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Los bulos no frenan el voto anticipado: 14 millones de estadounidenses ya han elegido presidente

Las elecciones han comenzado en casi todos los Estados del país con una participación anticipada superior a la media

Una persona vota el primer día de votación anticipada en las elecciones generales en Miami, Florida. El 21 de octubre de 2024.
Una persona vota el primer día de votación anticipada en las elecciones generales en Miami, Florida. El 21 de octubre de 2024.Lynne Sladky (AP)
Nicholas Dale Leal

La fecha de las elecciones en Estados Unidos es el 5 de noviembre, pero en realidad ya han comenzado. Este lunes Texas y la mayoría de los condados de Florida, junto con Alaska, Arkansas, Connecticut, Idaho, Dakota del Norte y Carolina del Sur, han abierto el voto adelantado en persona. Con estos, ya solo quedan un puñado de Estados por habilitar la votación anticipada presencial, aunque son algunos de los más poblados, como Nueva York o Nueva Jersey. A lo largo de esta semana se terminará de llenar el mapa. Hasta ahora, casi 14 millones de ciudadanos (un 7% del censo) ha votado de manera anticipada.

En total, poco menos de un tercio de los votantes del país, un poco más de 57 millones según datos recopilados por The New York Times, han solicitado la papeleta para votar de manera anticipada. Una cifra que sería un récord si no se contara la anomalía de las elecciones de 2020, marcadas por las restricciones impuestas por la pandemia del Covid, y que ofrecen indicios para anticipar que la participación de este año está encaminada a ser histórica.

En Texas, sin embargo, la historia es un poco diferente. Apenas 133.713 votantes han solicitado la papeleta para votar por adelantado, menos de un 1% del electorado. Aunque esto tal vez dice más de las restricciones que ha impuesto el Estado fronterizo a las modalidades que facilitan el voto, especialmente de las minorías —aquí también se incluyen medidas en contra del voto por correo y los horarios extendidos de las mesas de votación, así como campañas para impulsar el registro de votantes—, que del entusiasmo electoral de los votantes texanos.

En esta ocasión, como ha sido el caso desde 2016, cuando el expresidente Donald Trump instauró la era de los bulos y la desconfianza electoral en la democracia estadounidense, en Texas se ha alimentado la mentira del “voto ilegal” en el que millones de inmigrantes indocumentados supuestamente votarán en estas elecciones. Amparados en esa mentira, el gobernador, Greg Abbott, y el fiscal general, Ken Paxton, emprendieron en los últimos meses una cruzada contra el voto. Con el comienzo del sufragio anticipado este lunes, sus intentos previos por “suprimir” el voto, como se suele referir al conjunto de prácticas que torpedea la votación de especialmente las minorías que suelen votar por el partido demócrata, se dan por concluidas. Todo apunta a que Texas seguirá siendo un Estado republicano, y que las artimañas electorales de las que suele ser uno de los principales exponentes siguen funcionando.

Del otro lado del Golfo de México, en Florida, en cambio, casi un cuarto del electorado ha solicitado el voto anticipado. A partir del lunes, más de tres millones de floridanos pueden elegir a su nuevo presidente, así como votar por sus representantes en el Congreso y varias enmiendas a la constitución estatal, entre las que resaltan la que protegería el derecho al aborto y la que legalizaría la marihuana en el Estado.

A pesar de las advertencias sobre un supuesto fraude aireadas este año, y también de la desconfianza generada hacia el voto por correo desde el apogeo de esa conspiración en las elecciones pasadas, este lunes un 7% del censo nacional ya había votado. En la práctica, todo voto suma, y en estas elecciones tan apretadas ambos partidos han impulsado la votación en todas sus modalidades. En Pensilvania, por ejemplo, los republicanos han destinado más de 10 millones de dólares a persuadir a los ciudadanos para que voten por correo en noviembre. Pero hasta ahora, el número de solicitudes de voto realizadas por los demócratas registrados en el Estado ha superado con creces las solicitudes realizadas por los republicanos. Asimismo, durante un acto de campaña este lunes en Carolina del Norte, el expresidente Donald Trump reconoció que no ha visto ninguna prueba de interferencia electoral, a pesar de sus numerosos comentarios anteriores contradictorios.

De hecho, en todos los Estados bisagra, la participación anticipada ha estado por encima de la media. En Georgia y Carolina del Norte, se han roto récords: en el primero ya han votado 1.425.000 personas, un 20% del electorado, mientras que en el segundo se ha superado el millón de votos, un 16% del censo, en solo cuatro jornadas hasta ahora. Y en Míchigan han votado más de 1.018.000 personas (13%), en Pensilvania más de 787.000 (10%), en Nevada más de 187.000 (10%), en Arizona más de 398.000 (9%) y en Wisconsin más de 305.000 (9%).

Esto, a pesar de que precisamente Georgia y Carolina del Norte fueron algunos de los Estados que hicieron cambios a sus reglas de votación anticipada en los últimos años. En Georgia, la legislatura y el gobernador republicanos aprobaron una ley drástica que redujo el tiempo para solicitar el voto por correo, impuso nuevos y estrictos requisitos de identificación para esos votos y limitó significativamente la disponibilidad de buzones de voto por correo. Carolina del Norte ha añadido restricciones similares, y este año envió las papeletas de voto por correo a los votantes con dos semanas de retraso, después de que un tribunal ordenara la eliminación del nombre de Robert F. Kennedy de las papeletas en el último minuto. El huracán Helene también planteó problemas a los votantes del Estado, causando importantes daños y problemas de accesibilidad en 10 centros de votación anticipada.

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Sobre la firma

Nicholas Dale Leal
Periodista colombo-británico en EL PAÍS América desde 2022. Máster de periodismo por la Escuela UAM-EL PAÍS, donde cubrió la información de Madrid y Deportes. Tras pasar por la Redacción de Colombia y formar parte del equipo que produce la versión en inglés, es editor y redactor fundador de EL PAÍS US, la edición del diario para Estados Unidos.
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