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Renacer entre los escombros de Haití

Dos años después del terremoto que dejó más de 2.000 víctimas mortales y que destrozó el sur del país caribeño empiezan a verse algunos signos de esperanza, pero aún queda mucho trabajo por hacer

Una mujer con su hijo recién nacido en un hospital de Port-à-Piment, Haití, en febrero de este año.Alexandre Marcou (MSF)

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Han pasado dos años desde el terremoto de magnitud 7,2 que sacudió el departamento Sur de Haití el 14 de agosto de 2021, causando más de 2.000 muertos y 12.000 heridos. La devastación fue enorme y, fruto de ello, son muchas las comunidades que a día de hoy siguen tratando de recuperarse y volver a la normalidad. Decenas de miles de edificios quedaron destruidos y muchas instalaciones sanitarias, incluida la clínica de atención materna de la ciudad de Port-à-Piment, que recibía apoyo de Médicos Sin Fronteras (MSF), quedaron inutilizables. La estructura sufrió daños irreparables, por lo que MSF decidió reconstruir el edificio por completo, mejorando las instalaciones y servicios que existían antes.

El nuevo hospital se inauguró oficialmente en febrero de este año, devolviendo el acceso a la tan necesaria atención materna a las 250.000 personas que conforman esta comunidad. Sin embargo, muchas de las instalaciones médicas que resultaron dañadas en el terremoto no se han reparado adecuadamente y un gran número de ellas permanecen cerradas. Por ello, el acceso a la atención médica en general y a la atención maternoinfantil en particular sigue siendo muy limitado en este departamento.

Aunque la violencia que asola la capital de Haití, Puerto Príncipe, está muy lejos de la tranquila ciudad costera de Port-à-Piment -a unos 150 kilómetros al suroeste-, los efectos de la misma se dejan sentir. Los cortes en la cadena de suministros han provocado que la escasez de medicamentos y materiales médicos en hospitales y clínicas sea una constante, y el bloqueo por un grupo armado de la principal terminal de combustible en el puerto de Puerto Príncipe el año pasado causó también una grave escasez de combustible en esta región; un problema que continúa lejos de estar solucionado en un contexto en el que toda la capital está hoy controlada por estos grupos.

El equipo médico de MSF, acompañado por promotores de salud, atienden a habitantes de Rendel, Haití.Alexandre Marcou (MSF)

Además, muchos médicos de los departamentos rurales, incluidos los del departamento Sur, se han marchado a Puerto Príncipe, mientras que otros muchos médicos de Puerto Príncipe han abandonado el país huyendo de la violencia. El terremoto de 2021 solo vino a agravar una situación que ya antes era complicada, debido a la pobreza, a los años de inestabilidad que atraviesa el país, a las epidemias de cólera que ha sufrido en los últimos años y a las consecuencias de anteriores desastres naturales que han afectado a la región. Varias organizaciones prometieron ayuda financiera y material para rehabilitar las estructuras médicas que resultaron dañadas, pero estos esfuerzos están tardando en materializarse y la realidad es que son muy pocos los edificios que han sido reparados o reconstruidos y menos aún los servicios que se han puesto de nuevo en marcha.

Todos estos factores han dejado el sistema sanitario de esta parte del país en una situación extremadamente precaria, con falta de suministros médicos, personal e instalaciones adecuadas. Y ello, lógicamente, repercute gravemente en la salud de la comunidad, especialmente en la de las mujeres embarazadas y los recién nacidos, así como en la de los más mayores y en la de otros colectivos vulnerables.

Haití tiene la tasa de mortalidad materna más alta del hemisferio occidental, con 529 muertes por cada 100.000 partos. La mortalidad neonatal también es muy alta, con 2.400 muertes por cada 100.000 bebés nacidos vivos (casi diez veces más que la de España). Una de las razones principales es que prácticamente dos de cada tres mujeres (un 64%) no dan a luz en centros sanitarios, lo que puede tener consecuencias fatales tanto para la madre como para el bebé si surgen complicaciones. Por eso es fundamental que los partos se produzcan con el apoyo de profesionales sanitarios, ya que una respuesta rápida y el poder contar con los medios adecuados puede significar la diferencia entre la vida y la muerte tanto para la madre como para el bebé.

La nueva maternidad de Port-à-Piment, que gestionamos conjuntamente con el Ministerio de Salud, cuenta ahora con un quirófano para cirugía obstétrica, en el que los médicos pueden llevar a cabo cesáreas, y un departamento de neonatología, equipado con una unidad de cuidados intensivos. Nuestro equipo también proporciona servicios integrales de salud sexual y reproductiva, que incluyen la distribución de anticonceptivos y consultas prenatales y postnatales, y presta apoyo a seis centros de salud en pueblos y aldeas de los alrededores de Port-à-Piment. También colaboran con las redes de parteras tradicionales y con voluntarias de la comunidad, lo que nos permite superar el primer obstáculo para lograr mejores resultados en todo lo relacionado con la salud materna: sensibilizar a las mujeres embarazadas y a sus familiares acerca de cuándo deben buscar ayuda médica.

