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El optimismo tras el primer año de Sheinbaum tambalea en la frontera de México con las amenazas de Trump

Mientras la presidenta ostenta números de aprobación altísimos, los efectos económicos de la agenda del republicano empañan la visión a futuro en las zonas limítrofes, especialmente dependientes del comercio con Estados Unidos

Este artículo ha sido publicado conjuntamente con Puente News Collaborative, una organización sin ánimo de lucro dedicada a la información, organización y financiación de noticias de calidad y rigor informativo enfocadas en la frontera entre Estados Unidos y México.

Doce meses después de iniciado su mandato de seis años, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum sigue en la cima. Casi ocho de cada diez mexicanos aprueban su gestión, según las encuestas —un nivel de apoyo que eclipsa al de cinco expresidentes y que sería la envidia de casi cualquier líder mundial. La aprobación pública de Sheinbaum supera incluso la de su mentor y predecesor inmediato, Andrés Manuel López Obrador, un presidente muy popular que dejó el cargo con un igualmente sorprendente 76% de aprobación, de acuerdo con los sondeos.

Por supuesto, muchas presidencias en México comienzan con entusiasmo solo para terminar con indiferencia. O peor. Pero, al igual que López Obrador, la primera presidenta de México se gana los elogios de muchos al atacar la pobreza y la desigualdad profundamente arraigadas en el país. En los últimos seis años, 13,4 millones de mexicanos salieron de la pobreza, según cifras del Gobierno. Eso es más de tres veces lo que lograron tres administraciones de centro-derecha y orientadas al mercado en los primeros 18 años de este siglo, de acuerdo con las estadísticas oficiales.

“Creemos que nuestro país está viviendo una transformación pacífica porque cambiamos el modelo económico [de México]”, dijo Sheinbaum la semana pasada en Ciudad Juárez, antes de dirigirse a los Estados de Baja California, Jalisco y Colima, a lo largo de la costa del Pacífico. Estaba de gira nacional para promocionar lo que ella asegura son sus logros, de cara al 1 de octubre, cuando se cumple su primer año en el cargo. “No se trata de apoyar a los de arriba, sino de levantar a los de abajo”.

Sheinbaum recibe reconocimiento adicional de muchos por haber sabido, hasta ahora, esquivar con destreza las peores amenazas e intenciones de su homólogo estadounidense, Donald Trump.

Pero aunque las cifras de Sheinbaum sugieren un inicio más fuerte de lo esperado, también ocultan una realidad más complicada. Está lidiando con la inseguridad criminal, reformas judiciales controvertidas, corrupción militar endémica y las repercusiones económicas de los aranceles de Trump. Las presiones más amplias ya empiezan también a hacerse visibles, particularmente en la frontera con Estados Unidos.

“Sheinbaum está atrapada entre la espada y la pared. La espada es su coalición de Gobierno, que cada vez enfrenta más problemas”, explica Tony Payan, director ejecutivo del Centro de Estados Unidos y México en el Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad Rice, en Houston. “La pared es, obviamente, la presión económica y política que proviene de Washington”.

Al señalar que alrededor del 80% del comercio mexicano es con Estados Unidos, Payan añade: “México es, por mucho, el país más sensible y vulnerable. Brasil tiene un 7% de comercio con Estados Unidos. Brasil puede sobrevivirlo e incluso sustituirlo. México no puede”.

La presión en la frontera

En las ciudades industriales que van desde Tijuana hasta Ciudad Juárez, Del Río y McAllen, la frontera suele anticipar tendencias nacionales. Muchos residentes fronterizos entrevistados perciben una tormenta en el horizonte. Con los aranceles estadounidenses forzando recortes, los empleos bien remunerados se están volviendo escasos y han comenzado los despidos masivos.

En Tijuana, colindante con el área metropolitana de San Diego, más de 23.000 trabajadores han sido despedidos en los últimos 12 meses, según Federico Bañuelos, presidente de INDEX, la mayor asociación del país de plantas maquiladoras orientadas a la exportación.

