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