El Banco Central argentino crea un “dólar soja” para que el campo acelere la liquidación de la cosecha
La ministra de Economía, Silvina Batakis, asegura en Wall Street que tiene el apoyo del kirchnerismo para cumplir con las metas del FMI
El Banco Central de Argentina ha anunciado este martes un régimen especial cambiario para que el campo acelere la venta de la cosecha. La medida supone que los exportadores podrán obtener por cada dólar vendido unos 160 pesos, bastante menos que los 323 que hoy obtendrían en el mercado negro pero superior a los 137 de la cotización oficial, fijada por el Estado. No se trata de un tipo de cambio especial, sino de un mecanismo que, según el Banco Central, permitirá a los productores sostener el valor de su inversión y los incentivará a liquidar los granos que, denuncia el Gobierno, mantienen retenidos a la espera de una devaluación de la moneda nacional.
El nuevo régimen permite a los productores depositar el 70% de los pesos que reciben por sus dólares con una cobertura contra una posible depreciación de la moneda. El 30% restante podrán utilizarlo para recomprar dólares a la cotización del “solidario”, esto es la oficial más un impuesto que eleva el valor hasta los 239 pesos, según el cierre de este martes. El compensado da una cifra cercana a los 160 pesos. El presidente del Banco Central, Miguel Pesce, dijo tras el anuncio que esperaba “destrabar la dificultad que expresó el segmento agropecuario con respecto a la producción de soja, que venía demorada respecto de años anteriores”. El régimen regirá hasta el 31 de agosto.
El Gobierno llevaba semanas negado que tuviese en estudio un régimen cambiario especial para el campo, como el que anunció este martes. El viernes pasado, el presidente, Alberto Fernández, acusó a los productores de “guardar 20 mil millones de dólares” en granos a la espera de “una mejor rentabilidad”. Este martes, durante un acto para conmemorar el 70 aniversario de la muerte de Eva Perón, volvió a la carga en los mismos términos “Algunos siguen especulando con una devaluación para vender lo que tiene que vender y hacer ingresar los dólares que le permitan a la Argentina seguir creciendo”.
El presidente del Banco Central, Miguel Pesce, fue más cauto en las cifras y estimó que los dólares retenidos por los productores agropecuarios son unos 2.800 millones, a los que se suman otros 2.200 millones de la industria. “Ese es el universo. Ahora veremos cuántos se adhieren. No vemos cuál puede ser el inconveniente para que se adhieran, ya que ahora tienen el instrumento que les permite conservar el valor de su activo”, dijo. Los dólares de la soja serán vitales durante agosto, el mes en que se dispara la factura de la importación de gas por el frío del invierno.
El primero en reaccionar al anuncio fue Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural, la entidad que agrupa a los grandes productores. “Es una medida sin consenso y eso no es bueno en ningún sector de la economía. Nos da la impresión de que es otro tipo de cambio que parece de muy difícil implementación”, dijo. Días antes, Pino había negado que estén reteniendo la cosecha, como acusa el Gobierno. “Se viene comercializando lo que habitualmente se comercializa para esta época del año. Al 13 de julio, el 64% de la campaña estaba vendida”, aseguró.
Batakis busca apoyo en Washington
El Gobierno está necesitado de divisas para sostener el valor del peso, que ha perdido más del 40% de su valor en el mercado informal desde el 1 de julio, cuando presentó su renuncia Martín Guzmán, el ministro de Economía que en enero firmó un acuerdo de refinanciación con el Fondo Monetario Internacional. Su reemplazo, Silvina Batakis, viajó este lunes a Washington para reunirse con la titular del Fondo, Cristalina Georgieva, y representantes de los principales grupos de inversión.
Ha sido una gira de presentación, en la que Batakis escuchó de primera mano la desconfianza del mercado a su promesa de ajuste fiscal y respeto al acuerdo con el Fondo que lanzó apenas asumida en el cargo. La duda está en el apoyo que pueda tener de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, responsable de la salida de Guzmán y crítica del texto firmado con el FMI en enero. Los diputados kirchneristas en el Congreso votaron en su momento en contra del acuerdo.
“Nosotros hoy estamos en una coalición de Gobierno y dentro de esa coalición hay un equilibrio que efectivamente está dado para que podamos implementar estas medidas”, dijo Batakis durante una rueda de prensa en la embajada argentina en Washington, antes de regresar a Buenos Aires. “Yo creo que, en ese sentido, hoy hay un apoyo fuerte de todos los sectores en nuestro espacio político”. Esas mismas palabras utilizó por la mañana ante una veintena de inversores en Wall Street, muchos de los cuales tienen bonos de la deuda que Guzmán reestructuró en agosto de 2020.
Ante Georgieva también hubo promesas. Y la presidenta del FMI definió el encuentro de “constructivo”, sin dar más detalles. Las malas noticias llegaron en el último informe World Economic Outlook publicado este martes, en el que advirtió sobre la inflación, hoy por encima del 60% interanual. “Si no se aborda, podría alimentar aún más el descontento social y debilitar el apoyo político al programa. Estos riesgos no pueden mitigarse por completo mediante el diseño de programas y la planificación de contingencias”, dice el informe. En declaraciones posteriores a la presentación, el economista jefe del Fondo, Pierre-Olivier Gourinchas, consideró “basta preocupante” la situación en Argentina.
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