En Ciudad Juárez, que comparte el Río Bravo con El Paso, unos 65.000 de los 340.000 trabajadores maquiladores de la ciudad fueron despedidos en el mismo periodo, asegura Jerry Pacheco, presidente y director ejecutivo de la Border Industrial Association. “Es una caída enorme, enorme, algo sin precedentes”, afirma Pacheco, culpando a los aranceles de Trump y al aumento de la automatización. “Estamos hablando de incertidumbre económica”.

Entre los despedidos está Ángel Vargas, quien perdió hace poco su empleo en la industria automotriz, donde había trabajado durante 10 años. Ahora vende burritos y comida preparada por su esposa y su suegra, no muy lejos del Puente Internacional Paso del Norte que conecta Ciudad Juárez con El Paso.

“Lo que sea necesario para llegar a fin de mes”, comentaba mientras ofrecía burritos de res y de cerdo. Elogió los programas sociales de Sheinbaum para ayudar a los pobres: “Toda ayuda es bienvenida para evitar el oscuro mercado informal”, señalaba, en referencia al mundo del crimen organizado.

En Tijuana y otras comunidades fronterizas, las fábricas antes rogaban por trabajadores. Carpas de reclutadores abarrotaban los parques industriales en busca de personal. Los bonos de contratación y otros beneficios eran comunes. Hoy, buscadores de empleo hacen fila afuera de las maquiladoras con la esperanza de conseguir cualquier trabajo disponible.

“He estado enviando mi currículum, pero nadie me ha devuelto la llamada”, dijo Roberto, un exsupervisor de línea en una maquiladora de Tijuana. Perdió su empleo hace tres meses tras verse obligado a cambiar de turno —algo que no podía aceptar mientras seguía estudiando. Pidió no usar su nombre completo por temor a ser incluido en listas negras.

La hermana de Roberto se mudó en 2023 desde su natal Veracruz, en el sur de México. Entonces encontró trabajo de inmediato, cuenta él. Ahora ella también se preocupa por la seguridad laboral.

“Conforme han aumentado los aranceles, también lo han hecho los precios de los productos que fabricamos y los clientes han dejado de comprar en Tijuana”, dijo Marta, la hermana, quien también pidió no dar su apellido. “Prefieren países más baratos como Guatemala”, el país centroamericano adonde se han trasladado muchas maquilas.

El panorama laboral es igual de sombrío a nivel nacional. Entre abril y agosto, las empresas recortaron casi 265.000 puestos —una contracción no vista al menos desde el inicio de este siglo, según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). La comparación excluye la caída excepcional de 2020, cuando la pandemia del coronavirus y el cierre económico de dos meses costaron temporalmente a México 1,1 millones de empleos.

En ese contexto, Sheinbaum ha presentado el Plan México. El proyecto busca inyectar un nuevo impulso a la economía mediante la creación de centros de producción en todo el país. Los promovió durante su visita a Ciudad Juárez y Mexicali.

Estos centros de desarrollo regional, ha prometido, proporcionarán la infraestructura y los servicios que las empresas necesitan para establecer operaciones. Además, las empresas se verían fortalecidas con vínculos con instituciones de educación superior para garantizar un flujo constante de trabajadores calificados.

Sheinbaum también se compromete a impulsar el crecimiento mediante asociaciones de empresas con la petrolera estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), el productor de petróleo más endeudado del mundo. El plan pide a las compañías generadoras de energía construir nuevas plantas en zonas desatendidas para abastecer a las industrias que se reubican o expanden en México.

Pero, casi diez meses después, ni los centros de desarrollo ni los proyectos energéticos se han materializado. Esto ha llevado a los críticos a preguntarse si Sheinbaum ha dejado de lado algunos objetivos económicos mientras lidia con Trump.

