América Latina debe duplicar su inversión anual en energía para lograr la transición energética a 2030

El BID apunta a que el empuje de las renovables, la electromovilidad, el hidrógeno verde, las tecnologías de almacenamiento y la integración energética son los desafíos clave en esta materia

Unos trabajadores instalan paneles solares en Río de Janeiro, en marzo de 2023.Lucas Landau (Bloomberg)

América Latina y el Caribe llevan la delantera en el mundo en el proceso de transición energética. Entre 2015 y 2022 la región aumentó su capacidad renovable en 51% hasta alcanzar el 64% de generación eléctrica principalmente con hidroelectricidad, energía solar y eólica. Sin embargo, para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas para 2050, el ritmo debe acelerarse. Es uno de los mensajes que ha levantado el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en la ...

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América Latina y el Caribe llevan la delantera en el mundo en el proceso de transición energética. Entre 2015 y 2022 la región aumentó su capacidad renovable en 51% hasta alcanzar el 64% de generación eléctrica principalmente con hidroelectricidad, energía solar y eólica. Sin embargo, para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas para 2050, el ritmo debe acelerarse. Es uno de los mensajes que ha levantado el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en la Reunión Anual de Gobernadores de la institución que arrancó este miércoles en la ciudad dominicana de Punta Cana.

El financiamiento de nuevos proyectos, tanto de electromovilidad, desarrollo de redes de transmisión, hidrógeno verde, tecnologías de almacenamiento e integración energética es un desafío que hoy los gobiernos no pueden enfrentar solos. Se requiere de la movilización y ejecución de nuevas y grandes inversiones “como quizás nunca se han visto en la región”, advierte un experto del BID. El organismo calcula que si en los últimos años América Latina ha gastado alrededor en promedio en el sector eléctrico unos 30 mil millones de dólares anuales, para lograr acelerar la transición energética debe, al menos, duplicar ese monto hasta los 60 mil millones de dólares al año.

Alejandra Bernal-Guzmán, oficial de programas de América Latina de la Agencia Internacional de Energía; Jordan Schwartz, vicepresidente ejecutivo del BID; Silvia Alvarado de Córdoba, presidenta de la junta directiva de Mayorista de Guatemala; Gabriel Melguizo, presidente a.i. Grupo ISA de Colombia; Marsha Atherley-Ikechi, CEO de la Comisión de Comercio Justo de Barbados y Aurelio Bustilho de Oliveria, CEO de ENEL Américas de Brasil, durante el seminario 'Transformar el futuro: Acelerar la transición energética en América Latina y el Caribe'.CHELO CAMACHO

Es una inversión que, señala la entidad, debería venir en su mayoría desde el sector privado, considerando la poca capacidad que tienen hoy los Gobiernos de la región para acometer ese desafío. “El sector privado está llamado a cumplir un muy importante en la ejecución de estas nuevas inversiones. En un contexto donde los gobiernos de América Latina experimentan fuertes restricciones fiscales y poca capacidad de endeudamiento, es el sector privado el que debería ejecutar estas nuevas inversiones”, mencionan desde el organismo.

En esa línea, las propuestas para avanzar de manera decidida en la transformación apuntan a avanzar en la descarbonizar diversos sectores de la economía, como la provisión de electricidad, calefacción, transporte, industrial y de construcción. Asimismo, enfatiza el organismo, es clave desarrollar marcos regulatorios que faciliten la transición en los países y se aceleren los permisos que en muchos casos están frenando un avance más rápido de los proyectos. Este punto es especialmente preocupante en el ámbito de la transmisión, que hoy avanza con un desacople respecto a los nuevos proyectos de generación.

Sobre ese punto alertó Gabriel Melguizo, presidente de ISA Group, uno de los principales grupos de transmisión de la región, quien durante su exposición en el seminario Acelerando la Transición Energética en América Latina, ha señalado que “la transmisión es la gran habilitadora de la transición energética”. “Necesitamos más redes, el mundo va a tener que duplicar el tamaño de sus redes a 2,5 veces porque cada vez va a ser más eléctrico”, explicó. El problema, agregó, es que el retraso de los proyectos está frenando este avance. “La generación se construye en dos a tres años y las redes toman hasta ocho años en ser construidas, hay un desacople en la velocidad en la que se puede levantar la energía renovable y los proyectos de transmisión, y es un problema a nivel mundial, en EEUU y Europa estos proyectos se demoran 12 años”, advirtió.

Gabriel Melguizo (centro), presidente del Grupo ISA de Colombia, en Punta Cana (República Dominicana) el 6 de marzo de 2024.CHELO CAMACHO

Pero este es solo uno de los esfuerzos necesarios para lograr las metas propuestas. Alejandra Bernal-Guzmán, oficial de programa de Latinoamérica de la Agencia Internacional de Energía mencionó en su presentación en el seminario realizado en el marco de la reunión anual del BID que para lograr una transición energética acelerada al 2030 es necesario enfocarse en tres grandes retos. El primero es hacer la transformación con foco en las personas. Cerrar brechas de acceso a la electricidad, evitar las muertes prematuras provocadas por exposición a la contaminación del aire en el hogar causada por estufas contaminantes y generar más de un millón de puestos de trabajo en energías limpias, son algunos de los beneficios que pueden obtenerse bajo ese enfoque.

Otro reto, explicó, es posicionar a la región dentro del proceso de transición energética global empujando el desarollo de biocombustibles, hidrógeno verde y minerales críticos, como el litio, el cobre y las tierras raras, clave en el desarrollo de baterías, tecnología y cables.

El tercer desafío, señaló, es duplicar las inversiones en energías limpias y avanzar en la eficiencia energética. “La región está rezagada en eficiencia energética. Uno de cada tres países tiene medidas para tener equipos de eficiencia en los hogares y edificios, es un gran reto. Se lograría un 20% de reducción en el consumo solo en eficiencia en edificios, transporte e industria”, agregó la experta.

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