¿Es posible lograr el equilibrio entre lujo y comodidad en la moda?
Solemos pensar que un atuendo cómodo es sinónimo de feo e informal, pero dos personas expertas en moda nos comparten su visión sobre el confort en la industria del vestido
Uno de los lugares más recurrentes, y también uno de los más cuestionables, en torno a la alta costura y el lujo dentro del ecosistema de la moda, nos sugiere que desde la antigüedad el vestir de forma lujosa implica un esfuerzo, incomodidad o impostura por parte de quien la porta. Recordemos esos corsés, trajes fastuosos y maquillajes estrambóticos que hoy lucen un tanto fuera de contexto.
La evolución de la industria del calzado y el vestido, siempre ligada a los discursos socioculturales, los contextos geopolíticos y los múltiples planteamientos del cuerpo, han integrado de alguna manera el confort y la comodidad, más allá del talle, el ajuste, la suavidad o la holgura, como un elemento adicional a las necesidades de la vestimenta, incorporando el estado actual del mundo desde sus dinámicas de integración y validación.
Tendencias recientes como los ugly shoes (tenis feos), el oversized (tallas extragrandes) y recientemente las necesidades derivadas del confinamiento y el home office, entre otras, nos hablan de la comodidad como una presencia cada vez más recurrente y compleja en el mundo de la moda.
Liliana Mejía, directora creativa de la marca de moda GYKS, ve en el ámbito de la moda de lujo dos aspectos a tomar en cuenta: “Hay una parte muy clara de show en las pasarelas, que yo veo con una intención más inclinada a vender la marca, hay mucho juego de los diseñadores pero creo que esto apela mucho al discurso, hablar de cómo se ve la marca y con qué se encuentra vinculada. Pero, por otra parte, en las tiendas suele haber prendas para que la gente se sienta confortable al usarla. Incluso en las pasarelas mismas, los espectadores portan prendas más casuales. Y sí habrá outfits más exóticos o llamativos en esos momentos, pero en el día a día la moda del lujo busca también ser vendible y esto se ajusta con la comodidad y la adaptabilidad”, precisa.
Por el contrario, para Emiliano Villalba, periodista y escritor de moda, la incomodidad en el mundo del lujo es también una de las improntas que definen su esencia, tanto actual como futura. “Si bien las clases que tienen acceso al lujo siempre han tenido como meta cierta comodidad, ésta no existe como la pensamos o es una protagonista en la moda de hoy en día. Y uno de los ejemplos recientes que rescato es el de Kim Kardashian cubierta con cinta de Balenciaga. Si tú ves los videos, le cuesta caminar a Kim, y hace poco yo hacía esa reflexión en torno a que el traje no estaba diseñado para el movimiento sino para estar estática para la fotografía.
“En la moda existen investigaciones en torno al concepto medio-persona, que nos habla de cómo los individuos dentro de una sociedad manifiestan o enuncian discursos que implican muchas cosas, especialmente en la moda. En este caso hablamos de sacrificios y de validación. Y uno de esos sacrificios es el cuerpo mismo, que ya sea con el ejemplo de Kim o de las modelos de Phillip Plein en la Semana de la Moda de Milán, quienes se tropezaban en una de las esquinas de la pasarela por el calzado que tenían, nos pone a pensar en cómo se construye el discurso de la comodidad y sobre quién tiene derecho a estar cómodo dentro de la moda”, explica Villalba.
La elegancia de estar en casa
Como un signo sintomático del momento sociohistórico que vivimos, en donde aspectos vitales como los roles de género están en franco cuestionamiento y reformulación, el mundo de la moda ha integrado también las dinámicas del trabajo remoto y la expansión de los espacios íntimos como escenarios propicios para las dinámicas en torno a la vestimenta. De esta forma, las marcas también han echado mano de la holgura, los pijamas, los shorts y los cubrebocas, pero a su vez han tratado de revertir la dinámica al incorporar elegancia clásica en los espacios cotidianos.
“Hace dos años la comodidad era una tendencia y, por ejemplo, Salvatore Ferragamo lanzó elementos y accesorios que remitían a la estancia en casa. Esto nos dice que la relación entre la moda y lo que acontece en la sociedad no es algo separado; indica la posición del mundo en un momento determinado. Ferragamo y otras marcas empezaron a lanzar tops llamativos y pantalones o prendas inferiores más discretas, también por la posición de la pantalla y la dinámica del zoom en nuestros hogares”, afirma Emiliano Villalba.
Liliana Mejía nos cuenta que la pandemia abrió la posibilidad de estar cómodo, y que esto también se encontró con una neutralidad de género, “para que la ropa sea más homogénea y amplia en públicos. Debido a esto también hoy vemos colaboraciones de marca de lujo con otras más sport y o enfocadas al estilo streetwear, como la de Gucci con Adidas o Supreme con Louis Vuitton, fusiones y colecciones que apuntan a la comodidad e intención de otros mercados que gustan de gastar en la moda, pero con un uso más casual”, explica la directora creativa de GYKS.
Sin embargo, de cara a un futuro en donde los roles de género, las condiciones sociales, políticas y sanitarias, así como el desarrollo tecnológico pueden integrar la comodidad en la moda, tanto para Emiliano Villalba como para Liliana Mejía, ésta no será un elemento primordial en el futuro. El primero refiere a las historiadoras Valerie Steele y Joanne Entwistle, quienes reflexionan sobre la moda y la relación del cuerpo femenino, “de cómo éste se transforma a través de la indumentaria para definir los roles de género, ya sea las mujeres que se atribuyen como tales, y también las mujeres trans, que tienen esta forma de cambiar el cuerpo para estar presente dentro de la percepción. Y esto nos habla también de la comodidad y la incomodidad. Creo que no existe una comodidad total dentro de la industria de la moda, porque estamos siempre buscando, a través del cuerpo, mantener una idealización no lograda”.
Y Liliana Mejía apunta: “Lo ideal para lucir bien la ropa es que tú te sientas bien con ella, pero si eres una persona muy obsesionada con la moda (las llamadas fashion victims), la comodidad puede pasar a segundo plano, premiando sólo el aspecto. Pienso que la moda no irá en función de la comodidad sino de lo que está pasando socialmente; no será raro ver prendas ligadas aún más a temas de tecnología y no creo que la prioridad sea la comodidad”.