“México enfrenta dos obstáculos clave para atraer inversión extranjera: un poder judicial electo que amenaza la imparcialidad judicial, y una generación eléctrica insuficiente para impulsar nuevos proyectos manufactureros”, sostiene James S. Taylor, fundador de Vianovo, una firma consultora con sede en Austin que tiene clientes a ambos lados de la frontera.

La relación con Trump

Quizás el mayor triunfo de Sheinbaum hasta ahora ha sido aplacar a Trump —al menos en dos ocasiones— para que no imponga aranceles más altos a los productos mexicanos que no cumplen con el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Gracias en parte a sus negociaciones directas con Trump, México sigue pagando el arancel efectivo más bajo entre los principales socios comerciales de Estados Unidos, aunque no está claro si eso se mantendrá.

Recientemente, Sheinbaum anunció —al estilo de Trump— que el país también impondrá aranceles punitivos de entre 30 y 50% a las importaciones provenientes de naciones con las que no tiene acuerdos comerciales. La mayoría de los analistas interpretó la medida como un gesto hacia Trump, ya que probablemente afectará a los productos fabricados en China y vendidos en México, muchos de los cuales se sospecha que son reexportados a Estados Unidos. En las calles de El Paso, de vez en cuando se observan autos eléctricos chinos.

Además, un reciente escándalo relacionado con el contrabando de millones de barriles de combustible desde Texas hacia México ha hecho que las luchas internas de la Administración de Sheinbaum sean más visibles para el público. Según las autoridades, el esquema presuntamente fue facilitado por altos funcionarios cercanos a Morena y por miembros de alto rango de la Marina, incluyendo a un vicealmirante y un contralmirante.

Y aunque la violencia y las desapariciones siguen siendo altas en muchas partes de México, el número de homicidios ha disminuido de manera significativa en el último año. Según Lantia Intelligence, una firma consultora en seguridad, la tasa de homicidios del país cerró la primera mitad de este año en su nivel más bajo en ocho años.

“No podemos llamarlo una victoria”, escribió en una columna periodística Eduardo Guerrero, fundador y director de Lantia. “Sin embargo, me atrevo a decir que estamos en un franco proceso de pacificación y que este proceso tiene una alta probabilidad de éxito”.

Hasta ahora, Sheinbaum ha logrado persuadir a Washington de que la colaboración en tareas de combate al narcotráfico es más efectiva que la acción unilateral. En dos ocasiones, México entregó a algunos de sus narcotraficantes más buscados para enfrentar múltiples acusaciones en Estados Unidos. En total, el Gobierno de Sheinbaum ha extraditado a 55 traficantes de drogas.

Ha recibido elogios incluso del secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, quien se refirió a la cooperación en seguridad con México como “la más estrecha”, tras una reunión con Sheinbaum y su gabinete de seguridad durante una visita reciente. “Gran parte del mérito corresponde a la presidenta Sheinbaum y a su Administración por abordar problemas que habían sido ignorados durante mucho tiempo”, dijo.

La mayoría de los mexicanos —incluso algunos críticos de Sheinbaum— reconocen que la popularidad de la presidenta puede resistir las nubes cada vez más oscuras de incertidumbre económica que se ciernen sobre la frontera. Pero solo por un tiempo.

De regreso en Tijuana, los signos de la característica resiliencia de la frontera aún brillan, aunque débilmente. Roberto logró encontrar un empleo, pero no en el sector manufacturero. Afirma que los empleadores ahora son mucho más selectivos, ya que tienen más candidatos que vacantes y dan preferencia a personas más jóvenes. Su hermana sigue trabajando, pero algunos de sus turnos han sido cancelados, lo que aumenta su preocupación mientras busca la manera de mantener ese empleo.

García reportó desde Ciudad de México. Calderón desde Tijuana y Corchado desde Ciudad Juárez, Austin y El Paso.

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