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La natalidad en Colombia cae a mínimos de 10 años, mientras se contiene la maternidad adolescente

Los nacimientos durante 2024 fueron 453.901, un 12% menos que en 2023 y un 31,13% menos que en 2015. La tendencia persiste este año, pero se desacelera

Cada vez nacen menos niños en Colombia. Las Estadísticas Vitales, publicadas el jueves por el estatal Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), muestran que el país andino registró en 2024 el número de nacimientos más bajo en la última década, con una cifra de 453.901 en una población de 52 millones de habitantes. La caída del 12% frente a 2023 es la culminación de una reducción sostenida, que representa un desplome del 31,3% desde 2015. En lo que va de 2025, la tendencia persiste aunque con menos ímpetu: en el primer semestre se han contabilizado 243.870 nacimientos, una reducción del 6,6% frente al mismo periodo de 2024.

El DANE destaca en el informe que la tasa global de fecundidad ha bajado a 1,1 hijos por mujer, lejos del 2,1 que en teoría es necesario para mantener el tamaño de la población de forma natural. Esta transición demográfica se ha acelerado y aunque no es claro por qué los colombianos han decidido tener menos hijos, la literatura internacional y el contexto socioeconómico ofrecen algunas pistas. Entre las hipótesis está el que criar hijos se percibe como una tarea titánica. En un país con alta informalidad laboral, salarios poco competitivos y un difícil acceso a la vivienda, la decisión de formar una familia se pospone o se descarta. Para muchos jóvenes, la maternidad o paternidad representa un costo de oportunidad demasiado alto: una renuncia al “tiempo personal y sus aficiones”, como señala el demógrafo Lyman Stone.

El riesgo es que la sostenibilidad económica del país pende de un hilo. La investigadora de la Universidad Javeriana, Ángela Vega, estudia el fenómeno desde hace años y destaca que el envejecimiento de la pirámide poblacional pone en jaque la sostenibilidad del sistema de pensiones del país. Como son los trabajadores activos los que financian el retiro de los jubilados, que cada vez menos jóvenes ingresen a la fuerza laboral para cotizar a pensiones, y que cada vez sea más grande la masa de adultos mayores demandando su jubilación —así como servicios de salud de alto costo—, lleva al sistema a enfrentar un riesgo de colapso a mediano plazo. El impacto se extiende a la productividad general, pues una menor fuerza de trabajo puede afectar el crecimiento económico. A diferencia de países desarrollados que recurren a la migración para rejuvenecer su población activa, Colombia no es un destino tan atractivo y la ola migratoria venezolana ya se detuvo, según Vega, en declaraciones a la agencia EFE.

Pero si las cifras generales son frías y parecen negativas, tras ellas se esconde una noticia de enorme valor social: la drástica reducción de la maternidad adolescente. La tasa de fecundidad para niñas de 10 a 14 años alcanzó su “mayor reducción en los últimos 16 años”, apuntó la directora del DANE, Piedad Urdinola. En esa misma línea, entre 2024 y 2023 el grupo de adolescentes de 15 a 19 años registró una caída del mismo indicador del 17,2%. La contracción de los nacimientos es un fenómeno que se observó en todos los departamentos del país, pero con especial fuerza en departamentos con bajos niveles económicos promedio, como Vaupés (-21,0%), Sucre (-20,4%), Magdalena (-20,2%) y Vichada (-19,4%).

Así, este descenso en la fecundidad juvenil resalta como dato positivo, pues la maternidad temprana es uno de los principales factores de perpetuación de la pobreza, según Profamilia, que indica que “hay una clara asociación entre la menor edad al tener los hijos y las tasas de ocupación más bajas”. Y es que cuando una adolescente se convierte en madre, sus oportunidades educativas y laborales se ven truncadas, lo que incrementa su vulnerabilidad económica, según diversos estudios citados por el ente estadístico.

El embarazo temprano es un factor sustantivo de desvinculación escolar. Un estudio del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) señala que el 36% de los casos de abandono escolar de niñas y adolescentes de la región puede atribuirse directamente al embarazo o a la maternidad. Investigaciones en Colombia como las de Carmen Elisa Flórez muestran que la proporción de adolescentes con educación secundaria o superior es menor cuando tienen hijos (63,5%) que cuando no los tienen (79,2%). Este abandono escolar limita las oportunidades futuras y refuerza un círculo de pobreza y exclusión, señalan los investigadores citados por el DANE.

Una menor fecundidad adolescente, además de romper este ciclo, habilita a que las mujeres incrementen su participación laboral, accedan a mayor educación y, por ende, aspiren a mejores empleos, con tasas de productividad más altas. Al respecto, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) afirma que el incremento de la participación femenina de los estratos de menores ingresos “supone un enorme potencial en la lucha contra la pobreza”.

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