Personal de Médicos Sin Fronteras en el pueblo de Rendel,Haití.Alexandre Marcou (MSF)

Hace unos días visité el pueblo de Rendel, que se encuentra a una docena de kilómetros al norte de Port-à-Piment. Para llegar allí hay que seguir el cauce de un río seco que atraviesa las montañas, en medio de un paisaje majestuoso. Nuestro equipo, conformado por personal médico y promotores de salud, va allí una vez por semana. “Rendel es uno de los seis lugares a los que apoyamos con educación y promoción de la salud”, me contaba una de nuestras promotoras, Guerline Georges. “Hablamos con las embarazadas sobre las principales causas de muerte relacionadas con el parto, como la eclampsia o el trastorno hipertensivo, y sobre cómo detectar los síntomas para anticiparse a las complicaciones y buscar tratamiento rápidamente”.

Pude ver con mis propios ojos otro de los principales obstáculos a los que se enfrentan las mujeres de Rendel: lo difícil que puede llegar a ser el conseguir acceder a un centro sanitario cuando necesitan de esa atención médica de forma urgente. El departamento de Sud está poco poblado y es muy habitual que el centro de salud más cercano esté a más de una decena de kilómetros, como ocurría allí. Además, a menudo las carreteras están en mal estado y el transporte es caro. En el caso particular de Rendel, el lecho seco del río que nosotros usamos como camino para llegar hasta allí se llena de agua en la estación de lluvias, por lo que las mujeres que quieren acudir hasta Port-à-Piment pueden tardar muchas horas en llegar a pie hasta el centro de salud. Por desgracia, me explicaron mis compañeros, han sido varias las parturientas que han muerto en los últimos años mientras caminaban hacia un centro de salud desde poblaciones como esta, sucumbiendo a las complicaciones del parto antes de llegar al centro médico.

Para solucionar estos problemas en la medida de lo posible, nuestros equipos están instalando comités de referencia en distintos pueblos, que nos ayudan a facilitar el transporte de las parturientas cuando estas lo necesitan. Y también gestionamos un servicio de ambulancias con vehículos todoterreno.

En Rendel conocí a Alexis Leone, una mujer que tuvo la suerte de poder dar a luz de manera segura a pesar de las dificultades. “Hace cuatro años, cuando estaba embarazada de mi primer hijo, los médicos me dijeron que debía ir al hospital si sentía algún dolor”, me contaba. “De repente un día empecé a sentirme mal, así que cogí el camino del río y fui andando a Port-à-Piment para una consulta. Mi tensión era demasiado alta, por lo que los médicos de MSF me trasladaron en ambulancia a un hospital que está situado a una hora de distancia, donde di a luz. En Port-à-Piment entonces no había los medios que hay ahora. Y si me hubiera quedado en Rendel, me dijeron que probablemente habría muerto”.

Un recién nacido en un hospital de Port-à-Piment, Haití. Alexandre Marcou (MSF)

La derivación desde la anterior estructura de MSF en Port-à-Piment a otro hospital salvó la vida de Alexis, pero mis compañeros se habían dado cuenta ya antes del terremoto de que organizar estas derivaciones se había vuelto cada vez más difícil, ya que los centros sanitarios a los que derivaban a los pacientes en la región tenían dificultades para prestar servicios vitales, por falta de suministros, de personal y otros problemas. Esta es una de las razones por las que cuando decidimos reconstruir la maternidad decidimos también mejorar los servicios que teníamos en Port-à-Piment. Gracias a ello, los pacientes que antes eran derivados a otros centros para recibir atención de mayor nivel ahora pueden ser tratados directamente en este centro, que ahora ofrece, por ejemplo, cesáreas y transfusiones de sangre. Todo el mundo con el que te cruzas por aquí te comenta la grandísima mejora que supone para los habitantes de Port-à-Piment y sus alrededores.

El elevado número de pacientes que ha atendido el centro demuestra las enormes necesidades de las mujeres del departamento del Sur. En 2022, antes de abrir los nuevos servicios y con la maternidad todavía a medio reconstruir, nuestros equipos atendieron 700 partos. Y este año, de enero a finales de junio, el nuevo hospital ha atendido 527 partos, 60 de los cuales fueron cesáreas. Y en este mismo periodo, un total de 159 bebés ingresaron en el hospital, 99 de ellos en la unidad de cuidados intensivos.

Sin embargo, como decía antes, hay otras ciudades y pueblos del departamento del Sur -como Coteaux y Roche-à-Bateau- en las que no se han reconstruido las instalaciones sanitarias que quedaron destruidas. En Coteaux, por ejemplo, el personal sanitario intenta trabajar en un centro de formación, porque el centro de salud sigue en ruinas.

Si se quiere de verdad reducir las elevadas tasas de mortalidad materna y neonatal que hay en esta región es necesario hacer mucho más. Es imprescindible que toda mujer embarazada pueda dar a luz con un profesional sanitario formado, en una estructura adecuada y con los suministros necesarios. Y, para ello, otras organizaciones deben aumentar su ayuda, empezando por cumplir las promesas que hicieron tras el terremoto de 2021. También es necesario que lleguen más fondos para poder ayudar al Gobierno a pagar los salarios del personal sanitario en las zonas remotas. Es la única manera de que no sigan yéndose y de que otros quieran venir a trabajar aquí. Y es la única forma de disminuir las tasas de mortalidad de las mujeres embarazadas en esta zona de haití.

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