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El fútbol femenino reclama su espacio en los grandes estadios de Argentina

Las Gladiadoras de Boca Juniors ganan el campeonato local ante una asistencia récord en La Bombonera, el mítico estadio en el que solo juega el equipo masculino

Las jugadoras de Boca Juniors celebran un gol en La Bombonera, este domingo en Buenos Aires.
Las jugadoras de Boca Juniors celebran un gol en La Bombonera, este domingo en Buenos Aires.Daniel Jayo (Getty Images)
José Pablo Criales

Las Gladiadoras de Boca Juniors le ganaron este domingo con un apretado 2-1 a las Guerreras de UAI Urquiza y volvieron a gritar campeonas en el fútbol femenino argentino. Fue una profecía del calendario. Los dos mejores equipos de la liga llegaron invictos al último partido y les tocó definir al campeón en la cancha. Boca se impuso y ganó su vigésimo octavo trofeo, el cuarto desde que se formó la liga profesional en 2019. Resuelta la estadística, las Gladiadoras escribieron otra historia: jugaron en La Bombonera, el mítico estadio boquense donde la fanaticada es capaz de provocar movimientos sísmicos, y colmaron los lugares habilitados. 18.000 personas vieron a las campeonas esta tarde, un récord de asistencia en el fútbol femenino de Argentina y un precedente sobre la popularidad de sus equipos.

No era para menos. Con 18 victorias y un empate, Urquiza llegaba como líder del campeonato con 55 puntos. Le alcanzaba con el empate para ser campeón. Boca, 17 triunfos, dos empates y 53 puntos, necesitaba ganar para volver a levantar el trofeo. La expectativa por el partido era tan grande que la dirigencia boquense cedió a media semana: las Gladiadoras, que suelen colmar la tribuna del campo de entrenamiento donde juegan sus partidos de local, jugarían esta tarde en el estadio principal. La Bombonera, un estadio habilitado para 54.000 personas que se inauguró en 1940, abrió sus puertas al equipo femenino por cuarta vez en su historia.

Las Gladiadoras cumplieron con la expectativa desde los siete minutos del primer tiempo. Urquiza presionaba en la mitad del campo cuando Amancay Urbani recuperó la pelota y pegó un puntazo al aire que Yamila Rodríguez, la capitana de Boca, controló con la cabeza y definió de zurda abajo contra un palo. Celebró el gol colgada del alambrado que separa la tribuna popular del estadio. Las Guerreras lo empataron a los 24 minutos con un gol de Daiana Falfán, pero apenas comenzó el segundo tiempo Boca selló su victoria con un cabezazo soberbio de su goleadora histórica, Andrea Ojeda.

La Bombonera fue una fiesta. No solo por la victoria histórica, sino porque Boca Juniors volvió a vender entradas a todo el público después de casi 20 años. El equipo más popular de Argentina anunció en mayo que tenía registrados a 300.000 socios, una marca que solo supera el Bayern Múnich alemán y que significa un cuello de botella casi imposible de superar para quienes quieren ver un partido en el estadio con más mitos del fútbol argentino y no están afiliados al club. Los abonos por temporada para ver un partido en La Bombonera se reparten entre más de 125.000 socios y los lugares vacantes se sortean después entre los 175.000 adherentes, que pagan una cuota mensual reducida. Para el partido de las Gladiadoras, Boca habilitó solo 25.000 asientos “por cuestiones de seguridad”, de los cuales 5.000 salieron en venta. Las entradas costaban 600 pesos argentinos, unos cuatro dólares al cambio oficial. Un mar de diferencia de los 12.000 pesos que puede pagar de reventa el turista más afortunado.

“Cualquier jugador de fútbol se muere por jugar en esta cancha”, resumió la mediocampista boquense Clarisa Huber tras la victoria. Mientras hablaba ante las cámaras de la televisión pública, los fanáticos coreaban un “¡Dale, campeón!, ¡dale, campeón!” improvisado, distinto a los cantos que impulsa la barra brava que esta vez no asistió al estadio. No hizo falta. “Necesitábamos un partido así, con esta gente, con esta presión”, dijo Huber, que volvió al fútbol argentino desde España cuando la liga se profesionalizó. “Nunca me imaginé vivir esto, me explota el alma”.

Los 18.000 asistentes al partido de esta tarde quedan lejos todavía de las 91.648 personas que vieron a los equipos femeninos del Barcelona y el Wolfsburgo en abril de este año, pero es una marca sin precedentes en Argentina. El récord hasta hoy lo tenía la selección nacional, que llevó a 15.000 hinchas a un partido contra Chile a principios de año. El fútbol femenino celebra una marca histórica este domingo, pero aún tiene batallas abiertas: algunas jugadoras necesitan un segundo trabajo para llegar a fin de mes, y salvo un equipo, todos los de la liga nacional tienen su sede en Buenos Aires.

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Sobre la firma

José Pablo Criales
Es corresponsal de EL PAÍS en Buenos Aires. Trabaja en el diario desde 2019, fue redactor en México y parte del equipo de la mesa digital de América. Es licenciado en Comunicación por la Universidad Austral y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS.

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