Año 1 de Milei, las feministas seguimos tejiendo
El primer golpe del actual gobierno libertario fue cerrar el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad. Después vino el cierre de la Línea 144 contra el maltrato y el Plan ENIA contra el embarazo adolescente que había logrado reducir las cifras en un 50%
Este martes el presidente de Argentina, Javier Milei, cumple un año al frente del Gobierno. Dará un discurso y festejará la imagen positiva que mantiene gracias a sus logros económicos, que se basan en haber bajado la inflación. Será una gran ironía escuchar los festejos justo un 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, vapuleados hasta el hartazgo por el libertario, su gabinete y su ejército de trolls.
Argentina es el país de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, del Nunca Más y del juicio a las juntas militares, autoras de innumerables delitos de lesa humanidad. Somos el país de la clase media pujante, de la universidad pública, de leyes de avanzada en materia de diversidad e igualdad de género.
Desde hace un año, sin embargo, Milei y su gobierno usan la motosierra para terminar con lo que consideran “la aberración de la justicia social”. Lo hacen con ahínco, desde el discurso y la acción. Cada medida es acompañada por olas de mensajes en las redes sociales que justifican lo inexplicable con discursos extremos y violentos. No terminamos de reponernos de las injurias sobre un tema que ya aparece otro mucho peor. La estrategia es despiadada.
La “ideología de género”
El primer golpe del actual gobierno libertario fue cerrar el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad. Dio de baja todos sus programas de ayuda y asistencia a mujeres víctimas de violencia, como el Acompañar, que daba, durante seis meses, un sueldo mínimo a estas mujeres para que pudieran salir de relaciones violentas.
También desmanteló la Línea de Ayuda 144, dejándola con un mínimo de personal. Entre enero y noviembre hubo 273 víctimas de violencia de género. Por los femicidios, 307 niñas y niñas perdieron a sus madres. Según la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema (OVD), solo en la ciudad de Buenos Aires hubo tres mil hechos de violencia doméstica en el último trimestre, y más de cinco mil niñas y niños sufrieron maltratos y abusos en un año. Según el Ministerio de Justicia, las denuncias por violencia sexual contra las infancias están en aumento, y superan los dos mil casos anuales.
El gobierno desintegró el Plan ENIA contra el Embarazo No Intencional en la Adolescencia, que había logrado reducir la tasa en un 50% en los últimos cinco años. Y dejó sin financiación la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) además de oponerse a la Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas. Todas estas medidas van contra leyes nacionales y privan de derechos a mujeres, niñas y diversidades.
Pero la oposición hacia todo lo relacionado a los temas de género va más allá: se están volviendo a instalar viejos temas que creíamos discutidos. Días atrás, en la facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires se realizó el “Congreso de Alienación Parental y Violencia Familiar”. El Síndrome de Alienación Parental (SAP) no figura en ningún manual de enfermedades mentales del mundo y es la herramienta que suelen usar los abusadores para defenderse de las acusaciones en su contra. El argumento es que las madres, “por venganza”, manipulan a los hijos para que digan que sus padres los abusaron.
Hace años que organismos de derechos de la infancia como UNICEF, el Comité Argentino de Seguimiento de la Convención sobre Derechos del Niño, la Defensoría Nacional de Niñas Niños y Adolescentes, entre muchos otros, se manifestaron en contra.
El contexto actual permitió volver a poner en cuestión a las llamadas “madres protectoras”, que son quienes denuncian. Pero hay más. El ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, apoya un proyecto para endurecer las penas a las mujeres que denuncien abusos y violencia de género con el argumento de que se trata de “denuncias falsas”. Sabemos que en el país hay un femicidio cada 30 horas, que se realizan unas diez mil denuncias al año, pero no hay estadísticas de “falsas denuncias” El Gobierno busca desalentar las denuncias, que las mujeres vuelvan al silencio.
También tienen un proyecto para dar de baja la ley de cupo laboral travesti-trans: “El Gobierno Nacional dispondrá las medidas necesarias para eliminar cualquier política ideológica y discriminatoria que habilite el ingreso a los empleos públicos por criterios que no sean específicamente los referidos a la propia idoneidad de las personas”, dijo el vocero presidencial. Un funcionario libertario posteó en redes una foto de la bandera LGBTIQ+ prendida fuego.
Lo que llaman “ideología de género” está en el eje de la batalla cultural que están dando contra el progresismo. El principal referente de Milei en esta cruzada es Agustín Laje: “¡No más ‘TODES’! Empieza el desmantelamiento de la ideología de género en Argentina”, anunció meses atrás el politólogo que se opone al aborto y a todo lo relacionado a los derechos de las mujeres y diversidades. Laje acaba de ser puesto al frente de la Fundación Faro, la think tank libertaria para divulgar ideas anti-Estado, anti-feministas, anti-ambientalistas, y anti todo lo que consideran la agenda “woke”.
“No vamos a adherir a la Agenda 2030, no adherimos al marxismo cultural, a la decadencia”, dijo Milei sobre la Agenda para el Desarrollo Sostenible fue firmada por 193 países, incluida la Argentina. En lo que va del año, Argentina se opuso al texto sobre derechos humanos de la Organización de los Estados Americanos (OEA), algo inédito, y fue el único país del G20 que se negó a firmar un documento para la igualdad de género. La política exterior del país sobrepasa a la de las naciones más extremistas.
Polarización
Los derechos siempre deben ser progresivos, nunca regresivos. Aun así, mucha gente apoya al gobierno libertario. Hay un núcleo duro de la ultra derecha histórica, pero es la minoría. La clave parece estar en el factor económico. ¿Es posible que cierta esperanza de estabilidad obnubile al punto de resignar derechos y permitir discursos de odio?
Un informe de la consultora Zubán Córdoba dice que la imagen positiva del gobierno llega al 47%. Pero no es homogénea: “Aspectos claves del manual discursivo libertario siguen siendo reactivos para la inmensa mayoría de la opinión pública”. Por ejemplo, el 72% de la gente desacuerda con el negacionismo del gobierno ante el cambio climático, el 57% no quiere que se derogue la ley del aborto y el 67% no quiere que se deroguen las leyes de matrimonio igualitario ni de identidad de género.
¿Días de activismo?
Desde 1991 hay una campaña mundial de 16 días de activismo contra la violencia de género. Comienza el 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y se extiende hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos. El objetivo es mostrar que la violencia contra las mujeres es la violación de los derechos humanos más generalizada en todo el mundo.
Este 25N en Argentina no fue como otras jornadas de lucha. Esta primera movilización en la era Milei no fue multitudinaria a pesar de la violencia y el desamparo. Hay temor. Marchar en tiempos libertarios no es seguro. También hay desazón y perplejidad, sobre todo en la marea de jóvenes.
Que haya cierto silencio, incluso autocensura, no significa que haya quietud. Las redes de mujeres trabajan. No hay política de Estado, pero hay solidaridad en los movimientos. Nación no paga insumos para interrumpir embarazos, pero hay socorristas que los cubren. Hay mucho sembrado. Y se sigue tejiendo.